13 Ambiente en el Muro

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Rachel

Niko últimamente ha estado bastante callado y más pensativo de lo normal, además lleva una especie de librito negro a todas partes y lo lee casi todo el tiempo.

Hoy vamos de camino al segundo borde más cercano a la casa y el más lindo de todos. Ahí hay muchas más flores de lo normal e incluso Niko y yo construimos una casa en el árbol más alto del lugar cuando teníamos siete años. Es tan alto que hasta se puede observar un poco fuera del muro.

Todavía nos falta medio camino para llegar al borde. Yo llevo la canasta con la comida y él lleva un bolso que nunca había visto y la alfombra que usaremos para no mancharnos el pantalón cuando nos sentemos en el suelo inundado de flores ¡Ah! y porsupuesto también lleva el libro, lo está leyendo a la par que camina a mi  lado.

-Deja de leer eso, sabes que hace mucho que no tenemos un picnic. No quiero que ese libro arruine el ambiente.

-¿Ambiente de qué?

-El ambiente de confianza, convivencia y a veces cariño que se genera cuando dos personas de la misma familia hablan.

-¿Desde cuando hemos sido nosotros dos cariñosos?- El hablaba sin despegar su mirada del libro.

-Cuando éramos más pequeños eras por lo menos 30 veces más cariñoso conmigo.

-Tú lo haz dicho. "Cuando pequeños"

-¿Sabes algo?

-No, no le sé.

-Creo, solamente creo que te estoy empezando a odiar.

-Haz lo que quieras.

Niko ha cambiado mucho, demasiado para mi gusto. Desde el incidente del hoyo, desde que cumplió trece, desde que... desde que... desde que lo necesito ha cambiado.

Yo pensé que él sería mi apoyo para poder soportar el trauma, el miedo y el aislamiento de la familia. No sé por qué lo hacen no encuentro argumentos.

En verdad extraño al Niko de antes.

Llegamos al borde. Niko por fin dejó su libro a un lado y colocó la alfombra. Yo puse el canasto y saqué la comida. Niko retomó el libro y con él la lectura.

Me quedé sola, él estaba inmerso en otro pensamiento, en otro mundo, en otro universo. Me quedé completamente sola. Saqué un sándwich aliado (Jamón-Queso) y empezé a comer.

El pan no sabía a nada, ni el queso, ni el jamón.

Estaba deprimida.

Niko seguía leyendo. Sacó un pan sin nada y comió.

Luego yo saqué un vaso y lo llené de jugo de damasco para ayudarme a tragar.

Pasaron por lo menos cinco minutos desde que nos instalamos y no habíamos cruzado ninguna palabra.

Me levanté de la alfombra con el sándwich y él vaso de jugo. Uno en cada mano.

Niko levantó la vista.

-¿Qué te pasa?- Dijo por primera vez alzando su visita del libro.

-Nada.

-Uhm...

-Me voy a la casa del árbol sino te importa.

-¿Por qué?- Levantó la ceja.

-¿Por qué crees tú?- Me dí la vuelta para presenciar su rostro.

-Arruiné el "ambiente" ¿cierto?

-Cierto.

Me di la vuelta y fuí a la casa del árbol.

TransmutaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora