16 Hay que madurar sin depender del Muro

118 2 1
                                    

Daniel

La fogata iluminaba la noche, al muro y a nuestras caras.

-¿Qué vamos a comer hoy?-Preguntó Josefa.

-Venado- Dijo el viejo mientras colocaba el pedazo de carne al fuego.

-Tercer día seguido comiendo venado ¿A caso es el único animal que existe en este bosque?- Dije.

-Que nadie se queje, al menos tenemos comida y eso ya es mucho.

-¿Sabes lo qué es mucho?

-¿Qué?

-Las ganas que tengo de pegarte en las pelotas arrugadas que tienes- Exclamé.

-Muy divertido Daniel- Dijo el Viejo.

-Nada es divertido con esos rondando afuera- Dijo mi madre mientras sacaba la sartén, unas cuantas latas de frijoles y otras mierdas. Lo peor era que "nada es divertido con esos rondando afuera" era cierto, ellos... esa enfermedad sin cura se había llevado a mí amigo Edgar.

-Oye, ya va siendo hora de comer ¿Dónde estará Neko?- Preguntó Josefa.

-Creo que en la van, yo la voy a buscar- Respondí.

-Eh... Daniel, no es una van. Es un camión.

-Viejo, ¿Sabes qué tiene el potencial de un camión?

-¿Tus bolas?

-Exacto- Me levanté de el tronco en el que me encontraba sentado y dirigí mis pasos hacia la van (o camión, son lo mismo). Abrí la puerta del conductor, no estaba ahí. Abrí la puerta de los acompañantes y tampoco estba ahí. Juré que me cagaba encima si es que ella estaba en el maletero, pero rompí el juramento. Estaba en el maletero, en posición fetal.

-¿Se pude saber que estás haciendo aquí?

-...

-Okay, no es necesario que me digas.

-...

-Me ofrecí a venir a avisarte que ya es hora de comer, prepara tu estómago.

-...

-Uhm...

-...

-...

-...

-¡Por la grandísima Puta hablame!- Grité a la par que pegaba un fuerte manotazo en el borde de la puerta del maletero de la van (camión).

-Es que.. solo que...- Gracias a Dios habló, pero bastante despacio.

-¡Por lo menos hubieras movido la cabeza mujer!

-Pero...

-¿Pero qué?

-Pero...

-¡¿Pero?!

-Pero...- Se le mojaron los ojos.

-¡Para de decir "pero"! ¿no ves me altera?

-Pero...- Le corrió la lágrima, luego otra, otra, otra y llegó el llanto.

-¡¿Y ahora por qué lloras?!- Me tomé la cabeza.

Lloró más fuerte.

-¿¡QUÉ TE HICE?!

-S..St..Steph...

¿Steph? ¿Lloraba por Steph? ¿Aún lloraba por ella?

Yo también había llorado, todavía lamentaba esa pérdida, inclusive mamá tenía problemas de ánimo pero nunca tan severos como los que tiene esta tipa.

-¡Daniel apurate que ya está listo!- Gritó mamá.

Giré la cabeza hacia la fogata- ¡Ya voy!- Me volví a ver a Neko- Mira, mamá también sufrió mucho yo igual y ninguno de nosotros tiene estas actitudes depresivas. Gente muere todos los días y de maneras peores, algunos no tienen la suerte de morir instantáneamente como Stephanie, otros mueren devorados, sienten las mordeduras y como es que poco a poco le sacan los órganos. No quería decirte esto explícitamente pero tienes que MADURAR porque no tienes la suerte de ese par de niños a los que los protege un puto MURO. La realidad es dura y hay que afrontarla todos los días si no quieres ser devorado por ella.

Me miró con los ojos como platos y  todavía con lágrimas, asintió y nos fuimos a comer.

TransmutaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora