Estaba terminando mis quehaceres en la casa, cuando mi padre empieza a llamarme por toda la casa.
-GEORGINA!! Ven a la sala tu madre y yo tenemos algo que decir- Me dice serio.
Camino hasta la sala, respiro ondo, no sé qué me dirán, o qué noticia me darán, pero no parece ser muy buena.
-Cariño... sé que esto que tenemos que decir, será un poco difícil para ti, pero es una decisión que hemos tomado tu madre y yo junto al difunto Sr. York- Y mi madre lo interrumpe para hablar ella.
-No queremos que te molestes con nosotros nena, solo queremos lo mejor para ti- Dice mi madre.
-Sé que no vas a entenderlo ahora pero...- Dice mi padre, pero no lo dejó terminar de hablar y lo interrumpo.
-Solo díganme de una vez que es lo que pasa- Digo con un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo.
-Está bien, hace mucho tiempo, cuando empecé a trabajar en la clínica, el Sr. York me pidió que hiciéramos un convenio, arreglando la boda de nuestros hijos, en este caso, tú y Frank, lo que resulta fantástico ya que Frank será mi nuevo colega y dueño de la clínica, y yo seré el copropietario de esta.- Me dice mi padre muy tranquilo con un poco de cinismo y orgullo.
-¿QUE? acaso te has vuelto loco papa? Qué crees que soy? Un juguete al que puedes manipular a tu antojo? Acaso sabes siquiera si el me gusta o no?- Le dije muy molesta.
-Recuerda tus modales cariño- Me dice mi madre, tratando que me calme.
-Georgina! No te estoy preguntando si te parece o no! Es una orden! Y no quiero que me contradigas, eres mi hija, y mientras esté vivo tu harás solo lo que yo te diga- Me dijo muy enojado y tomándome por los hombros.
Me solté de su agarre y salí corriendo a mi habitación y me encerré ahí a llorar. No quería que ese fuese mi futuro, todo este tiempo he estado en un internado para que al final me case con un tipo que no amo, quien hace eso hoy en día? y porque Frank había accedido a eso, ya era un hombre mayor, podría casarse con quien le plazca, porque precisamente tengo que ser yo?, solo soy una niña de 16 años. Así pase toda la noche llorando y pensando en lo horrible que era mi vida.
Por la mañana mi madre entro en mi habitación y me sacó del fuerte de sábanas que había hecho y me despertó con mucha delicadeza, ella sabía lo mucho que esa noticia me había afectado y no quería que yo estuviese molesta, y yo pues... como podría molestarme con ella, después de todo es mi madre
-Cariño! Ven, levántate, te prepare tu desayuno favorito- Me dice ella.
-No!! No quiero, no tengo hombre- Le digo tapándome con las sábanas.
-Debes tener hambre, te acostaste sin cenar anoche- Me dice ella.
Me quito las sabanas de mi rostro para mirarla a los ojos, y ella me miro y me sonrió.
-Por favor ven!- Me dijo con cara triste
-Está bien!!- Le dije y me levanté de la cama.
Salimos al jardín y ambas nos sentamos en la mesa a desayunar, solo las dos.
-Donde esta papa?- Le pregunto.
-Salió a la clínica temprano, ya sabes cómo es!!- Me dijo tratando de excusarlo
-Sí, lo sé- Le digo rodeando los ojos.
-Georgina ambos deseamos que cumplas con la orden que te dio tu padre.- Me dijo mirándome muy seria
-Mama no puedo creer que tu apoyes a papá en esto, se trata de mi vida, cómo voy a vivir con un desconocido- Le respondí con un nudo en la garganta.
-Pero date la oportunidad para conocerlo mejor, él es un buen chico, muy educado y respetuoso- Me dijo haciendo muecas con las monos.
-Y cómo lo sabes? Solo porque te dice Sra y besa tu mano crees que es un buen chico?, tú no sabes cómo es el mama, no lo conoces en realidad, como vas a dejarle a tu hija a él?, tu única hija- Le dije tratando de que ella entrara en razón.
-Georgina respétame por favor, no pretendo que entiendas el porqué decidimos esto, solo quiero que no estés molesta con nosotros, por ser mi única hija quiero que estés bien y estar segura que alguien cuidara bien de ti- Me dijo malhumorada.
-Entonces no puedo correr mis propios riesgos? No puedo escoger a la persona que a MI me guste? No podre vivir la vida como tú y como mi papá lo hicieron?- Le dije sollozando
-Todo llega a su tiempo cariño, tal vez a ese hombre al que estás rechazando ahora será con quien vivas la vida y corras esos riesgos de los que hablas y ya dejemos este tema.- Me dijo.
Indignada me levanté de la mesa y me retire sin pedir permiso.
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La Estirada
Ficção AdolescenteDespués de la suciedad de mi rostro y la mugre en mis uñas, fui aquella a la que alguna vez llamaron la estirada, una mujer elegante y refinada, de buenos gustos y con mucho glamour, con buenos modales y mucha clase, mucho porte; ¿pero en qué moment...