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❝ Déjame ser un completo idiota .

Así pasaron las clases, en ningún momento John y Alexander dejaron de hablar. En apenas unas dos horas ya sabían su color favorito, su pasatiempo favorito y sus gustos, eran solamente pequeñas cosas que parecían unirlos más.El inmigrante le parecía curioso no ver al pecoso con otras personas, detalle que dejó escapar, no le importaba que no tuviera otras amistades, le resultaba amistoso.

-En la salida me veré con unos amigos, Alex. Tal vez te gustaría verlos. Son un año mayor que nosotros, por cierto, pero estoy seguro de que ellos van a sentir empatia por ti casi de inmediato -. Dijo Laurens al entrar a su última clase, literatura. El caribeño soltó un suspiro agradecido. Llegó a creer que aquella amistad que había formado tenía algún gran defecto, ya que, apesar de que se saludaba con varias personas en el transcurso de clases, no había notado que tuviera cierta clase de sociabilidad con los otros. Aparte, a Alexander le gustaba conocer personas.

Oh, ahí estaba.

-De acuerdo, Jackie. Espero que no sean tan molestos como tú -. Dejó salir el caribeño divertido para luego darle un empujón a su amigo.

-¡Alex! -. Los dos jóvenes se giraron al escuchar aquella voz femenina, - ¿cómo te fue? Oh, ¡John! Es un gusto ver que vienes bien acompañado. -. Le dijo Eliza hacía el de ojos verdes.

-Eli, es un gusto verte, como siempre. - expresó el pecoso con cortesía mientras besaba la mano de la chica. Alexander hizo lo mismo, dándole un cálido abrazo a la de azul.

Esta dio un ultimo saludo a ambos, para luego sonreír hacia Hamilton. –Me gustaría ir contigo a una cafetería después de clases, Alex. –Dijo la fémina para ahora si marcharse a su lugar.

—¿De dónde la conoces? —se ánimo a preguntar Alexander mirando con perspicacia al rizado.

John se encoge de hombros y le dirige una ladeada sonrisa:

—¿Quién no conoce a las hermanas Schyler, querido Alex? Yo debería de hacerte esa pregunta, contando que eres nuevo y ya la conoces.

—Eso es pan para comer otro día.

❀ ❀ ❀

Luego de aquel encuentro, los tres adolescentes se sentaron en sus respectivos lugares para luego escuchar la clase atentamente. Después de una hora que se pasó entre explicaciones y trabajos, la clase se dio por terminada, haciendo que todos los chicos salieran a prisa. Con una expresión, John llamó a Hamilton y este le siguió entre todo el tumulto que se había armado. Al estar afuera, el de rulos frenó para luego voltearse hacía el caribeño.

-¡Ya los vi! Ven. -. Dijo John para luego arrastrar consigo al joven hacia los casilleros, donde pasaban peligrosamente varios jóvenes.

-Pequitas, no sabes lo mucho que nos costó encontrarte, y por lo que veo, vienés con una hermosa compañía.

₊˚*・῾ Mírame | hamlaff°·*• ˎˊ-༄*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora