Capítulo 17

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Elizabeth abrió los ojos lentamente, no se movió por un rato, se quedo observando el techo de la cama donde estaba recostada. luego se enderezo un poco, como para levantarse, al ver a su alrededor se encontró con un dulce e inofensivo Ciel durmiendo sobre un sillón, no parecía muy cómodo. En ese momento todo lo que había ocurrido volvió tan repentinamente a la mente de Lizzy. 

Ella recordó como bajaba las escaleras junto con el hombre que amaba desde pequeña, como tenia entrelazado su brazo junto con el de él. Recordó como anhelaba la idea de bailar juntos, que Ciel la tomara por la cintura y ella colocara sus manos en los hombros de él. Lo mágico que seria ese momento sumado a que ambos podrían verse directamente, sonrojarse y reír juntos. Incluso, aunque no sea lo correcto ya que no están casados aun, darse un suave beso, no importaba que sea corto, solo con sentir un segundo los labios de Ciel era suficiente. Pero también recordó como todas esas ideas se desvanecieron cuando Sebastian abrió la puerta y otra persona igual a el Ciel que estaba junto a ella apareció en la entrada. Como su mente empezó a titubear y todo se mezclo en su cabeza, por un segundo pensó que estaba soñando y tal vez eso justificaría lo tierno que se comportaba Ciel últimamente. Pero no, todo fue verdad, y la mas atroz, sintió como su corazón se desgarraba al escuchar a aquel sujeto decir que era el verdadero Conde Ciel Phantomhive...¿Quien era entonces el hombre a quien le había festejado su cumpleaños?

Lizzy busco sus zapatos que estaban al lado de la cama, se los coloco muy cuidadosamente, camino lentamente hacia su prometido, al llegar hasta él se quedo mirándolo. Elizabeth se arrodillo junto a Ciel... fue acercando su mano hacia el parche que tapaba uno de los ojos de él, dudo un segundo pero continuo. Retiro el parche y lo tiro al suelo, sus ojos estaban cerrados. Lizzy acaricio el rostro del Conde, esto hizo que el despertara de inmediato, abrió ambos ojos. Cuando la Marquesa noto el ojo de Ciel se asusto, y se alejo de inmediato. Todo en la habitación estaba oscuro, solo una leve luz que reflejaba la luna a través de la ventana la dejaba ver, pero aquellos ojos brillaban a pesar de todo, en especial el que antes tenia un parche. Aquel ojo que al ser abierto revelo su color violeta con un extraño símbolo que era lo que provocaba aquel brillo. Jamás había visto algo semejante. Cuando Ciel, todavía algo dormido, vio que Elizabeth se había alejado de él con un leve sonido que indicaba temor por parte de ella notó que no llevaba puesto su parche. Vio que aquel objeto se encontraba tirado en el suelo, volvió a ver a su prometida que seguía observándolo con una cara de enorme sorpresa. El joven inmediatamente se tapo su ojo que poseía la marca del contrato que había realizado con Sebastian e involuntariamente se asusto por el hecho de que ella lo haya visto. Ciel lo sabia, ya era demasiado tarde, Lizzy ya vio aquella marca, además también vio al verdadero heredero Phantomhive, no se le venia a la cabeza ninguna excusa para darle.

-- Hablemos, estoy dispuesto a decirte toda la verdad...

[...]

Lizzy se encontraba se encontraba dentro de la bañadera, una sirvienta que pertenecía a la mansión Midford la ayudaban a higienizarse, le daba suaves masajes en la cabeza para que quedara completamente limpia y brillante la suave y rubia cabellera de la joven. Normalmente a Elizabeth no le agrada que la ayuden a bañarse siempre dice que es capaz de hacerlo sola, pero ese sía necesitaba darse una ducha que la ayudara a refrescarse y calmarse, no estaba en condiciones para preocuparse de lo demás.

-- Marquesa...¿Que le ocurrió en su mano? .- La joven sirvienta de la casa le pregunto con una gran preocupación. Elizabeth dirigió su vista hasta su mano, esta estaba algo lastimada, como raspada entonces se acordó lo que provoco que este así. Al momento donde su cuerpo se desvanecía, antes de perder total control de si, logro que su cabeza cayera sobre su mano, lo cual hizo que el golpe contra el suelo no fuera de mayor gravedad, de lo contrario el impacto pudo haberle ocasionado algún tipo de daño serio.

Al terminar la ducha, la sirvienta junto con otra mas la ayudaron a vestirse, ya era tarde así que solo le pusieron un pijama y la ayudaron a recostarse, ambas sabían que la joven no se sentía bien, por eso la atendieron lo mejor que pudieron.

-- No le digan a mi madre ni a Lady Margaret como me encuentro, no es nada, solo me duele la cabeza.- Las mujeres no eran incrédulas así que no creyeron lo del dolor de cabeza, pero aun así asintieron y se retiraron de la habitación. Por el pasillo ambas se quedaron mirándose una a la otra.

-- Seguro es algún tipo de mal de amores con el joven Phantomhive, pronto se perdonarán.

-- Ojalá sea simplemente una discusión de prometidos, rezo por que no sea algo mas serio.

¿Amor o Deber? - Ciel y LizzyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora