Cuando regrese el próximo lunes a clase acompañado aún de las pesadas muletas y Tora el ambiente de mis compañeros era más pesado todavía, pero esta vez nadie se atrevió a dirigirme la palabra, aunque hasta Misaki parecía tener miedo de dirigírmela.
No le culpaba, yo tampoco me hablaría a mí mismo.
–Misaki –Comente en cuanto toco la campana del recreo.
Él, que se sentaba delante mia, se giró tratando de no parecer tenso, pero aún así me dedico una sonrisa sincera y espero a que le dijera que sucedía.
–Lo siento –Me disculpe agachando la cabeza–, el otro día te grite sin ningún motivo, de verdad que lo siento.
–Está bien, yo tendría que ser más cuidadoso con lo que digo –Contestó sin parecer enfadado o molesto, pero si más tranquilo.
–No, yo no tengo que pagar mi mala suerte con vosotros –Rechiste admitiendo toda la culpa.
Por mucho que me doliera y sufriera ellos no tenían que verse afectados, solo era un niño incapaz de pensar en otra cosa que no fuera sobre mí y mi dolor, y desde el miércoles de la semana pasada a este lunes lo había entendido con rapidez al encontrarme solo en la oscuridad de mi habitación entre mantas, realmente no quería eso para mí, el propio dolor de mi lesión ya era más que suficiente como para ahora añadirle más por mi propia tontería.
–Somos tus amigos, estamos para ayudarte y apoyarte –Respondió consiguiendo que levantara la cabeza del pupitre–, venga, seguro que tienes hambre.
En ese momento ambos nos fijamos que Yamato estaba hablando con una chica que insistía en darle una carta mientras él seguía negándose a aceptarla, pero la chica fue más insistente y se la metió por la parte de atrás del cuello de la camisa cuando se giró para venir con nosotros y salir de clase.
–Cuantas comidas te has saltado ya? –Preguntó Riki esperándonos fuera junto a Tora.
Al darse cuenta que los tres ya estábamos ahí Riki cambió su expresión seria con algo de cabreo a una más amigable mientras que Tora se frotaba los ojos con la espalda apoyada en la pared. Hoy parecía no haber dormido especialmente bien, su expresión era algo apagada y parecía haber adelgazado ligeramente en estos pocos días, ya me había dado cuenta de ese detalle al verlo a primera de la mañana, pero al escuchar a Riki decir eso me alarme más.
Cuando llegamos a la azotea dejaron que yo me sentara primero en un banco y el resto se sentó a mi lado, quedando Riki sentado en el suelo.
–Tora –Comente al ver que, igual que yo, no iba a tomar merienda–. Por qué no meriendas algo? Te encuentras mal?
Mi pregunta pillo por sorpresa a Riki que se incorporó de golpe pareciendo dispuesto a empezar a gritarle ahora mismo.
–Así que él lo sabe, eh? –Comentó tratando de no gritar tanto como quería hacerlo.
Tora se empezó a reír con nerviosismo mientras nosotros tres mirábamos la escena consternados sin entender nada de lo que estaba pasando.
–Dijiste que él lo sabía! Cabrón! –Espeto Riki ya agarrándolo del cuello de la camiseta y comenzando a zarandearlo.
–Bueno, tal vez no lo comentara directamente –Respondió tratando de que Riki parara.
–Abre la boca y come o te meteré un tubo por la garganta directo a tu estómago! –Amenazó ya empezando a rozar lo cómico.
Mientras Riki trataba de taparle la nariz para que abriera la boca y comiera su propia merienda nosotros tres mirábamos dudosos la escena con miedo de intervenir.
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Fin (Yaoi/BL)
RomanceRen, tras una vida de dedicación a la gimnasia tendrá que replantearse su vida desde cero tras descubrir los sentimientos por su mejor amigo y un fatídico accidente que le quitará todo en lo que soñaba para el futuro. Él y sus amigos tendrán que emp...