HAWKE

catorce

Su cuerpo golpeó contra los barrotes lo cual hizo que se despertase repentinamente. Al principio la luz era tan cegadora y su mareo tan intenso que tardo varios minutos en recuperar la consciencia.

Se abalanzó contra los barrotes para poder ver mejor, un grupo de hombres cargaban su celda.

—¿Quién sois?—gritó Ava, algunos se giraron a mirarla, pero no hubo respuesta.—¿Dónde estoy?

Lentamente apoyó su peso sobre sus piernas para poder ponerse en pie y recorrió el lugar con la mirada, se encontraban en una llanura desierta y detrás cargaban a Jon, el cual estaba sentado con la mirada pérdida.

—No responderan.—Jon miró a la castaña.—Lo he intentado por mucho tiempo.

—¿Cuánto tiempo he estado dormida?—la Hawke se acercó al borde de la celda para estar a menor distancia de Nieve.

—Un día, quizá dos.—Jon volvió a bajar la cabeza, parecía frustrado.

Los hombres comenzaron a dialogar en una lengua parecida al antiguo valyrio, Ava agudizó el oído para intentar entender algo.

Llegamos.

La castaña levantó la mirada, a lo lejos había una ciudad, con unas torres increíblemente altas, escondida en medio de las dunas del desierto. El centro lo decoraba una enorme fogata en la cual había un rio de lava corriendo a sus pies, una muralla rodeaba toda la ciudad casi protegiéndola de lo que pudiese haber fuera. A medida que se acercaban la Hawke no podia creer lo que veían sus ojos.

—Jon.—dijo ella reclamando la atención del hombre.

Nieve emitió un sonido pero sin llegar a articular palabra ni moverse.

—Jon, por favor.—repitió ella.

—¿Qué es tan importante?—el hombre se puso en pie para mirarla.

—Contadme, ¿cuánto sabéis de la Antigua Valyria?—el bastardo no entendió muy bien la pregunta y quedó algo confuso hasta que miró al frente.

—La lava de la Catorce Llamas corría por toda la ciudad.—respondió finalmente

Ava miró horrorizada al Nieve, no sabía dónde estaban ni lo que estaba ocurriendo, pero estar ahí en ese momento no era ninguna casualidad.

***

El paso por la ciudad dejó sin palabras a la Hawke, tenia un sentimiento de nostalgia por algo que nunca había vivido, casi parecía un viaje en el tiempo. Torres tan altas como te alcanzara la vista, la lava corriendo entre estas y las esfinges decorando cada edificio de aquel sitio. Casi parecía una broma.

Llegados a la torre más alta se detuvieron, sus raptores dejaron sus jaulas en el suelo y abrieron las celdas, dejándoles salir. Uno de ellos se acercó a la Hawke antes de que pudiera poner un pie en el suelo y habló esta vez para que pudieran entenderles.

—Bienvenidos, Mi Señora.—hizo una pausa y se dirigió a Jon.—Y, Mi Señor, deben subir a lo alto de esta torre, dentro les proporcionaran todo lo que necesiten.

—¿Dónde nos encontramos?—volvió a preguntar la castaña.

—Todo lo que necesiten saber se lo responderan una vez hayan subido.—todos ellos comenzaron a retirarse lentamente dejándolos solos.

Los dos se miraron y sin decir palabra comenzaron a caminar para introducirse en La Torre en busca de respuestas. Dentro solo había silencio y miles de escaleras que parecían no tener fin.

—¿Debemos subir a pie?—Nieve parecía dudoso pero Ava ya había comenzado a subir las escaleras, de modo que el pelinegro la siguió a paso rápido.

***

Invernalia

—¿Noticias sobre Jon Nieve?—preguntó Daenerys desesperada.

—En ese barco iba también mi hermana.—discutió el Hawke.

Sansa Stark rodó los ojos, rogándole a los dioses que le entregaran paciencia para afrontar lo que tenía por delante y no enloquecer. Casi echaba de menos a Nieve aunque había una ligera posibilidad de que este hubiese muerto junto a la única Hawke en la que confiaba.

—Dejad de discutir y rezad porque vuelvan los dos antes de que lleguen los muertos.—la pelirroja dijo estas palabras con frialdad mientras miraba al frente.

Pasados unos minutos mientras los tres se hallaban en silencio, aparecieron dos siluetas por el horizonte, uno de esos hombres sostenía al otro forzándose a llegar a las puertas de la capital del Norte.

—Id por ellos.—ordenó Sansa a uno de sus caballeros.

Mientras las puertas se abrían la reina en el
Norte agudizó la vista para intentar reconocer a las personas que se acercaban en su dirección, pero alguien se le adelantó.

—Greyjoy.—dijo Alexander justo al lado de la Stark, que le miró sorprendida por tenerlo tan cerca.

El Hawke no retiró la vista del frente hasta que vió algo que no le gusto y descendió las escaleras a paso rápido exigiendo que se abrieran las puertas. Minutos después aparecieron los soldados cargando a un Gwath muy malherido y a un Greyjoy bastante afectado.

Sansa abrazó a Theon ante la mirada de Daenerys, que solo podía recordar la traición de este y pensar en cuándo regresaría Jon Nieve para poder sentirse en casa. Allí nadie la quería ni la respetaba, pero ella se haría respetar.

—¿Qué ha pasado?—preguntó el Hawke interrumpiendo el momento entre los dos hermanos y sacando del marasmo a Dany.

—Encontramos un montón de cadáveres en Pyke y un objeto extraño en una de las habitaciones. Después solo recuerdo un fuerte sonido y despertar en medio de todos aquellos muertos, pero sin rastro de Jon o Ava.—el castaño contó la historia algo confuso, en su mirada se notaba que no recordaba nada y aquello le molestaba.—Creo que se los llevaron, pero, ¿quién iba a secuestrarlos?

—Quizá vuestro tío, Euron Greyjoy, dijo que se dirigía a las Islas del Hierro.—habló la Targaryen.

—¿Por qué querría el llevarse a mi hermana y a Nieve?—preguntó Alexander casi al borde de un ataque de nervios.

—Os queda mucho por saber de cómo funcionan las cosas aquí mi Señor.—La Stark se hizo notar en la conversación.—Hablemos dentro.

La reina del Norte comenzó a caminar hacía el interior del lugar y Daenerys observó al Hawke, se quedó maravillada de ver cómo los ojos de este brillaban, quizá por ira, quizá por tristeza. Aunque eso no importaba, solo importaba lo increíble que era aquel fenómeno y lo nostálgica que se sentía al verlo y recordar lo que era antes su familia o más bien lo que hizo.

La Targaryen sonrió y marchó tras Sansa.