Fiesta de Halloween

1.2K 50 8
                                    

—Vampiros Jef, ¿enserio vampiros?

—No tienen nada de malo, son geniales chupa sangre— respondió mi mejor amigo elevando la comisura de sus labios para mostrar sus "feroces colmillos", que para ser sincera, el gato chimuelo del vecino los tiene mejor.

—Tú seras Dracula y yo.... ¿qué seré ha?— ni en sueños que me pongo un disfraz así para halloween.

—Una sexy vampiresa— le observo ceñuda y luego de unos segundos se abalanza contra mi cuello y lo "mordisquea" de manera juguetona simulando un ataque a este mientras hace sonidos como si de un perro se tratase.

—Ba.... Basta— balbuceo entre risas.

—Ñam ñam, O positivo, mi favorita— pasa el dorso de su mano por su labio inferior como si limpiara algo, yo sólo lo observo divertida.

—Estas loco.

—Así me amas— musita con una cara de perrito, pero sólo logró que le diera un golpe con el tazón se palomitas.— ¡Auch!.

—Si, así te amo.

******
Y aquí estoy, dándole los últimos retoques a mi maquillaje de Vampira, todo gracias a Jef y su afán de ir coordinados en el vestuario para el baile escolar de Halloween.

Escucho que tocan la puerta y sin momento para abrir sólo grito:

—Adelante.

—Te ves encantadora— musita mi tía ingresando a la habitación.

—No— finjo desilusión.— se supone que debo verme terrorífica.

—Entonces te ves terrorificamente sexy— ambas nos observamos por medio del espejo y nos tiramos a reír.

Después de que mis padres se separaran y me hicieran a un lado para rehacer sus vidas, la única persona que se compadeció de mi situación fue mi tía Margoth, y hasta la fecha se lo sigo agradeciendo, a pesar de su extraña creencia en cosas míticas etc.... Pero sin ella, sería una drogadicta y no una chica que esta a punto de graduarse de la preparatoria. Esta misma me ayudo a olvidarme del dolor que el abandono deja a su paso, a superar y resistirlo todo. Gracias a ella, hablar respecto a ellos ya no duele tanto, y para una joven que se paso diecisiete años llorando por sentirse la culpable de aquel rechazo, ya es un gran avance.

—Listo— suelto el labial que hace unos segundos deslizaba por mis labios— y.... ¿cómo me veo?.

—Mmmm— me observa detenida y pensativamente.— te hace falta algo.

Le miro confunida levanatarse, ir a su cuarto y regresar con un extraño collar entre sus manos.

—Toda Vampiresa digna de encantar al gran Dracula, merece tener una extraña joya— levanto mi cabello y ella coloca ese realmente extraño collar en mi cuello.

—Es....—observo aquel amuleto que ahora cuelga de mi. Es una piedra en forma de daga plana, tiene accesorios pequeños en color oro viejo, con una pequeña piedra en el centro y otra en la parte superior.

—Se que por ahora no te gusta, pero con el tiempo te agradara— me interrumpe.— y créeme, con ese atuendo no causaras nada de miedo.

Y tiene razón, una falda corta en tonalidades rojas escarlata y negras plásticas no favorecen para nada y menos con el asfixiante corset con el mismo juego de colores. En mis pies hay una botas negras con tacón, de terciopelo hasta las rodillas, y bajo estas, un par de mayas rotas con grandes rombos.

—Iba a decir que es muy lindo— proferí sincera. Y no era desagradable, era algo con finta antigua, pero no desagradable.

—Quiero, necesito— corrige tomando mis manos y observándome a los ojos de forma seria— que te cuides bastante esta noche.

—Estaré bien— bufe— es sólo una fiesta.

—Morrigan— insistió— hablo enserio.

—De acuerdo—intente tranquilizarla con un aprenton de hombros pero pareció no funcionar.— en dado caso de que algo salga mal, te llamaré...

—No sera necesario— baja su vista collar y yo hago lo mismo— si algo pasa yo lo sabré.

Luego de uno largos segundos de silencio, la bocina de el coche de aquel tórtolo sonó.

—Es hora de irme— corte nuestro agarre, tome mis cosas y me dirigí escaleras abajo con el temor de caer por estas.

—No te acerques a nadie que no conozcas— gritó mi tía desde la planta de arriba.

—Okey.

—Veo que alguien se esmero esta noche— dice Jef observándome de pies a cabeza y extrañamente, deteniéndose en el collar.

—Es algo que mi tía me ha dado— lo tomo en una de mis manos para evitar que lo observe más, y no puedo ignorar la alta temperatura que ha tomado, debe ser efecto del contacto con mi cuerpo.— también te ves bien, por cierto.

—Sube, anda— abre la puerta del coche y hace un ademan para que yo entre— hoy será una buena noche.

—Nuestra noche— corrijo y así, avanza el auto.

Eterna Pasión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora