Esa noche mientras cenábamos, y el romance de mis padres se notaba a flor de piel, tanto así que me pidieron que me retirara y terminara mi cena en mi cuarto.
Al día siguiente desperté, baje a desayunar, veo a mis padres sentados en la mesa juntos, muy acaramelados que tomo mi plato, ruedo los ojos y me volteo para irme, pero ellos me detienen.
-Hey a dónde vas cariño? Siéntate aquí con nosotros- Me dice mi padre.
Hago espacio en una silla y me siento viéndolos a ambos.
-Les sucede algo? Están un poco extraños...- Les digo.
-Todo está bien nena, no pasa nada, solo estamos muy... felices- Dice mi mama con una enorme sonrisa en su cara.
-Y a qué se debe tanta felicidad?- Les pregunto.
Y nuestra conversación fue interrumpida, por alguien que tocaba la puerta, escuchamos que la Sra del servicio abre la puerta, se escuchan algunos murmullos y en seguida llega al comedor.
-Permiso, están buscando a la Srita Georgina, el joven Frank.- Dice la Sra y se retira.
Volteo a ver a mis padres y ellos tienen una cara de emoción, haciendo me señas de que saliera a ver; y así hice, me levante de la mesa y fui hasta la entrada de la casa.
-Hola! Disculpa que haya venido sin previo aviso, es que supe que te iras pronto y quería pasar un poco de tiempo contigo, te parece bien?- Me dijo de forma nerviosa, y antes de que pudiera decir una palabra, desde su espalda extendió su mano que sujetaba un ramo de rosas blancas muy hermosas. –Ten las he traído para ti- Me las ofrece, y limpia con cuidado el sudor de su frente.
-Muchas gracias, pero no era necesario que hicieras este gesto tan bonito- Le digo tomando las flores.
-La verdad es que si lo es, de otra forma como te darías cuenta que enserio me gustas- Me dijo y ambos nos sonrojamos un poco.
-Quieres pasar?- Le pregunto sin saber qué más decirle.
-Ha sí claro- Pide permiso y entra a la casa. Mis padres se levantan para recibirlo y elogian el gesto de las flores. Las coloco en un jarrón con agua y salgo de la casa junto con Frank.
-Y a dónde iremos?- Le pregunto sonriente.
-Me gustaria que me lo dijeras tú, ya que no conozco mucho de tus gustos, prefiero que tu escojas el lugar.- Me dijo de forma muy amable devolviéndome la sonrisa.
-Bueno hay un lugar, hace mucho que no voy ahí, pero siempre me ha encantado, es algo mágico.- Digo y no puedo evitar reírme de mí misma.
-Ese lugar suena muy bien, recuerdas cual es la dirección?- Me pregunta y yo asiento con la cabeza.
Le indico todo el camino y él conduce hasta llegar a un pequeño bosque de pinos.
-Es aquí?- Me pregunta inseguro.
-Si, aquí es- Le respondo.
-No te parece algo tenebroso?- me pregunta desabrochando su cinturón de seguridad.
-Tienes miedo?- Le pregunto de forma burlona y el ríe un poco.
-No, solo que nunca pensé que podría gustarte un lugar así- Me dice.
-Es que... aún no hemos llegado- Le digo y bajo la mirada y el solo asiente con un ''O''.
Nos bajamos del auto y tomo su mano para guiarle mejor y llegamos a un hermoso lago, veo como el contempla el hermoso paisaje.
-Hermoso no?- Le pregunto apretando mis labios.
-Hermosos son tus ojos, que no me canso de verlos!- Me dijo casi en un susurro y yo solo me ruborizo escondiendo mi rostro de su vista.
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La Estirada
Teen FictionDespués de la suciedad de mi rostro y la mugre en mis uñas, fui aquella a la que alguna vez llamaron la estirada, una mujer elegante y refinada, de buenos gustos y con mucho glamour, con buenos modales y mucha clase, mucho porte; ¿pero en qué moment...