48. Dean Winchester.

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Dean Winchester aka Squirrel

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―Vamos Winchester, te apuesto a que no eres capaz.―exclamé, mirándolo con una mirada retadora, este solo rió.

―Sabes que si, Key.―dijo mientras se acomodaba para pegarle a la última bola negra. Yo lo miré con despreocupación. Era bastante fácil que esta cayera a cualquier agujero, y sabía que ya había perdido, pero me gustaba molestarlo.

Este miró al frente con concentración, y con un movimiento rápido, le pegó a la bola. Esta chocó cinco veces con los bordes antes de caer dentro de un agujero, así ganando el juego. Yo bufé.

―¡Oh vamos! ¡Era obvio!―dije mientras levantaba mis brazos, este se acercó y me miró muy de cerca.

―Quiero mi premio, señorita.―habló, yo lo miré a los ojos, y lo miré divertida.

―No quedamos en nada, idiota.―si lo sé, soy una maldita mata pasiones. Este rió.

―¿Segura?―luego se acercó un poco más a mí, y me besó. Obviamente yo le correspondí de inmediato.

Se sentía bien estar así con él. Sin preocupaciones (por el momento) y con un tiempo para nosotros dos. La mayoría del tiempo nos encontrábamos de caso en caso, y por respeto a Sam, no nos comportábamos muy melosos. Aunque bueno, Sam no estaba siempre presente. Como ahora, por ejemplo.

―¿Qué te parece si nos vamos a casa?―hablé, este me miró como si le hubiera dicho algo malo.

―¿A casa? Aún es temprano...―bufó, yo reí.

―Es tarde, Dean. Debemos irnos.― él asintió. 

―Si tú lo quieres así...―comenzamos a caminar hacia la salida, no sin antes, terminarnos nuestros tragos de un sopetón, y ponernos nuestras chaquetas.

Ya a un lado del Impala, este comenzó a sacar sus llaves. Una vez abierto, nos metimos dentro. Nos quedamos unos segundos ahí, sentados en silencio. Yo miré a Dean, interrogante por que aún no avanzaba.

―Kendra... escucha. Quizá este no sea el mejor momento y... créeme, hoy la he pasado muy bien.―comenzó diciendo, desmostando algo de nervios. Yo lo miré algo confusa. ¿De qué venía todo eso?―Hemos estado juntos por demasiado tiempo, y solo tu y yo sabemos cuanto tú significas para mí. Siempre has estado ahí, apoyándome, cuidándome, amandome. Y Kendra yo...

Pero un ruido lo detuvo. 

Fue como si algo hubiese caído de golpe cerca de los contenedores de basura que se encontraban a un lado del bar. Yo miré a Dean, y este en dos segundos, ya tenía su pistola en mano, dispuesto a salir a averiguar que había sido eso.

― Voy contigo.―hablé, copiando su acción, este me miró negando.

―No, quédate aquí. Solo iré a ver que hay por allí, vuelvo en un segundo.―fue lo último que dijo antes de salir del auto. Yo me quedé ahí sentada mirando como iba Dean caminando hacia los contenedores.

No se podía ver mucho, por la escasa luz del lugar. Lo único que podía identificar eran dos cuerpos, quizá personas. Y Dean, quién se encontraba a un lado de ellos.

ONE SHOTS ; SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora