trece

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Silencio.
Era lo único que había, un extraño y profundo silencio, no se oía una mísera gaviota en la playa, a los oídos de la castaña llegó el sonido de las pisadas de sus acompañantes en la arena, pero nada más en kilómetros.

Por si esto no fuera lo suficientemente tétrico, la húmedad y poca presencia humana había dejado que la niebla se apoderase de la isla de Pyke.

—Theon.—llamó Ava no atreviéndose a avanzar.

Rápidamente el chico se posicionó a su lado con un extraño semblante, el castaño pareció darse cuenta de que Ava notó su cambio en la manera de actuar.

—No me gusta este lugar.—justificó Greyjoy.

La Hawke sonrió al muchacho y acarició su espalda, lo que a Theon le dió una sensación de comfort que hacía mucho no sentía.

—Avancemos juntos, no sabemos lo que puede haber más adelante.—Jon interrumpió la escena separándoles y adelantando la marcha para que le siguieran.

A su paso no había más que escudos caídos, puestos destrozados, hogares incendiados y signos de enfrentamiento. Pero ni un solo cadáver.

—Conseguirían reducirlos, los superaban en número. A Nicholas no le gusta usar la fuerza.—no dejaba de repetir Gwath Fenns, quien lucía más asustado que ninguno de los allí presentes.

—Deberíamos separarnos para registrar el sitio en busca de alguna evidencia.—todos asintieron y tomaron cada uno un camino distinto.

Ava se introdujo por una pequeña plaza que parecía ser un mercado, todo lucía como si la gente hubiera abandonado el lugar repentintamente, los alimentos expuestos estaban en mal estado y algunos comenzaban a desprender olor. Un fuerte golpe hizo que la castaña se sobresaltara y se giró con la mayor rapidez posible.

El joven Fenns la observaba desde una ventana en una de las torres varios metros más allá, sus carcajadas resonaban por toda la plaza.

—¡Me has asustado, idiota!—gritó Ava.

—De eso se trataba, mi señora.

La castaña iba a responderle con una hostilidad, pero un pequeño copo de nieve cayó sobre su nariz e hizo que se extrañara. A este pequeño copo le acompañaron unos cuantos más.

Ava extendió sus brazos y rió al ver el espectáculo color blanco, hacía siglos que no veía más nieve que la que cubría los suelos del Norte.

Gwath disfrutaba de cómo su reina lucía tan feliz con algo tan simple como la nieve.

Jon se acercó a la castaña por detrás, no queriendo interrumpir se quedó observando en silencio a la muchacha disfrutar bajo la nieve

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Jon se acercó a la castaña por detrás, no queriendo interrumpir se quedó observando en silencio a la muchacha disfrutar bajo la nieve.

Pronto Ava se dió cuenta de que los dos hombres la observaban y se detuvo repentinamente.

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