2. Bienvenida princesa Seelie Queen.

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Estoy en mi habitación viendo al techo, claro, porque intentar encontrar mosquitos o algo que llame mi atención y deje de pensar en demasiadas tonterías. Si eso es lo que deseaba. Toda la semana desde que oficialmente terminé con Sebastian y acepté el arreglo matrimonial. Porque mi mente no dejaba de pensar en que Sebastian Verlac tenía una relación con ese médico desde hace seis meses y nosotros siempre nos revolcábamos. Aunque tal vez fue eso, el sexo era bueno, pero yo nunca le dije palabras bonitas al terminar el coito, solo nos abrazábamos de vez en cuando, nunca hablamos de un futuro para los dos. Porque ambos sabíamos y fuimos conscientes de la realidad. Que esto ocurriría en algún momento y por fin llegó.

Ese día lo que hice fue salir corriendo, estuve espantado por el compromiso. Alguien tocó a la puerta de mi habitación, la chaparra más fastidiosa que conocía. Ella estaba en el umbral, con su cabello zanahoria y sus ojos verdes, mostrándome culpa y también compasión.

-¿Cómo te sientes?

-¿Ahora va a ser una costumbre tuya venir a visitarme todas las noches? -Pregunté sentándome.

Clarisa, mi hermana me sonrío y fue a sentarse junto a mí.

-Mamá me dijo que mañana llegará la princesa Seelie a Alacante. 

Nuestros muslos se rozaban, ella acomodó su cabeza en mi hombro y sujetó mi mano.

-Simon dice que tan siquiera tú prometida es alguien hermosa.

-Simon es un idiota -espeté.

Mi hermana pequeña sonrío, nuestros dedos se acariciaron. Era un tipo de comunicación secreta entre hermanos. Donde yo entendía, nos llevábamos tan bien los dos. Yo amaba a mi hermana, pienso que ella sería la Reina perfecta. De pequeña siempre jugábamos en querer ser reyes. Ella se casaría con el príncipe William de Inglaterra. Lástima que le ganaron. Si yo no fuera homosexual, tal vez hubiera tenido un pequeño enamoramiento. Recuerdo que Michael Wayland Jr me reveló que su primer beso fue con su hermana. Ellos se llevan por tres años. Vi los labios de mi hermana, después sus ojos verdes y ahora mostraban preocupación.

-¿Con quién te hubieras casado de poder elegir por tú cuenta? -Me preguntó.

-Contigo -respondí sin pensar.

Ella no dejó de mirarme y vi como tragó saliva que bajó por su cuello y su garganta. Apreté su mano con fuerza y llevé la que tenía libre a su cabello.

-La puerta está abierta... -dijo en un susurro.

-Siempre eres torpe -respondí soltando su mano.

Y pensé que ahí se quedaría todo. Que después nos reiríamos de esto. Pero ella se puso de pie y cerró la puerta, después con su mano temblando puso el seguro y también la aldaba.

-¿Qué haces Clary? -Pregunté confundido.

-Te quiero Jonathan -me dijo sin girarse, ahora quien tragó saliva fui yo.

-Chaparra.

-Mañana va a llegar tú prometida y se quedará en la Casa Veraniega de la familia en Brocelind, anunciarán su compromiso en la noche y yo también muero de celos, de saber que otra mujer que no seré yo ahora será la dueña de tus pensamientos por imposición, cuando éramos niños me prometiste que yo sería la única.

-Eres mi hermana, siempre serás la única y tal vez no seas la Reina de Idris pero eres la Reina de mi corazón.

Ella se giró, me sorprendí al ver que se había desabrochado la blusa y se veía su brasiere negro que llevaba debajo. Caminó hacia mi y llevó sus manos a mis mejillas. Lágrimas empezaron a asomarse de sus ojos.

EL HEREDERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora