Me enamoré de ti.

Capítulo XIV

14. Mi Pequeño.
John

Después de haber hecho un mega drama creo que debería portarme como el adulto que todo mundo piensa que soy y actuar como es debido.

Me había levantado después de haber llorado y que me haya consolado la almohada, mis padres no estaban así que pude llorar tan alto como quise, sin que nadie me diga nada.

Tomo mi celular y veo que ya es tarde, no tengo demasiada hambre así que decido no comer nada, tomo una ducha ya que apestaba a sudor, demasiado.

Puedo sentir como las gotas de agua golpean mi cuerpo y eso me relaja, me pongo a pensar de ¿Por qué Mike envió esas fotos? No sé cuál es la razón. Pero lo que sí sé es que Franck habrá tenido con Mike alguna relación en su antigua vida.

Creo que tengo que hablar con él. Salgo de la ducha, voy a mi armario y tomo una de mis famosos pijamas, como estaba en tono serio y adulto decidí ponerme una pijama de pingüinos que tenía. Lo sé, no tiene nada serio mi pijama, pero vamos... Déjenme ser feliz por un momento.

A la vez, lo muy adulto no queda ya porque aún sigo usando pijamas y esto me hace ver como un niño pequeño, aunque lo sigo siendo.

Decido bajar y ver una película. Me quedo pensando, no sabía qué hacer. Tocan el timbre de la puerta y no sé quién podrá ser.

Mis padres trabajan hasta las 6 a.m. en el hospital. Así que ellos no pueden ser.

Me dirijo a la puerta y la abro, es Franck, puedo sentir como mi corazón se acelera solo con verlo, andaba vestido con una camisa azul muy apegada a su cuerpo, también con unos pantalones de color blanco apegados a sus piernas y un par de zapatos negros Vans.

Cargaba una sonrisa que me volvía loco y me hacía sentir cosas, pero lastimosamente el momento se dañó cuando me acorde del mensaje que me envió Mike.

-Sé que dije que nos veríamos la próxima semana, pero quería verte y hablarte, no aguanto estar lejos de ti. – Dice con una sonrisa en su rostro, estoy enojado pero... Si quiero que haya algo entre los dos en un futuro, tengo que pensar como niño grande y no como un infante. – ¿Puedo pasar? – Pregunta mirándome a los ojos y me avergüenzo, mis mejillas ardían, era de vergüenza y a la vez de rabia. No tengo que enojarme con él, después de todo aún no somos nada, apenas nos conocemos.

-Tenemos que hablar. – Digo en voz baja, tengo que ser sincero con él y decirle lo que siento.

-¿Es algo malo? – Preguntó dudando.

- Probablemente sí. – Digo un poco enojado, él lo nota y sé que dirá algo para tranquilizarme.

-Pues bueno, pero hablemos como personas normales y civilizadas, no quiero tener otra discusión contigo.

-Bueno...

Entra a mi casa y la ve de un lado a otro, creo que le gusta estar más en mi casa que en la suya, no sé por qué.

-Bueno... Dime ¿Qué pasó? – Preguntó con intriga el chico de los ojos oscuros.

-Toma... Mira. – Le doy mi celular y espero que pueda entender porque ando un poco enojado, creo que soy muy celoso, demasiado. – Me puedes explicar eso...

-Sabía que era mala idea darle tu número. Cuando me lo pido algo de mí decía que no era para algo bueno. – Tomó un suspiro y se preparó para decirme algo que probablemente me afecte demasiado. – Te lo diré, pero prométeme algo, no cambiará nada entre nosotros. Me lo prometes.

-No puedo prometerte algo cuando no hay aún un "nosotros".

-Que malo eres. – Dice bromeando y agarrándose el pecho en señal de dolor. – Me has roto el pobre corazón.