Capitulo 11

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Narra Morena.

Camine por los pasillos, arrastrando mi cuerpo. Una de las cosas que odiaba era levantarme temprano y por sobretodo que fuera lunes, había pasado 3 días desde que volví al colegio, mi madre se casaría este viernes y tendría que estar presente, Roman me acompañaría.

Desde que salí del hospital no vivía mas en mi casa, tenía un pequeño secreto con Roman... Vivía en su casa. Mis ganas por besarlo cada vez que lo veía era inevitables tenía que controlarme todos los días, extrañaba sus besos.

Mire mi casillero llena de papeles, algunas amenazándome para que no me acercara a él... agarre todas y las hice bollito una por una para luego tirarlas. Saque el libro de matemáticas y lo guarde en mi bolso, retome nuevamente mi camino haciendo sonar un poco mis zapatillas, mire a todos para luego bajar la cabeza y caminar así al salón.

Trate de poner la mejor atención en la clase cosa que no resulto, las horas pasaban muy rápido y eso me alegraba.

-Hey tú- me llamo Cole, la mire expectante, realmente odiaba que una de las perras falderas de Stefanny me hablara - ¿leíste todo lo que dejamos en tu casillero?- pregunto mirándose en el espejo, así era la cosa.

-Lo único que leí fue que trataron de escribir algo, como un mensaje - acomode mi cabello - pero no lo lograron, muchas faltas de ortografía, cosa que tu nunca entenderías- señale.

No espere a que me contestara y salí del baño dando un portazo, soportaba demasiado todo esto. Odiaba mi vida, odiaba que todos los días fueran tan miserables y que no tengan solución.

Llegue a la cafetería captando toda la atención de los que estaban sentados, dirigí mi mirada hacia la comida, hacía varios días que no comía una comida decente. Tome la bandeja y me serví algo para saciar mi hambre, mientras encontraba donde sentarme sentí la mirada de alguien, Valentin. Nuestra amistad termino muy rápido, no volví a verlo desde aquella tarde en la sala de música donde peleamos. 

Era verdad que yo no me dejaba ayudar, lo aceptaba.

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Me senté en una de las bancas que quedaba cerca del estacionamiento, tenía que esperar a Roman para que nos fuéramos a su casa. Y justo en ese momento lo vi llegar mientras se acomodaba su flequillo provocando un cosquilleo inevitable en mi estomago. 

Me sonrió al encontrar mi mirada.

-¿Cómo estuvo tu día?- me pregunto mientras se posicionaba a mi lado, paso su brazo por mis hombros cosa que me hizo sentir segura.

-Bien, Cole trato de envolverme en sus palabras- me miro confundido - cuando llegue a mi casillero encontré miles de papeles que decían que me alejara de ti...- trate de sonar despreocupada.

Pero creo que no lo logre porque sus ojos dispararon furia.

-Mañana hablare con ellas- Dijo antes de que subiéramos al auto.

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Eran las 2 de la madrugada y yo sin poder dormir, toda la tarde me la había pasado haciendo deberes y metida en mi nueva habitación, Bürki no se apareció hasta la hora de la cena. En la cual ninguno de los dos hablo, fue muy incomodo.

Baje por las largas escaleras hasta la cocina, abrí la heladera en busca de leche para tomar. Cuando era pequeña tomaba leche para dormirme, mi papa siempre lo hacía, me acuerdo de su frase: "Un buen vaso de leche caliente y a soñar con tu príncipe", como me hubiera encantado que él estuviera aquí apoyándome en todo.

Quizás las cosas serian diferentes.

Me serví en un vaso la leche y camine hasta una de las sillas que se encontraban cerca, todo estaba oscuro.

-¿Por qué tan sola?- mi pulso se acelero al escuchar su voz.

-No puedo dormir...- trate de no sonar tan nerviosa, siempre que estaba cerca de él me ponía tonta.

Un silencio incomodo acompañado de nuestras respiraciones invadió el espacio.

-¿Siempre estás solo?- comencé a tomar la leche con paciencia, pude visualizar como se sentaba en una silla quedando frente a mí.

-Si... mis padres trabajan mucho- entendía como se sentía, siempre me pasaba.

-Lo mismo me pasa- tome un sorbo del vaso- desde que mi madre se separo de mi padre, lo único que se dedico a hacer, para no estar mal, fue trabajar- le reste importancia a mi comentario.

-¿Por qué te cortas?- su pregunta me tomo por sorpresa nuevamente, creo que era hora de decirle todo.

-Las burlas, el desprecio, la falta de atención-pause- el odio que siento hacia mi... todo- enumere algunas de las cosas por la cual me lastimaba.

-Una vez escuche "Solo los ángeles se hacen daño, porque no les gusta la vida en la tierra. El mundo los está destruyendo y desean volver nuevamente al cielo."-

-Es exactamente lo que quiero, morirme- declare a punto del llanto.

-Pero yo no quiero que te mueras, yo te quiero aquí viva... conmigo- se acerco a mí.

-¿Por qué eres así?- nunca hubiera jurado vivir todo lo que estaba viviendo, y mucho menos con él.

-Porque me di cuenta que te lastime, te humille y quiero empezar de nuevo todo, demostrándote que no soy ese chico que una vez conociste- aun en la oscuridad pude notar un brillo en sus ojos, la luz que venía de afuera hacia que viera una de las cosas más maravillosas que vi en toda mi vida. 

Su rostro completamente relajado.

-Tengo miedo que me vuelvas a lastimar- declare y rompí todo contacto visual.

No sé cómo fue pero me alzo y apoyo mi cuerpo sobre la mesa quedando así él parado, abrazo mi cintura. Esto era hermoso, una sensación única y soñada.

-El día sigue siendo azul si estamos juntos- susurro en mi oído, busque su mirada y la volví a conectar.

-Necesito la calma que tú me das- pronuncie las últimas palabras y uní nuestros labios, nuestros besos siguientes se tornaron más salvajes. Sentí como me tomo en sus brazos, salio de la cocina  y empezó a subir las escaleras, lo siguiente que sentí fue como me deposito en la cama.

-Roman... Yo ... - me queje, abrí los ojos para encontrarme a un chico totalmente diferente y hermoso.

-Lo sé linda, aun no estás preparada- asentí, él se acomodo a mi lado, tapo nuestros cuerpo con una sabana y se aferro a mi cintura. Apoye mi cabeza en su pecho y sentí su perfume, una de los mejores olores que alguna vez olí.

El sueño me empezó a vencer, comencé a cerrar los ojos y pronuncie mis últimas palabras –Buenas noches Bürki- y caí en un profundo sueño.

-Buenas noches princesa- fue lo ultimo que mis oídos pudieron escuchar, y se sintió realmente hermoso.

Nothing To Lose - Roman BürkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora