9 Meses después regrese a casa con mis padres, todo parecía diferente, ya no veía las cosas de la misma forma, tal vez habían lavado mi cerebro o tal vez yo había madurado y las cosas que antes me parecían divertidas, ahora me parecían una tontería, mis padres estaban sorprendidos de ver como su hija había cambiado, mi papa estaba mucho más que sorprendido, estaba muy contento de ver este cambio en mí.
-Georgina cariño, ponte algo cómodo, vamos a ir a ver el ganado- Me dice mi mama entrando a mi habitación.
E inmediatamente pensé en que si iría mi vestido y mis zapatos se ensuciarían, ya no tenía ropa de campo así que respetuosamente decline la petición de mi madre.
-Lo siento madre, pero no quiero ensuciar mis zapatos, si me lo permites, preferiría quedarme en mi habitación leyendo un libro.- Le dije, y mi madre se quedó sorprendida de mi respuesta, que solo frunció el ceño y se marchó cerrando la puerta.
Yo pensaba que si mis padres me habían enviado a aquella escuela para ser una niña educada y respetuosa, tendría que demostrarles que eso era lo que había aprendido, no quería volver a desilusionarnos nuevamente, aunque por dentro moría de ganas por ir con ella a ver las vacas y oler el aroma del campo.
Pase 3 meses torturándome a mí misma por querer ser la hija perfecta que mis padres merecían, aún era una niña y quería juagar y correr con el viento, pero debía hacer lo correcto. Luego de esos 3 meses regrese al colegio.
8 Años después. Cuando cumplí 15 años mis padres me hicieron una fiesta muy hermosa, donde había mucha gente adulta y muy pocos jóvenes, la mayoría eran colegas de mi papa, y algunos amigos de mama, también estaba mi abuela y algunos tíos, la fiesta fue muy elegante, llena de lujos y cosas costosas, que me preguntaba como mis padres habían pagado semejante celebración, pero bueno tu hija no cumple 15 años todos los días. ¡¡ya era una señorita!!
Estando en la fiesta veo que mi padre se acerca a mí con un muchacho muy atractivo, pero su cara me parecía familiar como si ya lo conocía.
-Cariño él es Frank, lo recuerdas? Es el hijo de mi jefe!- Dice mi padre, con una gran sonrisa. El chico me mira y tiende su mano esperando mi aprobación.
-Sí, lo recuerdo, es un gusto que este aquí- Le dije de forma amable, mientras estrechaba su mano.
-El gusto es mío, está muy bonita hoy Srita- Me dice y sujeta mi mano con fuerza pero sin hacer presión y la lleva hasta sus labios y me da un pequeño beso.
-Bueno, los dejos solos chicos-Dice mi padre dejándonos solos. Yo volteo a verlo y arqueo mis manos en forma de pregunta y el solo me guiña un ojo y sigue su marcha.
Rodeo mis ojos y volteo a ver a Frank que me está mirando.
-Quieres salir a por un poco de aire fresco?- Me pregunta amablemente.
-Si, claro- Le respondo con una sonrisa.
Camine por el jardín trasero del local acompañada por Frank y pude notar que el al igual que yo estaba un poco nervioso, como si tuviera algo que decirme, pero sus nervios no podía controlarlos, así que terminamos hablando solo de la escuela.
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La Estirada
Teen FictionDespués de la suciedad de mi rostro y la mugre en mis uñas, fui aquella a la que alguna vez llamaron la estirada, una mujer elegante y refinada, de buenos gustos y con mucho glamour, con buenos modales y mucha clase, mucho porte; ¿pero en qué moment...