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El cambio iba a ser enorme para todos, empezando por David, que venía acostumbrado a trabajar junto a alguien que confiaba mucho. 

Fue complejo, junto con Karen y por cuestiones distintas, también salieron varias personas del grupo y de la misma forma también llegaron. Juan regresó y junto a mi entraron otras dos personas más, pero nuestro nivel ahora es muy distinto y tenemos que entrenar, ensayar y practicar para vernos unificados técnica y energéticamente: Prácticamente volver a empezar un proceso. 

Al inicio de febrero, las cosas fueron un poco tristes, pues David tenía el bajón por su reciente ruptura y estaba decidiendo si cerrar o no el estudio, nos advirtió que sería un mes de prueba, casi con lágrimas en los ojos porque al igual que todos, el estudio también es su sueño. 

Pero no solo él sentiría el cambio, pues ahora nosotros teníamos más responsabilidad con nuestro entrenamiento, proceso, tiempo... EL hecho de que no estuviera Karen que era la que nos ayudaba a corregir las coreografías y pulir la técnica, nos ponía en la situación de ajustarnos los pantalones y cada uno empezar a ser más independiente y mejorar, halar al grupo para estar mas unidos y así progresar juntos y aparte, David empezó a trabajar en otro lugar y ya no podía estar pendiente del estudio todo el tiempo; eso nos obligó a tener un sentido de pertenencia aún más grande con lo que estamos construyendo.

Rápidamente, demostramos que queríamos seguir con el proyecto y cada quién fue tomando su rol, ayudando con el aseo, las clases, atendiendo a las personas, ensayando, corrigiendo, entrenando... en fin. Hemos intentado hacer las cosas mucho más conscientes y unidos, al final todos queremos lo mismo y tener una compañia también implica tener personas a tu lado que te apoyan y ahora más que David estaba necesitando de nuestro compromiso.

Y adivinen quién estaba feliz con eso de tener tiempo para acercarse a los demás...?  

Letters to her.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora