capitulo 5

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¿Por qué nos dirigimos ahora a Canarias Sasuke? – Volvió a insistir - Necesito descansar de ti – - Vas por lo misma razón que Itachi entonces... –

Se volvió a levantar caminando de un lado a otro dentro del camarote, estaba molesta nuevamente, no se lo decía abiertamente pero tampoco no negaba, lo vio entrar un momento después y recoger un saquito, supuso que dentro habría monedas.

Casi tocamos puerto – Afirmó

Ella rodó los ojos volviendo la vista hasta la ventanilla - Vas a quedarte en el barco – - No pienso quedarme aquí – - Vas a hacerlo –

Una sensación de ardor recorrió su espalda y le dieron ganas de estrangularlo, él salió un momento después y cerró trancó la puerta, Ella se encogió de hombros y se levantó y sacó un cubierto que había robado de la cena anterior, se recogió la mata de rizos en una clineja larga y gruesa, cambió su ropa con lentitud y comenzó lentamente a rasgar la madera con la pieza de plata, Sasuke no era el hombre que iba a detenerla.

Cuando al fin la puerta se movió la pateó un par de veces hasta que cedió y recibió al fin la brisa nocturna. Bajó en las penumbras lentamente mientras escondía su larga clineja bajo uno de los sombreros de su marido hasta que tocó tierra, era cierto, aquel lugar era como el infierno, un hombre grande y gordo cayó a sus pies borracho mientras una mujer se reía a carcajadas tratando de levantarlo.

En uno de los bares había una pelea y en cada esquina mujeres se le insinuaban de forma descarada a cualquier pirata que pasara, alguno que otro, que no iba lo suficientemente borracho o acompañado, las tomaba de los hombros perdiéndose en las penumbras de la noche, una pelea de espadas la distrajo un segundo y luego el griterío de una disputa de juegos de azar, caminó lentamente por el lugar realmente absorbida, entrar a las cantinas no era necesario, todo lo que podía ver estaba fuera, un grupo tocaba en una esquina entonando con voces bribonas una canción pirata mientras mujeres danzaban al ritmo de la canción sacando provecho de sus virtudes para llamar la atención de los marineros.

Sonrió acomodándose el sombrero más hacia abajo y sosteniéndose los pantalones en el sitio. Un par de pasos más y fue arrastrada por una pelea, un golpe la envió al suelo y cuando se fue a levantar esquivó una silla, el grupo cambió la tonada a una más movida y mientras los piratas borrachos peleaban estos se reían de forma estruendosa.

Sakura se arrastró bajo una mesa y salió por un lado de esta sujetándose nuevamente los pantalones, el humo y el olor a tabaco la hizo toser un par de veces, dio un paso hacia atrás y divisó la figura de su marido, su respiración paró. A un lado suyo una pelirroja exuberante prácticamente sentada en sus piernas, él deslizó la mano por la tela del ceñido pantalón de ella, la mujer vestía casi de la misma manera que ellos, su sombrero era enorme con una gigantesca pluma esponjosa, tenía una espada como Sasuke e Itachi y no parecía tener miedo de mostrarse como mujer. - Vamos Sasuke... Jamás he rogado por sexo y lo sabes – Él sonrió levemente echándose un trago de ron y deslizó los nudillos por la tela del pantalón de su acompañante – Ya lo sé Karin, a ti te sobran los pretendientes –

¿Vamos entonces al Deep blue? – Susurró acercándose a su oído Sasuke le sujetó la barbilla y negó con la cabeza ante la invitación de su acompañante a ir a su navío. - Jamás me has rechazado antes... – Bajó sus hermosos ojos rubí a la boca de él y subió los dedos hasta en contorno de esta. - Tienes razón – Aseguró él asintiendo.

Lo cierto era que estaba cansado de la actitud de Sakura a quien solo parecía desagradarle, pero jamás en su vida Karin le pareció menos apetecible que en ese momento, ella rodó los ojos levemente y subió la cabeza uniendo sus labios. La pelirroja sabía besar, no como su esposa, no, el beso de ella era pasional, algo que sin duda siempre lo encendía, sintió la descarada mano de la pelirroja sobre su muslo derecho mientras subía lentamente, una cortina de imágenes lo turbó por un momento y en la última vio la cara de su esposa negándose a entregarse a él una vez más.

Otra cortina atravesó su mente y en esta las cosas subían de tono, como ese sueño en el que se desnudaba frente a él y luego de besarlo tímidamente le pedía que la hiciera suya. El beso de Karin se tornó demandante y un segundo después él se separó. En ese momento una botella de ron impactó en medio de la separación prácticamente rozando la nariz de la pelirroja, la misma impactó contra la pared y partiéndose en miles de pedazos dejando un rastro de oloroso alcohol bañando la pared, los ojos de la pareja fueron a dar a la figura de un joven de baja estatura y delgado que sostenía unos enormes pantalones para que no se le cayeran. Había algo mal.

Tal vez era el hecho de que ese muchacho estuviese vistiendo su ropa, o peor aún, que tuviese la mirada verde centelleante que solo tenía alguien en particular. Su esposa.

El grito de Karin levantándose para cobrarse la ofensa lo turbó menos que la imagen de Sakura aún de pie con los labios contraídos y la mirada cargada de ira, los marineros de Karin se le echaron encima sin embargo antes de tocarla él ya estaba sujetándola del brazo para sacarla del lugar.

Jamás en su vida fue tan escurridiza como en ese momento, un jalón y se separó de él caminando, o más bien, corriendo para huir de él. No sabía que podía correr tan rápido o le hubiese atado un par de anclas a los tobillos, para su alivio ella corrió al Black revenge Uchiha less, en mitad del camino volvió a sujetarla de la mano y ella se separó nuevamente haciendo que el sombrero se le cayera y una gruesa clineja rosa cayó sobre su espalda desandándose en la carrera, entre un tropiezo y otro logró alcanzarla justo al momento que se dio vuelta amenazándolo con un cubierto de plata.

- ¡Aléjate de mí ahora! – Susurró con la voz cargada de ira Él, aun con la respiración errante se acercó un poco más haciendo caso omiso a la amenaza y enredó un dedo en un húmedo rizo de ella. La reacción de Sakura ante su desinterés por su advertencia lo sorprendió un momento después cuando con rapidez ella se sujetó el mechón de cabello y lo atravesó con el cuchillo, el bucle quedó sujeto en el dedo del Uchiha. - ¿Qué crees que haces? – Siseó él arrancándole el cuchillo de la mano

- Te gusta mucho ¿no? Tómalo es tuyo - Él bajó la mirada hasta sus labios apretados y tensos. - Me gustan mucho tus labios ¿Me los darás? – Sakura se encogió de hombros y él avanzó. - Me gusta tu figura ¿Me la darás también? – Ella volvió la vista a un lado. - Y tus pequeños pechos... ¿Me los darás? – - Déjame – Él dio un paso hacia atrás y se deshizo del bucle – Me gusta tu pasión... ¿Me la darás? – Sakura le dio la espalda y apretó los puños en la tela del pantalón.

Me entregaré a ti Sasuke, ahora, porque me he dado cuenta que lo que esperaba que fueras no lo eres... Que me engañé a mí misma y que no debo esperar de ti más de lo que esperas tú de mí... ¿Gustas de todo eso? Pues bien. Es tuyo – Él se encogió de hombros y apretó el cuchillo en la mano - Quiero tu corazón – - Eso es lo único que no vas a obtener de mí, porque se lo entregué a otro hombre, a ese con el que me ilusioné – Aseguró entrando al camarote cerrando la forzada puerta tras de sí.

Él dio vueltas en el barco aun con el cuchillo en la mano y entró al camarote, ella se había colocado el vestido y cuando él entró estaba terminando de colocarse el velo en el cabello, la imagen de ella unos días antes cuando la había raptado se ligaron con esta. Se echó el velo hacia adelante y se acercó a él.

- Estoy lista – Afirmó Sasuke deslizó los dedos por la piel de sus brazos y la descubrió, los enormes ojos jade estaban escondidos bajo un mar de pestañas rosa, ella mantenía los ojos cerrados y parecía estar más a punto de dormirse que de estar con él. Él le acunó el rostro entre sus manos y la escuchó soltar un quejido cuando le rozó los labios, ella no se movió así que hizo el rostro a un lado y atravesó el umbral de su boca invadiéndola completamente, su cuerpo reaccionó al momento como siempre. Con un par de movimientos se deshizo de su espada para luego alzarla en brazos y la tumbarla en la cama colocándose sobre ella, Sakura parecía dormida ahora. Así que él también cerró los ojos imaginándosela como la había soñado, entregada, pasional y urgida de él.

Las caricias fueron tal vez un poco rápidas, estaba tratando de tardarse lo máximo posible pero sus encuentros sexuales siempre habían sido pasionales, jamás había querido impresionar tanto a una mujer como en ese momento. Ella rodó la cabeza a un lado aún con los ojos cerrados y fue la gota que derramó la copa. Con un salto brusco se separó de ella, Sakura abrió los ojos lentamente y lo observó tomar su espada y ajustársela al cinturón, dio un par de pasos y volvió a sujetar el cuchillo en la mano. - Voy a salir, no quiero estar contigo, así que no se te ocurra seguirme –

El portazo fue tal fuerte que pudo haber sentido que el barco vibró, un segundo después el cuchillo de plata atravesó la madera manteniendo esta vez la puerta cerrada por la fuerza.

la esposa del pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora