Entre dos amores - Capítulo 1.

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"Me llamo Nero y tengo 20 años, vivo en el castillo Fortuna y trabajo con Dante en su local  "Devil May Cry" hace un año

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"Me llamo Nero y tengo 20 años, vivo en el castillo Fortuna y trabajo con Dante en su local  "Devil May Cry" hace un año. Todo este tiempo con las misiones que he llevado nunca me había pasado algo más extraño y ese extraño es un hombre llamado "Vergil" por puras casualidades es el hermano gemelo de Dante, algo extraño pasa entre estos hermanos ¿Qué será? ¿Qué secreto ocultan?"

Sentía sobre mi los rayos del sol recibiéndome en un abrazo cálido, apenas abrí los ojos, los desvié hacia el reloj que estaba sobre la mesa de noche aún lado de la cama que marcaban las 10:00 am.
-Mierda-maldije incorporándome de inmediato.
Al instante de un salto salí de ella y fui directo al baño. Luego de algunos minutos me había preparado, abandoné la orden y fui en dirección al local. Razones por la cuál me desperté hoy un poco tarde se llama "Dante" con sus "misiones" que en cualquier momento me harán perder la paciencia por el fracaso que me llevo y peor aún, mala paga.
Entre a las apuradas a la agencia, cómo se me hace de costumbre.
-Llegué-avisé al entrar.
-Al fin-dijo Dante saliendo de la cocina con una rebanada de pizza en mano.
-Me quedé dormido, no es para tanto-bufé llevando una mano detrás de la nuca.
-Bien nene-se acercó a su asiento de cuero y cayó sentado sobre el-tienes trabajo que hacer-informó posando las piernas cómodas sobre el escritorio.
-Espero que no sea ninguna de esas "misiones" tuyas-rodee los ojos cansado y ya irritado por lo que se vendría.
-Esta vez no nene, tranquilo ¿Cuando te he fallado?
Alcé una ceja con ironía cómo respuesta.
-De acuerdo, no me respondas-me entregó una hoja que llevaba unas escrituras-aquí tienes lo que necesitas saber del demonio. Ahora déjame dormir una siesta-agregó por último poniéndose una revista sobre el rostro.
Típico de Dante, dormir todo el día y encargarme del trabajo, a veces me arrepiento tanto de haber hecho ese trato con él.
-Maldición...-suspiré abandonando la agencia ¿Qué me iba a deparar más adelante?
Hace bastante tiempo conozco a ese vejestorio peliblanco, en su momento fue todo tan extraño que no me esperaba terminar aquí, siendo su "colega" después de haber querido meterle a Red Queen por el culo.
-Veamos-observé la hoja y luego la calle-si, es aquí-me acerqué al timbre y toqué. Esperé por unos segundos bastantes largos y por fin se abrió el portón,detrás de el una mujer de cabellos azabaches se hacia presente.
-Buenos días-saludó con un tono de voz suave.
-Buenos días-saludé educadamente.
-¿Usted es Nero?
-Si, lo soy-respondí asintiendo apenas.
-Pase por favor-me invitó a entrar.
Acepté, el patio era grande al igual que la casa frente a mis ojos ¿Casa? Mansión diría yo.
-Lo siento por verme de esta manera-se disculpó apenada, ni siquiera había notada de que llevaba un pijama.
-No se preocupe señora-negué levemente soltando una sonrisa.
-Adelante-dijo tomando el picaporte y empujando hacia el otro lado-siéntase cómo en su casa.
Entré a la casa, se veía hermosa, pensé que el de haber un demonio por aquí sería sombría y fría cómo típica películas de terror.
-¿Quiere tomar algo?
-No, gracias-agradecí.
Observé que su piel estaba de un tono muy pálido, dejaba al descubierto unas medialunas oscuras bajo los ojos, culpables de no haber dormido por la noche, sus cabellos se encontraban llevados hacia atrás con una cola baja.
-Solo he venido a hacer el trabajo señora-dije con cortesía.
-De acuerdo-asintió, toda la calma que se mostraba en ella había desaparecido, ahora se notaba tensa-¿Va a estar todo bien?-preguntó observándome, en su mirada notaba la preocupación, la entiendo, no quiere perder a su hija, algo tan importante en su vida.
-No se preocupe, todo saldrá bien-respondí posando una mano sobre su hombro.
-Gracias-agradeció tras un suspiro-sígame.
Me llevó al cuarto de su hija, al detenernos ante aquella gran puerta blanca tomó el picaporte y suspiró, segundos después empujó hacia otro lado. Lo primero que sentí al dar el primer paso dentro fue frío, y sobre todo un ambiente pesado del cuál te forzaba la respiración.
-Allí esta-susurró señalando hacia la cama. Observé hacia la indicación y ahí estaba aquella niña sobre la cama con los ojos cerrados, su respirar era bajo pero feroz. No sé porqué pero esto me recordó mucho a la película del exorcista, gracioso ¿No?
-¿Mamá?-llamó la niña moviéndose incómoda sobre la cama.
-Hija, estoy aquí-respondió dando un paso hacia ella. Desvié los ojos hacia la niña, una presencia fuerte y oscura emanaba de su cuerpo, abrí los labios para hablar y el vapor salió. Rápidamente tomé a la mujer del brazo y detuve.
-No se acerque-hablé, ella me observó de ojos bien abiertos.
-Pero...
-Créame señora, ella no esta aquí ahora mismo-dije desviando la mirada a la niña quién se incorporó sobre la cama con los ojos cerrados, sin previo aviso jalé a la mujer detrás de mi para protegerla.
-¿Quién eres?-me atreví a preguntar.
Abrió los ojos, eran rojos carmesí como la misma sangre, estaba acostumbrado a ver esto, pero la mujer que tenía detrás no, podía sentir como su cuerpo temblaba y eso no era bueno ¿Por qué lo digo? Porque la mayoría de demonios como este se alimentan de ello.
-Será mejor que salga de aquí-advertí.
-Pero...
-Por favor-interrumpí observándola-todo saldrá bien, se lo prometo.
Se mantuvo en silencio algunos segundos y luego asintió abandonando el cuarto, ahora si, solo quédabamos el demonio y yo, cara a cara.
-¡¿Quién eres?!-inquirí alzando la voz ya molesto por el show que estaba haciendo.
-Esa es lo mismo que pregunto-habló, era su voz, distorcionada y asquerosamente fea.
-¿Qué quieres de la niña? Sal de su cuerpo y pelea como un demonio-trataba de provocarlo, pero no era idiota, este solo rió con ferocidad.
-Niño tonto-se burló negando con la cabeza levemente y de aquellos labios se formó una sonrisa tan retorcida que producía escalofríos con solo pensar que era una niña y se notaba que muy alegre por las fotos que pude ver colgadas en el pasillo.
-No sabes con quién te estás metiendo-advertí mostrando mi Devil Bringer que brillaba en su mayor resplandor.
El demonio observaba de ojos bien abiertos, como si hubiera visto un fantasma.
-Te lo vuelvo a repetir, sal de ahí-di un paso y de inmediato aquel demonio saltó de la cama cómo un relámpago y quedó colgada de la ventana.
-¡Hey!-solté extendiendo mi brazo demoníaco hacia él, pero el maldito era muy rápido y pudo huír hacia el techo.
Corrí hacia la ventana y asomé a la ventana, alcé el rostro y pude verlo escalar hacia el techo de manera que una niñita nunca podría.
-Maldición-maldije apoyando los pies sobre el marco de la ventana, salté y gracias a mi brazo demoníaco pude subir al techo de un tirón, con la mirada buscaba a la niña y la vi, al borde con un pie asomándose a una gran caída.
-No lo hagas-dije extendiendo la mano, asintió con una mirada burlona moviendo el pie que sostenía en el aire-¡No lo hagas!-repetí levantando el volumen de mi voz.
Y lo hizo, se lanzó hacia una caída mortal para aquel pequeño cuerpo, quise actuar pero alguien se me había adelantado. De un abrir y cerrar de ojos la niña estaba ante mi inconciente ¿Cómo era posible? Levanté los ojos hacia la persona de gabardina azul que sostenía del cuello al demonio.
-¿Quién eres?-pregunté asombrado porque también era como yo.
No vi en el momento que llegó, fue tán rápido que me sorprendió. No huvbo respuestas, solo desvió los ojos hacia mi, eran color cielo, me recordaron tanto a alguien.
-¿Qué crees que estás haciendo niño?-preguntó tajante, su voz era muy grave, no sabía que responder, me encontraba atónito-la próxima presta más atención.
De un apretón había quebrado el cuello del demonio que se convertía en polvo, sacudió sus manos y comenzó a dar pasos hacia mi hasta quedar frente.
-¿Quién eres?-preguntó teniendo su rostro cerca del mio, era realmente incómodo.
-Ne-Nero-respondí entre tartamudeo.
-Claro-alzó una ceja-eres Nero ¿Trabajas con Dante?
¿Cómo sabía que conocía a Dante? ¿Y cómo conoce a Dante?
-¿Cómo conoces a Dante?-pregunté evitando la suya.
-Si, trabajas con él-se respondió a si mismo sin siquiera darle importancia a lo que decía-Nero-dijo mi nombre observando mis labios, esto me estaba incomodando demasiado, a tal punto que un leve sonrojo se asomaba en mis mejillas.

Deja de hacer eso.

Pensé a gritos, el corazón me latía a mil, me tomó del cuello de la gabardina y de un tirón me atrajo a él y besó mis labios, abrí los ojos de par en par, ese leve sonrojo que se asomó en mi rostro se había transformado en un rojo que hasta los tomátes envidiarían.

¡¿Qué haces?! ¡Reacciona!

De un tirón me aparté de él, jadeante por la situación.
-¡¿Qué demonios haces?!-solté cubriéndome los labios, como respuesta soltó una sonrisa y desapareció de allí.
Esto fue realmente extraño ¿Quién era? ¿Cómo sabía de mi? Volví en si cuando oí la voz de la mujer, tomé a la pequeña en mis brazos y de un salto caí parado sobre el jardín, de inmediato la mujer abrió la puerta y corrió hacia nosotros.
-Mi niña-sollozó corriendo los cabellos del rostro.
-¿Mamá?-preguntó abriendo a poco los ojos.
-Estoy aquí hija-dijo posando un beso sobre su frente mientras soltaba lágrimas y la cargaba en sus brazos. Levantó los ojos llorosos hacia mi-gracias-agradeció soltando una sonrisa.
-De nada-dije sonriendo.
Lo que más me gustaba de este trabajo era ver un final feliz, cueste lo que cueste se llegaba. Volví al local, al entrar encontré a Dante y un extraño hombre de gabardina azul, me llevé la gran sorpresa de que era el de hace un rato.
-Nero, por fin llegas-habló Dante viéndome con una sonrisa en el rostro.
-Hey-dije observándolo y luego hacia el hombre que me observaba con frialdad.
-Él es mi hermano Vergil, Vergil él es Nero-nos presentó.

Vergil.

Pensé acercándome al escritorio.
-Si, ya lo conozco-comentí Vergil con un tono un tanto pícaro, abrí mis ojos de par en par.
-¿Ah si?-preguntó Dante observándolo con una ceja alzada.
-Casualidad-agregó sin sacar los ojos en mi.
Tragué fuerte sintiendo que hacía calor dentro del local.
-Bien-dije aclarando la garganta-aquí tienes lo de hoy-agregué por último dejando un sobre en el escritorio.
De inmediato me fui hacia la cocina sintiendo martillazos en el corazón ¿Qué hacía aquí? Y peor aún, era hermano de Dante, algo parecido veía en él, pero no pensé que sería su hermano.
-Esto no puede estar pasando-suspiré llevando dos dedos al entrecejo.
-¿Qué cosa?-oí, de un salto voltee a observar que era Dante.
-Maldición Dante, casi me das un infarto-me quejé apoyando una mano sobre el pecho.
-¿Conoces a Vergil? ¿Desde cuando?-su tono de voz sonaba un poco serio.
-Hoy, cuando estaba en esa misión, vino a ayudarme-respondí, solo me observaba alzando una ceja, su rostro se había puesto serio, era la primera vez que lo veía de esa manera.
-¿Ah si?
-Si-respondí confuso.
¿Por qué me hablaba con ese tono?
-Bien, debo irme, iré a hacer algunas cosas-dijo secamente y abandonó la cocina.
¿Qué le sucedía? ¿Por qué me hablaba de esa manera? Estaba realmente confundido, más con Vergil su hermano que me dió ese beso sorpresivo.

Bueno, acá va el primer capitulo. Espero que les guste esta nueva historia. 😊♥

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