Naruto entró a un restaurante con la mujer a su lado, pidiendo la carta del sitio y detallando los platillos para después dirigir sus ojos al enorme ventanal. La vista de ese lugar era hermosa. Sakura soltó una risa suave que atrajo la atención del rubio.
—¿No te gusta la comida de aquí?
—No es eso, solo que los ricos creen que entre más costoso más delicioso es su sabor, y aunque no niego que hay cosas deliciosas en sitios como éste —hizo una pausa y señaló al mesero lo que deseaba comer— conozco lugares que no cambiaría ni por el oro enchapado en un plato.
Naruto rio en voz alta ante su osadía, causándole curiosidad.
—Espero y me lleves algún día a comer lo que no cambiarías por nada del mundo.
Sakura se sonrojó levemente al notar el brillo en sus azules ojos.
—No lo dudes.
Después de comer y hablar cosas cómo "¿Qué te gusta" "¿Tienes mascotas?" "¿Cuál es tu dulce preferido?" -en resumen- una plática informal en todo el sentido de la palabra; salieron del restaurante.
Sakura se quedó de pie observando las luces de las casas bajo la colina, las cuales alumbraban como pequeñas luciérnagas a lo lejos, sintiendo nuevamente como el Uzumaki la abrazaba por atrás. Ella recostó su cabeza en su hombro, pasando a mirar el cielo. Naruto señaló una estrella, mostrándole una figura que Sakura al verla aplaudió en brevedad, asombrándose como pequeña niña recién salida al mundo. La empatía que le surgía naturalmente a Naruto empezaba a cautivar a Sakura, deseando estar más tiempo con él.
Ojalá, y con tan sólo desear las cosas se hicieran realidad.
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Shikamaru se tumbó en la gran colcha con la vista al techo, fumando un cigarrillo mientras meditaba en su cabeza.
El viento helado que entraba por la ventana le erizaba la piel, el olor a carne quemada que dejó haciendo en la cocina le ajetreaba los sentidos. Todo eso era lógico, pero... qué tan lógico sería abrir la boca y soltar su hipótesis que era correcta. Lo único era conseguir pruebas pero eso sería demasiado problemático, porque la mujer de cabello extravagante era peligrosa, sin mencionar a los hombres más buscados del país que eran sus perros fieles.
Él sabía de más. Con solo juntar escenas, comportamientos, palabras, hasta con el más mínimo movimiento podía predecir lo que sucedería. Pero esta vez era diferente, porque no solo era espectador, era participe al encubrir un cobarde con delirios narcisistas. Pero y si hablaba qué pensaría Ino, ¿le creería a él o a Sasuke?
A Sasuke definitivamente.
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Sasuke se montó a horcajadas sobre Ino, soltándole el largo cabello color oro que se esparcía por toda la felpa del mueble, decorándolo. El Uchiha sonrió de lado y besó sus labios con suavidad, profundizando el beso ante los jadeos que soltaba ella por sus caricias. La despojó de su transparente blusa y acarició sus abultados senos, masajeándolos con delicadeza, grabando en su cabeza cada expresión que le otorgaba Ino ante el tacto. Sasuke le tomó del mentón y la forzó a abrir los ojos.
—No dejes de mirarme, porque tú me perteneces —su ronca voz causó estragos en ella, acariciando sus facciones masculinas como súplica para que la besara nuevamente.
Él la consintió y jugueteó en su cavidad, levantándole los muslos para posicionarse completamente entre sus piernas, bajó sus bragas ya que la falda le colaboraba de sobre manera. Se quitó su camiseta en un instante. Ino sonrió complacida ante los músculos de su pareja.
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LIAR [Terminada]
Hayran KurguEl amor, la obsesión, el desprecio, la humillación, la infidelidad. ¿Qué tanto te pueden dañar? Créditos de la portada a Annette-san.