07 Desesperación en el Muro

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Niko

Comenzé a ponerme nervioso. Rachel no llegaba, y parecía que no lo lo haría nunca.

Ya era muy tarde y "eso" aunque a paso muy lento estaba acercándose hacia mí de una manera aterradora.

A menudo se tropezaba y caía al suelo, sus pasos eran muy erráticos y aleatorios, y su mirada no se apartaba de mis ojos.

De un momento a otro empezé a notar que "eso" estaba apurando el paso, luego trotando, hasta que al final se puso a correr.

No aguante.

Grité por el pánico.

Intenté sacar la cabeza cada vez con más fuerza. Mis orejas comenzaron a sangar gracias al constante y brusco rose que tenían con el borde del hoyo.

Sentí la sangre chorrear por el borde de mis mejillas y sentía el ardor cada vez más sofocante al rededor de mi cuello y oídos.

Pero eso no era lo peor.

Lo peor de todo era la angustia que me producía ver a "eso" más y más cerca. Ver sus ojos negros. Ver su cara sin mandíbula. Ver que "eso" tenía cuerpo de humano pero no se comportaba como tal.

"Eso" ya estaba a menos de 10 pasos de mí.

Hice mi último esfuerzo por sacar mi cabeza del hoyo.

Y salió.

Me tiré hacia atrás con fuerza y salí del hoyo.

Lo primero que atiné a hacer fue a retroceder. Y fue lo correcto.

A penas me eché para atrás la cabeza de "eso" se asomó bruscamente por el orificio. Brinqué del susto.

Pude ver su cara con más claridad y francamente no deseo describirla.

Él hacía movimientos como de intentar morder algo, probablemente a mí y emitía unos sonidos bastante extraños a decir verdad.

Me alejé un poco más.

Me toqué las orejas, la cara y el cuello. Todo lleno de sangre y mucho ardor.

Estaba agradecido de que esa cosa no me hubiera alcanzado.

-¡Niko!

Oí dos voces al unísono. Eran mi tío y Rachel. Venían un poco tarde pero no se olvidaron de mí.

-Niko- Repitió Rachel al ver mi cara llena de sangre sin necesidad de gritar ya que estaba más cerca.

No le respondí, sólo la abrazé  cuando estuvo a mí alcance y comenzé a llorar.

-Tranquilo ¿Qué te pasa? no eres de llorar mucho- Dijo mi prima en tono de broma. Parece que no entendía mucho la situación.

-E-eso, mira el hoyo- Respondí con un hilo de voz.

Ella alzó la vista y vió "eso".

Se tapó la boca y comenzó a sollozar junto conmigo.

Mi tío, por otro lado, que ni siquiera me había preguntado que como me encontraba nos corrió a un lado, alzó la palanca y la enterró en la cabeza de "eso" sin motivo alguno.

La sangre corrió a montones. Las flores de distintos colores que se encontraban al rededor de la escena se tornaron completamente rojas.

Mi tío sacó la palanca del cráneo de esa cosa y la enterró una, y otra, y otra vez.

Cuando terminó su mascre a base de "palancazos" se giró y nos miró con una expresión que nunca le habíamos visto.

Se limpió la sangre de las manos en la camisa y tomó la palanca con un pañelo, supongo que para no ensuciarselas de nuevo.

-Vuelvan a la casa, hay que hablar seriamente sobre esto.

TransmutaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora