Tristeza

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"En cursiva y dentro de comillas son pensamientos"

*Llamadas telefónicas*

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Tristeza

-Sakazaki impuso una nueva condición. Exclamo Akihito pasando al lado de Mikhail, entrando al apartamento de este.

-¡Buenas Noches! ¡Yo me encuentro muy bien! Responde el ruso sarcástico caminando detrás del rubio. -¿Ahora que hizo ese gusano?

-Me obligo a estar un par de días en ese mísero club para complacer algunos de sus inconformes clientes.

-¿Y qué días fueron esos?

-Lunes y martes. Responde Akihito desanimado sentándose en el sofá. –Pensé que podría al menos descansar un poco de ese lugar.

-¿Y Asami? El ruso se sentó al lado del rubio.

-Lo debo de llamar el fin de semana. Akihito sonríe maliciosamente mientras mostraba la tarjeta que Asami le había dado.

Mikhail suelta un suave bufido, mientras se cruzaba de brazos. -Pues viendo esa sonrisa maliciosa, reconociendo que ese imbécil es buen mozo y sumando la nueva condición que te impuso Sakazaki ¿Me imagino que vas a hacer muy bien tu trabajo en el menor tiempo posible?

-¿Por qué lo dices?

-Asami Ryuichi es un hombre muy astuto y para que te ganes su confianza se requerirá de tiempo y la pregunta es ¿Cuánto más quieres esperar para salir de esa miseria en la que vives?

Akihito noto la férrea expresión del ruso. –He estado viviendo de esa manera por ocho años, unos meses más unos meses menos no hará mucho la diferencia, además te ves molesto y la pregunta es ¿Por qué lo estás?

Mikhail sonríe sarcásticamente mientras apoyaba su brazo derecho en la bracera del sofá. –Solo me pregunto cuál es el encanto de ese cretino.

-Oh ya entiendo. En esos instantes Akihito se levanta y rápidamente se sienta en el regazo del ruso. –No te preocupes, también hay servicio especial para ti y no solo para ese cretino. Exclamaba Akihito mientras frotaba sus caderas contra la pelvis de Mikhail.

-Me molesta tener que compartirte con Asami y esos clientes pero no hay opción ¿No es así?... ¡Kaito! Responde el ruso mientras acercaba su rostro hacia el de Akihito.

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Ya había pasado un año desde que Akihito y Asami se habían visto por primera vez, en donde el rubio se había encargado de seducir y embrujar al Yakuza. Durante ese año, el Mikhail con ayuda de Kaito, había arruinado algunos pequeños negocios de Asami.

Pero también, durante ese tiempo, en Akihito empezaba a florecer nuevas sensaciones diferentes a la atracción y el deseo. En el interior del rubio, se empezaba a disputar una batalla entre terminar pronto su labor y ser libre o confesarle a Asami toda la verdad y pedir su ayuda, pero el miedo que sentía no le permitía pensar con claridad.

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-¡Sí! En dos días se le entregara la mercancía en el muelle. Hablaba Asami por celular dándole la espalda a Akihito, quien simulaba estar dormido.

-Si, a las 10 de la noche, lo veré allí... recuerde que es en el muelle Ryogoku. En esos instantes Asami voltea a mirar a Akihito. –Nos vemos en dos días ¡adiós!

Akihito siente como Asami colocaba el celular en la mesita de noche mientras se sentaba en la cama, quedando muy cerca de él.

-¡Kaito! ¡Despierta! Es hora de desayunar... ¿no te parece que duermes demasiado? Asami removía a Akihito de un lado a otro.

Nosotros Los MiserablesWhere stories live. Discover now