01 El Hoyo en el Muro

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Niko

Nunca he salido más allá de el gigantesco jardín de mí casa y realmente no sé por qué no puedo.

Vivo en una mansión enorme con, como ya dije, un gigantesco jardín junto a toda mi familia. Un tío, la esposa de mí tío, un papá, una mamá, una abuela y una prima. Una familia común y corriente.

El único problema es que el jardín a pesar de ser, repito, gigantesco, éste no es infinito y eso a mi prima y a mí siempre nos a causado curiosidad.

Nunca nos han dicho que es lo que hay del otro lado del muro de casi dos metros que marca el límite del parterre.

A parte, si es que a alguno de nosotros se le ocurre preguntar o meter como tema de conversación que es lo que hay al otro lado del muro nos vamos los dos castigados, a pesar de que solo uno pregunte, y nos dan (en el mejor de los casos) un sermón como de media hora sobre de lo malo que es estar cerca éste.

Cuando cumplimos los ocho años se nos quitó la curiosidad por lo del "Lado B" del muro, pero a los trece esa curiosidad volvió con creces.

Hace una semana descubrirmos un hoyo del porte de una cabeza, quizás un poco más grande.

Estábamos caminando muy cerca del muro, ya que por alguna razón cerca de él florecen muchos tipos de flores y eso nos ayuda a escapar de la monotonía de la vida dentro de nuestra casa.

-Oye Niko...

-¿Sí?- Respondí.

-¿Cuál de todas éstas es tu flor favorita?

-¿A qué viene eso?

Suspiró.

-No, nada, olvídalo.

-La morada, esa que vimos el otro día.

-¿Eres sordo? Te dije que lo olvidaras.- Dijo molesta.

-Quizá yo sea sordo ¿Quién sabe?

-Sí, talvez seas sordo, pero no sólo de los oídos.

-Eso no tiene sentido.

-¿A no?

-No.

-Talvez tengas razón.

-Sí, talvez.

Nuestras conversaciones solían ser así, nunca hablábamos de temas que dieran para largo.

Los únicos temas que nos hacían quedarnos hablando hasta tarde eran sobre que es lo que nos imaginábamos al "Lado B" del muro y lo que vimos en el hoyo.

-¡Mira Rachel!- Apunté con el índice a un hoyo en el muro.

-¿Qué? No bromees ¿un hoyo? eso es imposible.

-Parece que es posible ¡Vamos!

La tomé de la mano con fuerza y la arrastré hacia donde estaba el agujero.

TransmutaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora