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❝ Déjame conocerte

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Déjame conocerte.



La nieve cubría casi por completo la entrada del internado, dejando ver como del cielo caían con gracia lindos copos de nieve, los cuales hicieron que Alex sonriera con nostalgia mientras estiraba la mano para alcanzarlos. No tardó mucho en que una anciana tocara su hombro y le sonriera con dulzura.

-Ya vinieron por ti, querido. ¿Listo para irte?

El de ojos verdosos asintió con una sonrisa pequeña y lánguida en su rostro, George Washington le sacaría por fin de aquel encierro, siendo su tutor más cercano. Cuando el chico cumplió los 18 ya no había nada por lo cual le detuviera.

Cogió su maleta mientras esperaba en la entrada a que el coche llegara, jugando con la nieve entre sus manos mientras aquella dulce señora le abrazaba y le daba ánimos, Hamilton la extrañaría mucho.

No tardó mucho en que un lujoso coche se estacionó en la entrada, dejando ver una figura grande y orgullosa, al ver al de coleta alta le revolvió su cabello mientras le abrazaba con calidez.

-Gracias por cuidarle, no sabe lo mucho que me alegra que el muchacho por fin quede bajo mis alas.

Expresó hacia la señora, Alex se apartó con un rostro molesto, aunque en realidad en su mente rebosaba de felicidad, era su relación padre e hijo.

El chico abrazó a la anciana y subió al coche seguido por su tutor.

-Uff... espero que no seas una espina en mi columna todo el tiempo que te voy a tener en mi casa, bicho.-Dijo George con una sonrisa juguetona mientras partían de aquel gran edificio.

-Lamentablemente sabes que lo voy a ser, señor -. Dijo el chico mientras lo miraba por el espejo retrovisor.

                                         ☁☁☁☁☁☁

Manejaron por una hora y media hasta llegar a una linda privada con casas muy lujosas, Alexander abrió los ojos de par en par al verlas, no tardaron mucho en estacionarse en frente en una casa pintada de blanco con dos pisos, tenía un balcón y se veía realmente moderna.

El chico se bajó del auto con su maleta en mano, y George se bajó al mismo tiempo que él para luego abrir la puerta de la casa. En la gran sala que había se encontraba una hermosa señora leyendo una revista, al notar la presencia de ambos se levantó y corrió a abrazar al de ojos verdosos.

-Es un gusto tenerte aquí, cariño. Estás en tu casa. - dijo Martha para luego separarse y tomar del brazo a su marido.

-Muchas gracias... uhm... ¿me podrían mostrar mi cuarto? estoy muy agotado y me gustaría descansar. - Expresó el castaño mientras sonreía con tranquilidad.

-Claro, claro. Ven, yo te guío, bicho. - Dijo George para luego subir las grandes escaleras de mármol.

Caminaron un poco hasta llegar a una de las habitaciones, el mayor abrió la puerta mostrando un pulcro y ordenado cuarto, pero lo que más le interesó a Alex era que tenía su propia biblioteca. Sus ojos se iluminaron.

-Te dejo, pero te recuerdo que a las nueve cenaremos. Ahí te diré mejor las reglas que tienes que seguir para estar en mi casa. -Dijo hacía Hamilton sin quitar su sonrisa para luego irse cerrando la puerta.

El castaño se aventuró a ver con más detalle su habitación, dejando la maleta que tenía en su cama para luego dar un brinco de la pura alegría que sentía.

Se acercó a la ventana para dejar que el aire y la vista le dejaran más tranquilo, quitó el seguro y la abrió, y efectivamente, la vista era fabulosa.

Hasta que se topó con la casa de en frente.

La casa de en frente igual tenía una ventana, en la cual pudo ver una espalda, una espalda desnuda y formidable, de color canela. Alex tuvo que haber cerrado la ventana y cerrar las persianas, pero no lo hizo. Se quedó admirándola. Al otro lado el chico con la fabulosa espalda se volteó con una camiseta en las manos, al ver a Alexander una sonrisa apareció. Si su espalda era hermosa, su pecho era mejor.

-¿Te gusta lo que ves, lindo? -. Puso sus manos en el marco de la ventana, mientras sacaba su cabeza por esta. Pelo rizado. Barba apenas creciente, acento hermoso.

El ojiverde se puso de mil colores al oír aquel comentario para luego cerrar la ventana y las persianas.

-Estúpido-. Dijo entre dientes mientras se recostaba en su cama, tratando de olvidar lo sucedido.

Lastima que le diría estúpido más de una vez.

₊˚*・῾ Mírame | hamlaff°·*• ˎˊ-༄*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora