CAPÍTULO XXXIII

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33. Volviendo al pasado.
Y varios recuerdos comienzan a volver a mi cabeza, siento como mi estómago se comienza a revolver, mi cabeza a estallar y mis sentimientos salen a flor de piel, me siento anonadado, confundido, extraño, estando en el carro y viendo el panorama me hizo confundir inmediatamente, comencé a recordar otra vida, que probablemente era mía.

Lágrimas salen sin cesar, prometí que no lloraría, pero creo que no podré cumplir esa promesa, no puedo parar este sentimiento de nostalgia que siento. ¿Por qué estoy recordando todo esto? ¿Por qué siento que esta era mi vida antigua, y todo lo que me han dicho mis padres fue una vil mentira? A ninguna de esas preguntas le puedo encontrar respuesta, mi pecho comienza arder, siento como los latidos de mi corazón comienzan hacerse más lentos y estoy seguro que en cualquier momento me puedo desmayar, perder la conciencia o incluso sufrir un ataque de pánico.

Miro a Franck y también llora como niño, no se que pensar ante dicha escena, no se si consolarlo o enojarme con él, tal vez debería hacer ambas, después de todo, no puedo dañar la relación que ahora construí con él, literalmente fue difícil que yo me decidiera a tener una relación con él, así que intentaré mantener la calma y hablar este tema "como una persona normal".

Lo alejo lentamente de mi pecho, y lo miro a los ojos, esos oscuros ojos que me atraparon en el primer día que lo conocí, cuando se mudaba al frente de mi casa, solo al chocar nuestras miradas me hacía sentir escalofríos, miedo, pero no un miedo de que piensas que alguien te matará, miedo a amar, a no ser correspondido, a pensar otra vez en la tonta idea de "amor a primera vista", pensar que él sería mi amor correspondido, por que les afirmo que el día que lo vi, pensé la loca idea que el sería la persona con la que quisiera llegar a casarme y tener hijos. Me acerco a su frente y dejo un suave y casto beso en esta, llevo mis manos a su mejilla y comienzo acariciarlas lentamente.

—Se supone que el llorón aquí soy yo Franck, no tú — digo con risa burlona, intento alejar el ambiente de tristeza pero aún así no funciona, el desvía su mirada y no me ve, por vergüenza, siente que me ha mentido, pero si, aunque lo haya hecho tal vez lo hizo para protegerme, no recuerdo totalmente todo mi pasado, pero si que vivía antes aquí, y que allí lo conocí a él. Solo eso, toco su barbilla y lo obligó a mirarme. — Diablos hombre, no sientas ¿vergüenza? No hiciste nada, me estabas protegiendo y lo entiendo; además, te prometí que no te abandonaría, ¿lo recuerdas? — pequeñas lagrimas comienzan a salir de su rostro y por fin muestra una sonrisa. — Te ves más guapo cuando sonríes. — Digo en tono pícaro.

—¡Cállate! — Se pone rojo y comienzo a reírme. El me imita y otra vez pone el semblante duro, triste, me preocupo y a lo que quería hablar el me detiene. — Perdón... se que no debí ocultarte tu pasado, lo siento, pero quería protegerte, estas vacaciones fueron para que recuerdes tu vida antigua, tu trauma no fue causado en la escuela como lo dijeron tus padres, fue causado aquí, en Ecuador, tu te criaste acá, yo te conocí aquí y me enamoré de ti en este lugar. — Al decir esa última frase sonríe como idiota, literalmente se lo ve hermoso, alza la mirada y me ve. — Me enamoré de tus lindo ojos, tus pequeños lunares y tu gran actitud, siempre ayudabas a los demás y jamás decías un "no" como respuesta. — Sus palabras me hacen sentir bien, al menos se que no fui un idiota en el pasado. — Pero... desde que te enfermaste, mi mundo se derrumbó, y así mismo el tuyo, no pude soportar la idea que te separaran de mi, pero no podía hacer nada, no podía ser egoísta contigo, tu salud era mi prioridad, aunque tuviera que perderte, aunque ya no estuvieras a mi lado, ni compartiendo risa, ni saliendo a caminar todas las tardes tomados de las mano, a comer helado, ir al parque a jugar como cualquier niño lo hacía, desde ese día me sentí mal, pensé que no hice lo suficiente, pensé que tú sufrimiento fue causado por mi culpa, todos los días me culpaba siempre, llorando, sintiéndome basura por lo que te pasó, y se qué tal vez ni recuerdes nada de lo que estoy diciendo, pero tengo miedo de perderte ahora mismo, tengo miedo de que me dejes por no haberte dicho la verdad desde el día que te volví a encontrar, se que merezco que me dejes, pero yo te amo, y no creo que pueda soportar perderte de nuevo, no ahora que te encontré, otra vez... — Ahora si tengo unas ganas tremendas de vomitar; no entiendo nada, entonces... ¿Todo lo que dijeron mis padres fue mentira? Vivieron todo estos años mintiéndome, no sufrí un trauma psicológico, yo enfermé de pequeño, intento tomar aire y hablar con total naturalidad.

Me enamoré de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora