Entre dos amores - Capítulo 2.

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Me desperté al oír el sonido del despertador que marcaban las 08:00 am, era temprano, así que me levanté, me cambié, demás y luego fui a hacerme el desayuno para empezar una mañana que me esperaba con mucho trabajo

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Me desperté al oír el sonido del despertador que marcaban las 08:00 am, era temprano, así que me levanté, me cambié, demás y luego fui a hacerme el desayuno para empezar una mañana que me esperaba con mucho trabajo. Todavía no dejaba de pensar todo lo que había pasado ayer en tán poco tiempo, ese misterioso hombre que al final supe que era el hermano de Dante y encima el desgraciado dice eso ante él, pero... ¿Por qué Dante se comportó de esa manera? Es muy raro de él.
Ayer me había quedado a dormir en la agencia porque era tarde y sobre todo no tenía ganas de volver y que me hagan un sermón como si fuera un niño. Bajé y fui directo a la cocina encontrándome a mitad de ella a Dante.
-Buenos días-saludó cerrando la nevera mientras cargaba en una de sus manos una lata de cerveza y en la otra una rebanada de pizza. 
-¿Eso es tu desayuno?-pregunté con ironía, observó sus cosas y luego hacia mi. 
-¿Qué tiene?
Negué con la cabeza soltando una sonrisa y seguí con lo mío. 
-Hoy tenemos una misión-avisó poniéndose a un lado de mi, posándose en la mesada. 
-Bien-dije mientras cortaba el pan en rodajas. 
Sentía los ojos de Dante en mi, me hacían poner nervioso, era de mirarme así para hacerme enojar porque sabe que no me gusta que lo hagan, pero esta vez me miraba de una manera diferente. 
-Nero-llamó, desvié el rostro hacia él, abrió la boca y luego se detuvo. 
-Nada-negó-prepárate para esta tarde-agregó por último abandonando la cocina. 
¿Qué habrá querido decirme?
Llegó la tarde, tomé mis armas y preparé todo para la misión. 
-¿Listo?-preguntó al verme bajar las escaleras.
-Si-respondí. 
-Bien, vamos-dijo abandonando el local. 
Nos fuimos a nuestro destino, no sabía cuál era, pero confiaba en Dante, si, como dije confío en él, aunque la mayoría de veces sale todo mal.
Al llegar lo primero que llamó mi atención fue el cartel con letras luminosas en rosas que decía "Sexy Girl's" ¿Enserio?

Oh shit.

Maldije mentalmente, observé que Dante sonreía. 
-Entremos-dijo tomando el picaporte y empujando hacia el otro lado.  
Al entrar vimos muchos hombres, mujeres semi desnudas, alguna que otra desnuda, típico de boliches desnudistas, cosa que a mi no me agrada en lo absoluto. Perdido en mis pensamientos se acercó Dante a mi oído. 
-Tenemos que estar atentos-avisó.
-Yo estoy atento, no sé tú-dije observándolo a los ojos, solo sonrió con picarez y de mi parte dibujé una mueca de disgusto. 
Sabía que iba a hacer todo lo contrario de lo que dice y que todo el trabajo lo haría yo. 
-Relájate Nero-habló sentándose en la barra-disfruta un poco el ambiente-agregó por último observando hacia las mujeres. 
-Si claro-me quejé sentándome en la barra, dándole la espalda al espectáculo. 
Realmente no me interesa la mujer que vende su cuerpo con tal de ganar dinero, una de las peores maneras posible y estoy en contra de ello, sobre todo me parece muy de poco hombre pagarle a una para saciar sus necesidades. 
-Una gaseosa-pedí. 
-¿Una gaseosa?-observó Dante de manera burlona.
-No quiero terminar como tú-contraataqué soltando una sonrisa. 
-Auch-dijo tomando de su vaso. 
Una joven de cabellos dorados se había acercado a Dante. 
-Pero mira que belleza-comentó el viejo observándola de arriba hacia abajo. 
Era de bello rostro y su cuerpo parecía esculpido a mano, aprovechando la invitación del vejestorio se sentó sobre sus piernas y comenzó con su rutina de baile sensual  mientras el otro rozaba las manos por su cintura ¿Por qué me molestaba? Solo observé hacia otro lado tomando de mi gaseosa y tratando de olvidar aquel sentimiento pero una mujer se había acercado a mi. 
-Hola lindo ¿Qué haces aquí sólo?-su voz sonaba en un ronreo y  una mano la posó sin permiso sobre mi pecho. 
-No gracias-negué tomando de su brazo y apartándolo de mi de manera suave para que no pensara que soy un grose, después de todo es una mujer y se respeta.
-Anda Nero-oí a Dante.
-¡Ya te lo he dicho Dante, no soy cómo tú!-ladré tomando el último sorbo de mi gaseosa y abandoné la barra. Estaba molesto, odio este lugar, no es un entorno de mi agrado y sobre todo me siento un extraterreste, me encargaría yo mismo de ese demonio así poder irme de una vez por todas.
Tenía razón, Dante no iba a hacer el trabajo, iba a tomar hasta a más no poder y tendría sus ojos en aquellas mujeres, maldita seas Dante, siempre hago el trabajo duro. Y peor aún, tengo la peor paga. 
Lo busqué y busqué y no encontré, no veía ningún movimiento extraño, nada. 
-Maldición-maldije. 
-Hey-llamaron, voltee a ver que era Dante. 
-¡¿Qué quieres ahora?!-inquirí irritado ya por la música a todo volúmen y por la gente grosera que al pasar ni permiso te piden.
Me tomó del brazo y llevó con él ¿A dónde? No lo sé, pero cuando quise safarme noté que me metió al baño y cerró la puerta con seguridad. 
-Pero que...-no pude acabar porque me puso contra la puerta y sus brazos se posaron a los lados de mi-¡¿Qué mierda estás haciendo?!-solté comenzando a enfadarme, no hubo respuesta, solo se acercó a mi rostro. 
-Me gustas Nero-habló.
Abrí los ojos de par en par, no podía ni hablar, mi cuerpo se encontraba tenso. 
-¿Estás borracho?-pregunté alzando una ceja tratando de olfatear si era cierto lo que decía-apártate Dante-ordené tratando de apartarlo pero era imposible. 
-No, no lo estoy-negó-me gustas Nero, entiéndelo. Pensé que viniendo aquí contigo sería diferente, pero no fue así-agregó por último besando mis labios. 
Estaba en shock, una chispa en mi nació ¿Qué me estaba sucediendo? ¿Por qué reaccioné de esa manera? Sentía sus manos rozar por mi cintura y como de un jalón me llevaba hacia él, apenas se apartó de mis labios y los baños con su cálido aliento con aroma y sabor a tabaco con menta.
-Nero-susurró pegando la frente con la mía. 
Al oír mi nombre salir de sus labios el corazón me latía a mil, el cuerpo me temblaba, estaba totalmente idiota.

Reacciona.

De un empujón me aparté de él.
-¡Estás loco!-solté abriendo la puerta del baño y saliendo de allí de inmediato. 
Quería huír de allí de inmediato, el demonio es lo que menos me importaba. Abandoné el bar y me alejé lo más rápido posible de allí, tras varios minútos me detuve en seco, estaba caminando lo más rápido posible pero sin saber a dónde iba, levanté la vista y observé que me encontraba en el parque, tras un suspiró me dejé caer en la banca y como flash de cámara aquel momento de hace rato se me vino a la cabeza.

Me gustas Nero... 

Ver sus ojos color cielo retener los míos, sus labios suaves y finos posarse sobre los míos, sus manos tocar mi cintura. Cada parte que sus manos tocaban se ponían caliente, no entendía lo que me estaba sucediendo, el corazón me latía a mil a tal punto que se saldría de mi pecho. 
-Maldición-maldije dejando caer la cabeza hacia atrás. 
Oí pasos, de inmediato levanté la cabeza alerta y abrí los ojos de par en par.

Antes de seguir con la historia me gustaria decirles que en esta historia Nero no tiene ningún lazo sanguineo con ningún personaje, es solo un simple semidemonio que trabaja con Dante y conoce a Vergil. Un saludo y gracias por comentar ♥ las adoro ♥😊

Entre dos amores - DantexNeroxVergil. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora