Manzanas

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El pelinegro observa fijamente a su amigo mientras él se encuentra picando algunas manzanas.

— ¿Crees que le guste?

— No creo que quiera comer.

El rubio sonríe y niega con la cabeza.

— Sabes que a Sakura le gustan las manzanas, son sus favoritas.

— Le gustaban.

— Aún le gustan.

— No las comerá.

— ¿Quieres apostar?

El pelinegro se levanta de la silla y abre la refrigeradora. Sabe que apostar con él es una mala idea, pero su orgullo no le permite decir que no. Saca una jarra de jugo de naranja y se sirve un vaso.

— Estoy dentro.

— Bien —sonríe el rubio enseñando sus dientes blancos— Si se come las manzanas, la besaré primero.

El pelinegro casi arroja el vaso de cristal al escucharlo. ¿Cómo diablos conseguirá besarla? Su amigo definitivamente está demente y sigue pensando que esta es una jodida mala idea, pero mientras pasa el tiempo más complicado será dar marcha atrás y lo sabe perfectamente.

Ambos suben las escaleras en silencio, el rubio lleva la bandeja de alimentos para la pelirrosa. Seguramente ya está despierta. ¿Qué dirá? ¿Cómo reaccionará? Aunque le cueste admitirlo se encuentra algo ansioso y preocupado. Empuja la puerta de la habitación, y entra seguido de su amigo. No puede ver nada, escucha a Naruto maldecir al golpearse el pie seguramente con el escritorio. Finalmente encuentra la lámpara, y consigue encenderla después de tocarla ligeramente algunas veces. Tienen la luz suficiente para observarla, sus pestañas moviéndose con prontitud intentando acostumbrarse a la luz. Las gotas de agua salada resbalando por sus mejillas. Hubiera sido mejor encontrar algo con que cubrir sus rostros así no tendría que dar la cara por toda esta porquería que le estaban haciendo.

Ella se mueve intentando soltarse.

— Sakura —pronuncia el rubio sentándose en la cama—. Voy a soltarte. Todo estará bien, lo prometo.

El pelinegro observa los movimientos de su amigo. Naruto lleva su mano a la boca de Sakura y de un jalón le retira la cinta adhesiva del rostro. Escucha un quejido y el llanto incrementándose.

— Naruto, tienes que ayudarme, suéltame pronto, por favor, no sé lo que está sucediendo.

El pelinegro prefiere salir de la habitación, pero sus pies no quieren obedecerlo, aún tienen una oportunidad, pueden decirle que unos ladrones se metieron a robar a casa, los golpearon y la dejaron amarrada, que ellos sólo han venido a salvarla.

— Te soltare, pero primero debes comer algo.

— Sasuke —ella habla, y él finalmente decide hacer contacto con sus ojos verdes. Tan frágil e ingenua—. Primero ayudame, me duelen mucho las manos, puedo comer después, Naruto, por favor.

— Abre la boca, Sakura —Ella mueve su cabeza en negación y el rubio la agarra con una mano del mentón obligando a que ella se detenga—. Come, debes tener hambre.

— Tienes que soltarme —ella grita—. Por favor, sueltame, esto no es gracioso, si es una broma paren, estoy muy asustada.

Naruto se levantó de la cama y colocó la charola encima del escritorio.

— Comerá después, es totalmente normal que se encuentre así —Menciona Sasuke intentando tranquilizarlo.

— Son las estúpidas manzanas que le gustan —gritó con enojo— ¿Te gustan verdad? — se dirigió a ella—. Responde Sakura. ¿Aún te gustan verdad?

Inolvidable (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora