Capítulo 18

2.4K 388 131
                                    

Una vez más, me equivoqué. En vez de evitarme, Chanyeol estaba presente en cada turno. A veces se iba cuando yo había terminado y me acompañaba. Encontré mucho más fácil no luchar contra ello. Era una caminata corta, y la mayor parte del tiempo él caminaba misericordiosamente en silencio junto a mí. Si hablábamos, era por lo general una pequeña charla sobre las clases.

Entonces, ¿dónde anda tu novio? ―me preguntó Wendy una noche.

―¿Quién? ¿Sehun? No es mi novio. ―Como si necesitara que se lo recordara.

Sabes de quién estoy hablando.

―¿Chanyeol? ―me burlé―. Por favor, él es más como un...

―¿Acosador?

Sacudí la cabeza. ―Creo que lo acosadores generalmente se tienen que preocupar por sus presas.

―¿Tu guardaespaldas?

Eso sería irónico dado que él es la persona de la que necesito protección.

Huh. ―Wendy empezó a limpiar con un trapo el mostrador.

―¿Qué? ―insistí.

―¿Sabes que encuentro irónico?

No, pero tengo la sensación de que vas a decírmelo.

Alzó su mirada hacia mí. ―Que te quejas de él, pero siempre miras cuando la puerta se abre cerca de la hora de cierre, como si lo estuvieras esperando.

No, no es así.

Tuve que pensar en ello. ¿Lo hacía?

Entonces ¿por qué se lo permites? ―preguntó ella.

Bueno, usa zapatos y una camisa, así que no me puedo negar a atenderlo.

Sabes lo que quise decir. ¿Por qué le permites caminar contigo a tu casa?

No lo sé. Al principio, no quería iniciar una pelea. No pensé que se convertiría en un hábito. Pero nadie intenta nada conmigo cuando él está cerca, y eso es bueno. Creo que simplemente me he acostumbrado a eso.

La verdad era: podía ser yo mismo en nuestras caminatas. No tenía que hablar si no quería. No era como si tuviera que fingir que todo en mi vida era estupendo; como tenía que hacer con mis padres. O estar alerta; como hacía con el resto de la clase. O tratar de ser optimista y solidario; como con KyungSoo.

Con Chanyeol, descubrí que podía ser yo.

En ocasiones, habíamos hablado sobre las vidas que habíamos dejado atrás. Me había preguntado sobre mi familia o lo que hice durante el fin de semana. Pero la mayoría de las veces caminábamos en silencio y no era incómodo. Cada uno tenía sus propios momentos separados que nos parecía compartir en silencio. Era natural, no era forzado, era nuestra propia pequeña rutina.

Entonces, a dos semanas para las vacaciones de primavera, él rompió nuestra rutina. En vez de dejarme ir a mi dormitorio sin un adiós de cualquier tipo, aprovechó el momento de mi partida para preguntarme:

―¿Puedo hablar contigo?

Me encogí de hombros. Había tenido una oportunidad de hacerlo en los quince minutos previos, así que no veía la razón de por qué este era un mejor momento. Pero él tenía una mirada nerviosa en su rostro, por lo que la curiosidad me ganó.

Bailes de Gala y otros Prejuicios  ➸ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora