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Enero inició y yo no podía estar más enamorada de la idea de bailar. Verán, mi relación con la danza ha sido una de las cosas que más me ha costado mantener... No es sencillo tomar como profesión este arte y menos como tu forma de vida. Y sí, hay profesionales que no son bailarines y gente que no respira, vive o muere por la danza, hay personas que se quedan en lugares cómodos de la pedagogía o la interpretación (y esta bien, es su decisión porque este camino no es tan sencillo como parece) y existimos otros tantos como yo - con un cartón de universidad o no - que nos enamoró la danza y prácticamente vivimos para ella. 

Mis primeras amigas fueron dos chicas increíbles, Juliana y Dany, la primera era un poco más tranquila mientras que Dany está repleta de energía y siempre anda sonriente. Nos tocó trabajar juntas varias clases y eso nos hizo conocernos más y así mismo acercarnos. Aparte, estaba la novia del director (que también conocía y éramos amigas aunque ella no iba casi pues no había tomado vacaciones y decidió tomarse el tiempo) y un chico que realmente fue el primero con el que entable mi primer vínculo como amigos, se llama Juan pero él no había vuelto.

Había una chica que siempre estaba adelante, Laura... creo. Ella no era de las más alegres desbordando felicidad pero sus habilidades y talento eran inexplicables, supuse que de todos ella sería la que más deseaba bailar, pero no me acerqué tan pronto... ella en verdad daba miedo y a veces era mal mirada... también era rara y como seria... pero yo la quería cerca... al final me causaba curiosidad saber cómo era ella y si teníamos en común ese sueño de danzar.

Y parecía que el universo estaba escuchándome porque mis amigas tenían también otras prioridades y eventualmente terminaron dejando el estudio... 

Letters to her.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora