James guardaespaldas

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Me pongo mis tenis con mucha cautela de no hacer ningún sonido. Me levanto de la cama sólo apoyandome con mi pie bueno, y a pasos pequeños (por no decir saltitos) salgo de la habitación.

Veo a los alrededores del hermoso corredor lleno de puertas y todas estan cerradas, me tomo del barandal e intento bajar la infinidad de escaleras, sin caer y matarme.

—No sabes quedarte quieta— su voz me hace sobresaltar y perder el equilibrio. Estoy a punto de caer cuando su fuerte brazo me toma de la cintura y me hace girar para verlo mejor— no te muevas Morrigan, eres peor que un infame niño por no decirte peor.

Busco las palabras correctas para responder a su ofenza, pero antes de que pueda reaccionar, James me tiene colgando de su hombro en dirección a la habitación nuevamente.

—Quedate aquí Morrigan, me inicias a fastidiar y no quiero terminar por lanzarte escaleras abajo.

—Me harías un favor— me fulmina con la mirada y yo sólo me encojo de hombros.

—Voy por las llaves de la camioneta, cualquier movimiento que hagas sera escuchado, ¿entendiste?.

—Ya lárgate— me cruzo de brazos y me siento en el filo del colchón.

Por el rabillo de mi ojo le veo salir de la habitación.
Necesito salir de aquí y no tengo algo con lo cual pedir ayuda.

—Morrigan— en cuestión de segundos vuelve al lugar y se sienta a un lado mío, dice mi nombre en un tono más sutil y amable.— necesito que hablemos de algo.

Me doy la dicha de verlo, aún que desinteresada, pero le veo.

—Tiralo ya— escupo para romper el incómodo silencio que la habitación aguarda.

—Te ofrezco algo— por fin dice— yo te protejo de cualquier ataque, en todo momento, acambio.....

Me tenso ante la mención de sus palabras. Imagenes de aquel día invaden mi mente y causan terror en mi. Se que eso no era humano, de a verlo sido, sus ojos no se tornarian de negro, las venas de su rostro y sus alrededores no se saltarian amenazando con explotar. Era una bestia, si así se le puede llamar.

—No, yo no te necesito.

—Sabes que si— me contradice y hace mis nervios crispar.

Enfurecida me levanto y lo señalo brusca.

—¡QUE TÚ ESTUVIERAS AHÍ FUE PURA CASUALIDAD!— musito alterada— ¡NO TE NECESITO HOY, NI NUNCA!.

A como puedo, salgo de la habitación sin ser detenida. Parecen años los que tarde en salir de aquella casa, pero vale la pena al sentir el frescor y la humedad del viento estampar contra mi cara. Me sorprendo al ver la maravillosa vista que este lugar ofrece, todo el pueblo se ve desde aquí aún que dimimuto, pero se ve, y como no, si este lugar esta en plena colina.

Con ayuda de los árboles inicio a avanzar. El insoportable dolor cada vez aumenta, y temo que se vuelva más intolerable de lo que ya es y me haga detenerme.

La pierna con la que me he estado apoyando se acalambra más de la cuenta y me veo obligada a detenerme.

Cierro los ojos unos momentos para intentar neutralizar el dolor, o eso creo. Una fuerte corriente de viento alborota mi cabello y me hace abrir los ojos de inmediato. Veo a mi alrededor y no hay nada.
Me levanto del piso y continuó con mis saltadas.

Siento unos ojos observarme con descaro, volteo detras de mi, y no hay nadie. Debo estar imaginando, no tuve buenas experiencias aquí y temo que algo así me vuelva a pasar.

Escucho un crujido de ramas proviniente de uno de mis costados, volteo, y no hay nada.
Mi corazón palpita con fuerza, tanta, que se escucha perdectamente. Mi respiración se agita y por más que quiero guardar la calma, me sera difícil.

Intentando ignorar lo ocurrido, continuo caminando, examinando cada uno de mis lados.

Mi pie sedesliza por un desnivel de tierra y me hace caer.
Me intento tomar de una rama desesperada pero sólo logro cortarme.

Elevo mi vista y veo a alguien pasar de aun arbol a otro, y así hasta perderse de mi campo de visión.

Una agitada respiración sesopla a mis espaldas. Debí aceptar la propuesta de James. Debí decirle que si. Debí quedarme a escucharle. Debí quedarme ahí.

Cuando estoy a punto de voltear, algo se avalanza sobre mi.

—¡NO!, ¡NO ME HAGAS ESTO!, ¡NO A MI!.

—Hey, ¡HEY MORRIGAN!— detengo el intento de safarme cuando escucho la gloriosa voz de James.

—Acepto James— respondo con voz temblorosa, y la respiración entre cortada— te doy lo que quieras pero por favor no me dejes sola.

Las lagrimas no tardan en salir. Ahogo los sollozos mientras mi garganata esta hecha un nudo.

Sutilmente James me toma entre sus brazos y a largas sancadas nos dirigimos a su casa.

Cuando entramos veo a aquel hombre de nombre Trevor, a otro chico que parece ser más joven que James, y a un hombre ya grande.

Todos nos observan con naturalidad, como si fuese normal que James trajera a otras chicas así.

—Hablaremos de esto arriba— susurra en mi oído antes de entregarme a Trevor y este mismo, llevarme a la habitación.

—No debiste moverte— advierte Trevor— no es bueno que andes por ahí, como si nada.

—¿Tú lo sabes?.

—Si, se todo respecto al ataque.

Un escalofrío me recorre al escucharlo de nuevo.

—Q..... ¿Qué era eso?, eso que me ataco.

—Aquí estarás bien, James no tarda en volver, y no te muevas— me deja en la cama y acomoda unas almohadas detras mío, lo más exasperante, es que evade mi pregunta.

—Trevor— lo detengo justo debajo del umbral de la puerta.

—Hay cosas que tú aún no entiendes, Morrigan.

Tiene razón, no las entiendo, no entiendo nada, pero jamás lo haré si nadie tiene la dicha de decirmelo.

—Tú silencio— me sobresalto al escuchar a James.

—¿Qué?.

—A cambio de mi protección, quiero que de esto, de todo— corrige— no comentes nada, a nadie.

Y sigo sin entender, sería egoísta si no advierto al pueblo. Pero si esa cosa vuelve a atacarme con su fuerza inhumana, seré un muerto más.
Y no, no puedo dejar a mi tía sola, no sería justo que por mi culpa, ella sufra, no, no es justo. Si ese ser me ataco una vez, lo volvera a hacer más, hasta no verme sin latido alguno. Aún tengo muchas dudas que responder, personas que encontrar, sin importar que esten locos o no. Necesito a James a mi lado, con el tiempo, buscare la forma de defenderme yo misma, y no necesitar más de él.

—Hecho.

Eterna Pasión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora