La ausencia de Young Hyun: parte 2/2

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   La casa de Young Hyun queda realmente cerca de mi casa. En realidad, queda a una cuadra de la plaza en la que nos volvimos mejores amigos oficialmente. No fue difícil encontrarlo, ya que era un gran edificio. Corrí hasta la entrada, me calmé un poco y toqué el timbre que indicaba su apartamento. Luego de un rato, volví a tocarlo, ya que no había recibido respuesta alguna.
   Después de tocar por segunda vez, seguía sin obtener respuesta, por lo que, algo decepcionada, me estaba por ir. Me di la vuelta comenzando a caminar, cuando paré en seco al escuchar una respuesta.
¿Quién es?escuché que preguntaban a través del portero eléctrico.
   Rápidamente supe que esa persona era Young Hyun. Ni siquiera un aparato lograría ocultar ese tono característico de su voz. Corrí devuelta hasta allí para contestarle.
—¿Young Hyun? Soy yo, ___.
¡¿___?!-se escuchó exclamar al otro lado.
—Sí... —contesté.
   Luego de eso no escuché ninguna otra palabra. Me quedé en la entrada a esperar a Young Hyun. Un buen rato más tarde, él me estaba abriendo la puerta. Se veía algo cansado, por lo que pensé que, tal vez, había estado durmiendo.
—Hola, ¿Qué haces aquí? —preguntó, extrañado.
—Bueno...Sung Jin, el representante de la clase, me dijo que tus tareas se estaban acumulando y me pidió que te las trajera y que averiguara por qué estabas faltando.
—Ahh... —dijo—. ¿Cómo encontraste mi casa?
—Él me dio tu dirección.
—Bueno, dame eso. Se ve muy pesado, no deberías cargarlo —dijo, tomando todas las tareas.
   En el momento en el que hizo eso, pareció fatigado. Cerró los ojos y con una mano se sostuvo de la puerta.
—¿Estás bien? —pregunté, muy preocupada.
—Sí, no es nada —contestó.
—No parece ser nada.
—Tranquila, es solo un mareo por el dolor de cabeza.
—Déjame ver —dije, tocando su frente, la cual estaba ardiendo.
—De verdad, no quiero que te preocupes por mí.
—¡¿Cómo no lo haría?! Tu frente está ardiendo, Young Hyun.
—No es tanto, de verdad.
—¡Claro que lo es! Dame eso —dije, tomando las tareas devuelta—. Las llevaré por ti.
—Pero—lo interrumpí.
—Pero nada. Vamos.
   Él me hizo pasar y cerró la puerta. Mientras caminábamos en silencio me sentí algo culpable, ya que él no se siente bien y yo lo regañé. Una vez en su piso, él abrió la puerta de su departamento y me hizo pasar. Todo estaba bastante desordenado y sabía que a él lo apenaba, ya que no puede ocultarme nada.
—Perdón por el desorden —dijo, confirmando mis sospechas.
—Está bien, ¿Dónde dejo estás? —dije, refiriéndome a las tareas.
—Sobre la mesa está bien —contestó, mientras se sentaba.
—¿Ya tomaste algo para el dolor de cabeza? —pregunté.
—Sí, pero ayer. En realidad es un resfriado. Estuve faltando por eso— contestó, pasándose una mano por su nuca.
—¿Por qué no me dijiste? Tienes mi número de teléfono. Realmente hiciste que me preocupe —dije, sin dejar de regañarlo.
—Lo siento, es que el martes comencé a sentirme mal y me quedé dormido. En la tarde de ese día pensé en escribirte, pero no quería molestar y luego me quedé sin batería y no tengo suficientes energías para buscar el cargador en este desorden.
—¿Por qué tus padres te permiten tener todo desordenado?
—Porque ellos no viven conmigo y tampoco me supervisan todas las semanas —contestó, mirando al suelo.
—¿Por qué no viven contigo?
—Porque trabajan fuera de la ciudad y decidieron dejarme vivir aquí para no perder a mis amigos.
—Entonces, sí tienes otros amigos —dije, extrañada.
—Eso creen ellos... —contestó, sin dejar de mirar al suelo.
—¿Ellos saben de tu resfriado?
—No.
   Yo suspiré pesadamente y me dirigí a él.
—¿Comiste algo?
—Aún no.
—Ve a recostarte. Yo te prepararé algo de comida.
—¡No! De verdad, está bien. No te preocupes por mí —dijo, intentando retenerme.
—No, yo quiero cocinarte. Vas a comer y luego tomarás algo para el dolor de cabeza —me detuve a pensar—. Wow, acabo de hablar como la abuela...
—Se nota que te crió.
—Jaja, sí. Bueno, ¿Qué quieres comer?
—Lo que sea está bien.
—Te estoy dando a elegir.
—Entonces, una hamburguesa de Burger King —dijo, con una gran sonrisa de niño pequeño.
—¿Una hamburguesa? ¿No sería mejor una sopa o algo como eso?
—Puedo vivir a base de Burger King... —dijo serio—. De verdad, sería feliz.
No pude evitar soltar una risita ante la seriedad de Young Hyun con algo tan simple.
—Bien, iré a comprarte una hamburguesa y algo para tu resfriado y dolor de cabeza.
—¿Lo harás?, ¿No quieres que te acompañe?
—No, está bien. Tú quédate en cama, solo dame las llaves para volver.
—Están sobre la mesa —dijo, señalando las llaves mientras se dirigía a su habitación.
—Ya vuelvo —dije, saliendo.
Salí de allí e hice todo lo que tenía planeado. Compré una hamburguesa para Young Hyun y una para mí, luego pasé por una farmacia para comprar los medicamentos y tomé el camino para volver.
   Al entrar al departamento, lo vi a Young Hyun buscando algo. Dejé las cosas sobre la mesa y me acerqué a él.
—¿Qué buscas? —pregunté, expectante.
—Mi cargador —dijo, revolviendo algunas cosas—. ¡Comida! —exclamó, al desviar su mirada hacia la bolsa que decía "Burger King".
—Comamos —dijo, sacando lo que había en ella.
   Estaba por dirigirme devuelta a la mesa, cuando vi el cargador de Young Hyun sobre el estante de un mueble. Me acerqué a tomarlo y me encaminé a la mesa.
—Oh, lo encontraste —dijo, tomándolo de mi mano y yendo a conectar su celular.
—¿Cómo es que eres tan desordenado? —pregunté, divertida.
—¡Es que no puedo evitarlo! —exclamó dramáticamente.
Luego de que comimos, volví a mi casa. A la mañana siguiente, me desperté temprano y fui a visitar a la señora Lee para preguntarle si me ayudaba a preparar la sopa que ella siempre me hacía de pequeña cuando me resfriaba. Como es común en ella, aceptó ayudarme y esa mañana fuimos al supermercado para comprar los ingredientes.
A eso del mediodía, decidí ir a la casa de Young Hyun y llevarle la sopa.
¿Quién es?preguntaron, después de una eternidad tocando el timbre.
—¿Quién podré ser...?
—¿Qué haces aquí tan temprano?
¿Tan temprano? Young Hyun, son más de las 12:00 P. M.
—¡¿Qué?!
Luego de eso, esperé un rato más y Young Hyun bajó a abrirme la puerta. Una vez en su casa dejé el bolso con la sopa sobre la mesa.
—¿Qué es eso? —preguntó Young Hyun, curioseando.
—Es sopa que preparamos hoy con la abuela. Sírvete y cómela antes de que se enfríe.
—¿Tú y la abuela la hicieron para mí?
—Sí, le conté sobre tu resfriado y le dije que quería prepararte la sopa que siempre me hacía cuando yo me resfriaba.
—Wow... —dijo, sonriendo—Definitivamente aún no me acostumbro.
—¿Acostumbrarte a qué?
—A alguien que se preocupe de mí como tú lo haces —dijo, sonriendo dulcemente.
Mi corazón comenzó a latir muy fuerte, sentí como mis mejillas se enrojecían y una oleada de calor recorrer todo mi cuerpo.
—Para algo son los amigos —dije, disimulando mi verdadero estado—. Por cierto, dejé a la abuela con algunas cosas que hacer, ¿Te molesta si vuelvo a ayudarla?
—No, para nada. Ve a ayudarla y dale las gracias de mi parte.
—Ok, lo haré —dije, yéndome de aquel lugar.

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