Cap. 3

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–Vine a comprar mi nuevo uniforme de karate –Explico tomando unos sorbos de su té–, que coincidencia encontrarme contigo.

Al encontrarnos habíamos terminado en una cafetería, él era el único que estaba tomando algo de los dos, aunque no iba a mentir, podría tratar de hundir ahora mismo mis pocos ánimos en una gran taza de chocolate.

–No sabía que practicabas karate –Comente viendo con un poco de envidia sus galletas.

–Si, desde siempre, mi abuelo daba clases de karate antes así que yo seguí sus pasos desde pequeño –Contestó con una ligera risa–. Pero fuera de eso, no pareces estar muy bien, fue mal en el entrenamiento?

Rápidamente el poco ánimo que había recuperado se vio mermado solo de recordar por qué estaba como una patada en el culo.

–Si Tora me dijera que le pasa no me habría ido mal en ningún entrenamiento de esta semana –Rechiste cruzándome de brazos suspirando invadido otra vez por el mal humor.

–Oh? Entonces no te haces ni una idea? –Dudo como sabiendo todo por lo que estaba tan mal–. Y yo que creía que al menos habrías sacado algunas conclusiones.

–Que es lo que sabes!? –Aborde con rapidez fulminándolo con la mirada.

Él se rió ante mi reacción, pero eso solo me consiguió enfadad más.

–Él solo de repente me esquiva y no hablamos de casi nada que no sea el tiempo, es mi mejor amigo, donde se supone que se ha quedado desde su cumpleaños hasta el lunes!? –Salte dando un golpe contra el reposabrazos de la silla haciéndome daño.

–Tal vez sea por eso del mejor amigo que no lo terminas de entender –Comentó tomando otro sorbo de su té antes de agarrar otra galleta–, supongo que si tienes sólo esa idea en la ecuación es un poco más difícil.

–Que? –Dude sin entender ni una palabra de lo que decía.

–Que deberías tratar de ver más allá de la amistad Ren, eso mismo –Añadió como respuesta sin responder casi nada–. No se, piensa un poco en los actos de Tora todos estos años, siempre a tu lado hablando de todo, cuidándote, cambiando sus planes por ti, hablando de ti a otras personas, sin ir más lejos su cumpleaños era el viernes, tenía pensado hacerlo el viernes hasta que se dio cuenta de que tú no podías, tenías entrenamiento, y cuantas veces más habrá hecho algo así? Solo él lo sabe.

–No entiendo a que te refieres –Corte sin encajar las piezas como él las encajaba–. No se, eso no se supone que es lo que hacen los amigos?

–Si tú lo quieres ver así –Respondió terminado con su infusión–. Venga, voy a pagar y vamos a tomar el metro, tendremos que llegar a casa en algún momento.

Enfrascado en mis pensamientos simplemente lo seguí hasta la estación una vez salimos de la cafetería.

Realmente no entendía que piezas estaba encajando y de qué forma para que no se centrara en una amistad, incluso al llegar el sábado quede con Misaki y Yamato para pedirles ayuda.

–Ah! Así que por eso estabas tan deprimido toda esta semana! –Saltó Misaki tras haberme escuchado explicar todo lo de esta semana y el encuentro con Riki.

–Y aún con lo que te dijo Riki no lo entiendes? –Preguntó Yamato pillándome por sorpresa.

En cuanto llegó su mirada a la de Misaki me di cuenta de que también ellos dos parecían ver lo mismo que Riki y que yo era incapaz de notar.

–No! Por eso os lo estoy contando! Que es lo que sabéis!? –Interrogue dando un golpe contra mí escritorio haciéndome daño de nuevo.

Si es que ya no se por que golpeaba las cosas cuando me enfadaba si solo me hacía daño.

Fin (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora