Vampiros; la raza más odiada

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James

Cada segundo que pasa al lado de Morrigan, es una completa tortura. Su manera aniñada de ser, me irrita en todos los sentidos, su presencia me irrita. Si por mi dependiera, la hubiere dejado morir cuando la atacaron, así, no tendría que estar con ella en el mismo auto, en la misma carretera, y respirando el mismo aire.

—Pon la radio— manda, y fastidiado la observo— ¿Qué?, eres aburrido, un poco de sonido no haría daño.

La ignoro y hace de su propia voluntad al encender la radio.
i wanna be yours de arctic monkeys suena, y me permito relajarme mientras la canción transcurre.

Morrigan inicia a canatarla de una forma poco discreta, y a lo bajo, yo la tarareo. Es de mis canciones favoritas, no me gusta escucharla estando serca de otras personas, pero no puedo lanzar a Morrigan por la carretera sólo por una canción. No me parece mala idea, pero me matan si lo hago.

—James— me llama, y de reojo le miro— ¿qué era eso qué me ataco?.

—Aún no debés saberlo, Morrigan. Todo tiene su tiempo.

—No cuentes con mi silencio si no cuento con tu respuesta.

Cada vez me enfada más, y estoy a una nada de bajarla de la camioneta y hacerla valerse por si misma.

—Recuerda que a cambio de tú silencio, esta mi protección.

Vencida deja caer sus hombros, y hace un extraño puchero. Blanqueo los ojos en señal de que me tiene harto.
Los minutos pasaron y cada vez estábamos más serca de mi salvación; su paradero.

Morrigan es esa clase de chica alocada, pero realmente imprudente, no conoce límites, ni normas o reglas.

—¿James?— vuelve a decir y me preparo para cualquier estupidez.

—¿Mmm?.

—¿También me protegeras en las noches?— cuestiona.

—Cierra las ventanas y nadie entrara.

—¿Y si las rompe?.

—Morrigan, no seas tonta— y llego al colapso— si alguien entra lo escucharas.

—Pudrete— se remueve en su asiento y se unde poco a poco.

*********
—¡MORRIGAN!— la señora Benner sale entusiasmada a recibirla.— ¿dónde te metiste condenada muchacha?.

—Me fuy al bosque a relajarme, estaba caminando y mi tobillo se resvalo en un desnivel— señala su inchado tobillo— se fracturo, y no podia y puedo, moverme, pedí ayuda y luego de unos largos minutos James llego.

—Buenos días, señora Benner.

—Hola, James.— me observa llena de desconfianza. Ella sabe respecto a todo, y que alguien como yo, se acerque a su palpitante sobrina, suena peligroso para cualquiera.

*******
Morrigan

—Dime, Morrigan— profiere mi tía ya estando dentro de casa— ¿eso realmente paso?.

—E.... ¿eso qué?.

—Realmente te caiste en el bosque.

Mierda y más mierda.

—Si— respondo intentando sonar calmada.

—Confío en ti Morrigan.

—Tía— la detengo antes de que pueda salir de la habitación.— ¿por qué dudarlo?, ¿hay algo mal con el bosque?.

Voy a tener respuestas a como de lugar.

—No— niega nerviosa— resposa por favor, Morrigan.

Si, si hay algo que ese bosque oculta. La criatura que me ataco no era un animal, pero tampoco un ser humano. Sus ojos no eran nada más que odio y oscuridad, como si el mismisimo demonio me estuviera viendo.

Recuerdo el diario, y rápidamente lo saco de mi mesa de noche.

Quiero ignorar lo que hasta ahora e leído, pero todo.... Todo parece tan real, y temo, temo que lo sea. Temo que mi tía tenga razón respecto a mi, que la licantropia y los vampiros no sean cosa de fantasías, si no, la realidad. Por más que me niege en creer, las cosas cambian, y cada párrafo y día que pasa, todo tiene más sentido. Es como si las piezas de un extenso rompecabezas estuvieran apareciendo.

Inicio a ojearlo en busca de criaturas extrañas, demonios, o.....

Vampiros, la raza más odiada.

Trago crueso ante la profundidad del título y con temor a saber lo que eso significa dirijo mis ojos a la primera palabra.

Si vos abeis llegado hasta aca, es por que algo buscas, en totalidad, buscas lo mismo que yo, sólo que ahora no lo sabes.
No, no son criaturas que deseis tener como amigos, compañeros, etc...
Son seres merecedores de su propia casa; el infierno.
Su falta de humanidad los hace prepotentes, su prepotencia les siega, y con ello, la necesidad de matar.
Mi propósito como cazador no fue solamente el proteger a mi familia, si no, acabar con esas bestias mientras lo hacía.
Desde la firma del tratado, estos tuvieron que detener su casa humana, y alimentarse de animales. Sus privilegios se acabaron, y su sed de matar incremento. Uno de aquellos casos; LA FAMILIA LEAN VON DEE......

Eterna Pasión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora