Capitulo 7

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Aeropuerto de Nueva York.
  

-¡¿Por qué?! –murmuró mientras un nuevo escalofrío recorría su espalda.

-Te prometo que si pudiera, los cambiaría –acarició suavemente la muñeca de la ojiazul, tratando de tranquilizarla.- tienes que calmarte, nena. Si no la pastilla no va a dar efecto.

-No creo que ni mil pastillas puedan dormirme, Dennis. Estoy queriendo vomitar. No sé cómo pudiste hacer esto.

-No fui yo -susurró

-¿Qué dijiste?

-Nada, nada. Espérame aquí, voy a ver si consigo algo que te calme.

Emily asintió mientras los veía alejarse encorvado.¿Había escuchado bien? Dennis había dicho que no había sido él quien había comprado los boletos ¿entonces quien? Seguro solo eran excusas para que ella no lo culpara… No entendía cómo se le había ocurrido al cabeza hueca comprar boletos de avión cuando bien sabía que ella le tenía fobia a las alturas.…

-¿Puedes darme un té de manzanilla, por favor? Sin azúcar. –la delgada chica detrás del mostrador le sonrió coquetamente mientras asentía con la cabeza y buscaba las bolsitas de té. Andy por un momento se olvidó de todo el estrés que había acumulado en estas últimas 24 horas y  sonrió de vuelta.

-Aquí tienes –el té se tambaleó dentro del vaso y cayó sobre uno de los dedos de Andy.

-¡Auch! –se quejó mientras llevaba su dedo a la boca. La chica podía ser sensual, pero era muy idiota.

-¡Ay! Perdóname –le pidió con voz chillona y le entregó una servilleta. -Biersack se frotaba la quemadura, mientras la miraba con el ceño fruncido. Sacó su billetera y dejó los billetes mientras recogía el vaso con mucho cuidado. Se estaba yendo cuando escucho la misma voz otra vez. -Soy Julieta. –se presentó la muchacha.

Andy volteó con la misma mirada ceñuda, era obvio que cuando le quemas la mano a alguien quedas fuera del ligue…

-No me interesa–siguiósu camino, sin voltear la mirada ni una vez. Llegó junto a Emily y le entregó el té en sus manos.-Cuidado, está caliente –mostró su dedo rojo e hinchado como advertencia.

-Mi Dios ¿Qué te ha pasado?

-La chica de quiosco no tiene buen balance –bromeó.

-Pobrecito –Emily dejó su taza de lado y acercó los labios a la mano de Andy obsequiando un pequeño beso sobre la quemadura.
El pelinegro se quedó tenso, fuera de la cama jamás le había gustado que lo tocaran… pero ese beso había sido diferente. Él nunca había experimentado aquello que los niños llamaban la “magia del beso de mamá” ya saben… cuando los niños tropiezan y se raspan y que su madre besaba su herida y mágicamente pasaba el dolor; lo único que Amy había hecho cuando él tenía raspones era enviarlo a su cuarto. La mirada de ella se cruzó con los ojos brillantes de él y la noche anterior pasó por su mente tal y como si la estuviera viviendo en ese mismo instante, la suave piel de Emily bajo la suya, sus labios gimiendo un nombre que no era el suyo, su respiración mezclándose con la de él mientras dormían; había sido la primer vez de ella y él se había enterado demasiado tarde.

-Gracias por el té –la ojiazul ya se había reincorporado en su asiento, mientras Andy la veía pasmado.

-No es nada ¿te estás sintiendo mejor?

-Creo que la pastilla ya está funcionando.

-Pasajeros del vuelo 513 con destino hacía Hawái, favor de pasar a la sala D, es tiempo de su abordaje. -la voz resonó por todo el aeropuerto, provocando que Andy saltara de su silla.

El Farsante (Andy Biersack & Emily Rudd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora