Narra Morena.
La alarma sonó por toda la habitación interrumpiendo mi sueño, trate de moverme pero un brazo enrollado a mi cintura me lo impidió entonces recordé todo lo que había pasado hace unas cuentas horas atrás.
-Buenos días- dijo Roman con voz ronca, lo que producia un coquilleo en mi estomago.
-Mmm buenos días- me aferre más a él.
-Es hora de levantarnos linda- deslizo un poco las sabanas.
-Odio la escuela- declare aun con los ojos cerrados.
-No seas vaga- beso mi nariz - vamos o si no llegaremos tarde-
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La mañana paso rápido, esta vez si preste atención. Recibí miradas acosadoras por parte de Stefanny y sus perras falderas, no le di importancia y seguí con lo mío.
Los profesores de vez en cuando retaban a Roman por distraerse y eso causaba que me riera, lo vi varias veces mirándome cosa que me incomodo demasiado.
Esta tarde tendría que ir a ver mi vestido de "dama de honor", no me gustaba para nada tener que estar parada 1 hora viendo como mi mamá se casaba con otro hombre que no fuera mi papá, todo un horror que me harían pasar.
Mientras me probaba los vestidos uno de ellos me llamo la atención. era rojo, mi color favorito.
Tenía decidido usarlo después de que terminara la ceremonia, mi vestido de "dama de honor" aun no estaba listo.
Roman paso a retirarme y fuimos a comer a un lugar de comida rápida, al otro día teníamos el último examen de Literatura.
-¿Escribes?- me pregunto Bürki mientras mordía su sándwich. Tome un sorbo de mi bebida y le respondí.
-A veces, más cuando necesito desahogarme y no hay nadie para apoyarme-
-¿Me escribirías algo a mi?- sonrió.
-Lo pensare- hice cara de pensativa, siempre escribía cosas deprimentes o como me sentía, nunca escribí algo para alguien.
Luego de que termináramos de comer nos dirigimos a su casa, por supuesto sus padres no estaría. Me conto algo sobre un viaje que duraba un mes, algo así.
Entre tareas que me faltaban hacer, juegamos a tirarnos papeles, terminamos de "repasar". Roman decía que era un pequeño repaso pero yo no le creía absolutamente nada.
-¿Por qué me miras?- pregunte acomodando los libros y dejándolo a un lado de la mesa.
-Eres hermosa- mis mejillas se tornaron rojas, si se proponía a avergonzarme lo lograría fácilmente así.
Me reí y entonces decidí escribirle.
-Espérame un segundo- agarre lápiz y un trozo de papel.
"Nunca lograre entender como sonríes a pesar de todo, eres único y muy valioso. Siempre que peleamos terminaba mal pero tú no... recuerdo la primera vez que te vi, desde ese momento empecé a odiarte. Nunca comprendí la frase "del odio al amor hay un solo paso" sé muy bien que te odio pero muy dentro mío te quiero. Tengo un profundo respeto por la persona que está al frente mío, la persona que me está protegiendo de todo mal y me está cuidando como lo haría un buen hermano o quizás padre. Te convertiste en alguien muy especial para mi... reconozco que nunca escribí para alguien, la mayoría de veces lo hacía para desahogarme pero esta vez es diferente, le estoy escribiendo a una persona como tú. Tenemos diferencias como cualquier persona, tenemos gustos distintos como todos, pero hay algo que nos une y que estoy tratando de descubrir."
Al terminar de corroborar que todo estuviera en su lugar, entregue el pedazo de papel a Roman. Cuando vi como se forma en su rostro una sonrisa supuse que le había gustado.
-¿Y qué tal?- moría de curiosidad de saber qué tal le había parecido lo que escribí.
-Me gusto- afirmo y se levanto. Mire cada uno de sus movimientos hasta que se sentó a mi lado- ¿pensaste en ser escritora?- negué con la cabeza- piénsalo, quizás te sirva.
Mire sus labios entre abiertos y no me anime a besarlos. Lo mire a los ojos, se conectaron formando una explosión dentro de mí, algo único que jamás sentí. Mire nuevamente sus labios y me acerque peligrosamente a ellos pero antes de que pudiera rozarlos el sonido de la puerta nos interrumpió.
Me recosté resignada en el sillón esperando a que él abriera la puerta, su rostro se tenso al igual que su cuerpo.
-¿Qué paso?- me levante del sillón. Me asome para ver quién era y rogué mil veces que no me hayan escuchado.
-Mejor voy arriba- susurre bajo, Roman asintió. Alce todas las cosas de la mesita y las lleve rápidamente arriba.
Sentí como la puerta de la entrada se abría y como pasaba esa visita inesperada.
¿Qué estará haciendo acá? ¿Acaso sabrá que vivo con Roman? Esas preguntas surgieron de mi inconsciente y me asustaron.
¿Me volverá a hacer daño?
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Nothing To Lose - Roman Bürki
Teen FictionNada que perder cuando nadie conoce tu nombre.