Ayer por la noche decidí activar unas cuantas alarmas a las 8:00 y 8:15 de la mañana de hoy. La cosa es que me levanté a las 7:30 sin ellas. Estaba tan ansiosa que, al ver la hora e intentar dormir unos 15 minutos más, no pude. Al fin y al cabo, esos 15 minutos los terminé usando para intentar volver a dormir y dar miles de vueltas en mi cama.
Por la noche lo había preparado todo, por lo que no tenía mucho que hacer. Hice algunos quehaceres, me duché, me vestí, arreglé mi cabello, lo hice todo. Una vez terminé de desayunar, cepillé mis dientes y me dediqué a esperar a Young Hyun.
A las 10:00 en punto, el timbre de mi casa sonó y yo corrí como una loca desesperada a por mis cosas y luego hacia la puerta. Antes de abrirla, respiré profundo, me calmé, y luego la abrí intentado disimular un poco mi gran euforia.
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*narra Young Hyun*Desde que me desperté, no pude contener una gran sonrisa. El solo hecho de pensar en esta cita, realmente me hacía muy feliz. Una vez estuve listo, me dirigí a la casa de ___. Había llegado a eso de las 9:30 y yo le había dicho que llegaría a las 10:00. Devuelta consideré la idea de que realmente era un tonto, aún así, decidí quedarme a esperar en la puerta.
Mientras esperaba, vi como la señora Lee venia con una gran bolsa. Rápidamente pude darme cuenta de que era pesada, por lo que me apresuré a ayudarla.
—Señora Lee, ¿por qué nunca pide ayuda? —pregunté, arrebatándole aquella pesada bolsa que cargaba.
—¿Por qué sigues llamándome señora Lee?, te dije que abuela está bien —dijo, regañándome cariñosamente.
—Es solo que no quisiera incomodarte llamándote así —contesté tímidamente.
—Me molesta que me digas señora Lee. Todos los amigos de ___ pueden decirme abuela —dijo, entrando a su casa mientras yo la seguía.
—De hecho... —comencé—, ___ y yo ya no somos sólo amigos... —dije tímidamente.
—¿No me digas que al fin comenzaron a salir? —preguntó, sorprendida.
—¿Al fin? —pregunté, confundido, dejando la bolsa sobre la mesa.
—Sí, desde que ___ te conoció está totalmente flechada y, al verlos juntos, me di cuenta de que era recíproco —dijo, explicándose.
—¿___ está enamorada de mí desde que me vio? —pregunté, sorprendido.
—Perdidamente —agregó.
—¿Ella te lo dijo?
—No, pero soy su abuela. No me puede ocultar nada —dijo, y luego agregó—, y tú tampoco.
Miré al reloj y ya eran las 09:50, entonces me sorprendí de lo rápido que había pasado el tiempo.
—¡Ya debo irme! No quiero retrasar nuestra cita —dije, sonriendo al decir aquella última palabra.
—¿Hoy tiene una cita? Con razón vas tan bien vestido —dijo, divertida.
—¿Me veo bien? —pregunté, para asegurarme.
—Un momento —dijo, arreglando el cuello de mi camisa—. Ahora sí.
—Ok, adiós, abuela —dije, dándole un beso en la mejilla y apresurándome a salir de allí.
—Suerte en la cita. ¡Diviértanse! —exclamó mientras me iba.
Me dirigí a la puerta de la casa de ___ y esperé un minuto, hasta las 10:00 en punto, y toqué el timbre. Segundos después, ___, quien se veía totalmente hermosa, abrió la puerta y me sonrió encantadoramente.
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*narra ___*Caminamos juntos de la mano hasta llegar a la parada de buses. Esperamos un rato y, no mucho después, nos subimos al bus que debíamos tomarnos. Allí casi no había gente, por lo que nos sentamos en dos asientos juntos. Cariñosamente apoyé mi cabeza sobre su hombro y él, en respuesta, besó dulcemente mi frente. Definitivamente Young Hyun era uno de los chicos más dulces sobre este planeta.
Al llegar al parque, tomé a Young Hyun de la mano y lo llevé al lugar que le había dicho. Tal y como recordaba, allí no había casi gente, estaba frente a un lago y nos daba una hermosa y cálida luz solar.
Cuidadosamente extendí el mantel que traje para sentarnos. Dejamos las cosas allí y comenzamos a almorzar, ya que, hasta que llegamos y encontramos el lugar, el tiempo había pasado volando.
Luego de comer, hablamos, bromeamos, jugueteamos en el césped y el espacio que nos rodeaba, hicimos monerías y muchas cosas. Rápidamente caímos rendidos al suelo, después de gastar nuestras energías.
Quedamos frente a frente, mirándonos intensamente a los ojos. No podía ocultar mi sonrisa y él tampoco. Estábamos recostados sobre nuestros lados y con nuestras caras a tan solo unos centímetros. Él se veía tan adorable sonriendo mientras me miraba. Extendió su mano hacia mi mejilla.
—De verdad te quiero. Y mucho —dijo, acariciando mi mejilla.
—Yo también —dije, cerrando mis ojos y apoyando mi cara contra su mano.
El contacto de su piel se sentía tan bien. Todo era tan perfecto. Verdaderamente no quería que acabara jamás.
Al abrir mis ojos, él soltó una risita mientras sonreía ampliamente.
—¿Qué? —pregunté.
—Es solo que tú eres tan linda —dijo tiernamente.
Me acerqué más a él, hasta que nuestras caras quedaron a unos pocos centímetros. Con un lento y sutil movimiento, nuestros labios se juntaron. Fue tan tierno y suave. Se podía sentir que, en ese beso, no había lujuria sino amor. Él movió lentamente sus labios sobre los míos, mientras apoyaba una de sus manos en mi cintura. Al separarnos, juntamos nuestras frentes mientras nos mirábamos a los ojos.
Lentamente yo separé nuestras frentes y lo abracé fuertemente. No quería dejarlo ir nunca. Él también me abrazó y comenzó a reír, yo también lo hice. Luego de estar un rato abrazados, intenté separarme de sus brazos, pero él me retuvo unos segundos más. Hundió su cara en mi cuello y me abrazó con aún más fuerza.
—Nunca me dejes, por favor. No quiero perderte —dijo, y sentí una gota tibia caer en mi piel, recorrer mi hombro y caer por mi espalda.
Él estaba llorando.
—No lo haré, jamás te dejaré solo. No volverás a estarlo —contesté seriamente—. Juro que te atormentaré con mis idioteces hasta el fin de los días —agregué, divertida, para alivianar el ambiente.
Él soltó una risita y se separó de mí.
—¿Lo prometes? —extendió su dedo meñique hacia mí.
—Lo prometo —dije, entrelazando con fuerza nuestros dedos.
Lo miré por unos segundos y luego extendí mi mano para limpiar sus lágrimas. Suavemente las limpié con mis pulgares y luego seguí acariciando sus mejillas. Él cerró sus ojos al sentir aquel tibio contacto y yo lo acerqué hacia mí y volví a abrazarlo. Yo verdaderamente amaba cada vez más todo de Young Hyun.
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Just Rumors • [Young K y tú]
FanfictionA él todos le temen, algunos lo odian, pero la realidad es que ninguno lo conoce y nadie lo comprende. Ella piensa que a las personas se las debe juzgar luego de conocerlas y no mediante lo que la gente dice.