Fiducia

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Magnus

No podía creer que ahora estaba platicando con un mundano como él.

Era obvio que no era la primera vez que hacia esto pero él... Era extraño... No había enloquecido con mi presencia, sino más bien, le había causado curiosidad y eso era lindo.

Maldito Ragnor. El haberme encerrado en ese anillo le costará muy caro, aunque no sé por qué presiento que terminaré agradeciéndole.

– No sé si tomar esa mirada como halago o como ofensa. – Mi tono es de burla, porque pobre, es un mundano escéptico.

Con ellos normalmente jugaba a veces pero dada la situación, aunque pueda, no quiero.

– L-lo siento... Yo... – ¿Con qué clase de humano me he topado? Me ha mostrado como 10 expresiones en menos de cinco minutos.

– Veo que esto tardará así que, me sentaré en esa cama muy cómoda.

Siento su mirada penetrarme cuando me siento sobre los cojines y me recargo en la cabecera. Vaya que era cómoda.

– ¿Qué di-dijiste que eres? – Me pregunta después de unos segundos.

– Un demonio, no tan malo, aclaro de nuevo. – ¿A quién quiero engañar? Somos odiados por ser malos en general.

– Bien... Supongo que está bien. – Aclara su garganta y noto que se empieza a relajar. – ¿Cómo te llamas?

– Para los demonios soy Agathion, para los mundanos, Magnus.

En cuanto dije mi primer nombre, Alec agarró su celular y escribió algo rápidamente. Tal vez ni escuchó el "Magnus".

– Oh mi... Si existes. – Soltó de repente sin respirar. – El internet no miente.

– Eso si lo tomaré como una ofensa. – ¿Tan escéptico era que necesitaba buscarme en internet?

– Pero no eres malo. – Dijo sin despegar la mirada de la pantalla.

– ¿Qué? Soy un demonio, claro que soy malo.

– No lo eres, de hecho eres leal según esto.

– ¿"Según esto"? Si eso no fuera verdad no estaría aquí.

– Entonces no eres malo. – Repitió seguro. – Ni poderes tienes.

– Sí tengo. – Afirmé indignado. – ¿Cómo crees que desmayé a tu novio?

– Que no es mi novio. – Dijo subiendo la mirada hacia la mía. – Entonces ¿qué poderes tienes?

– Puedo aparecer y desaparecer.

– Eso cualquier demonio ¿no? – Ah, ahora sí creía en nostros.

– Puedo mover las cosas, traer otras aunque estén del otro lado del mundo, llevarme la luz de cualquier lugar y hacer cosas como la que le hice a tu no novio.

Omití la parte de que podía borrar la memoria de hasta los demonios; ya que, estaba la posibilidad de que tuviera que hacerle eso para que olvidara estos días.

Rodó los ojos y soltó el celular. – ¿Y por qué estabas aquí? – Preguntó mientras tocaba el anillo.

– En el 2001 hubo un temblor muy grande, por querer ayudar a la gente a salir del lugar me quedé adentro y...

– Espera. – Subió la mano para detenerme. – ¿Me estás hablando de la caída de las torres gemelas del 11 de septiembre?

– Oh si, ese día, en una de esas estaba yo.

AGATHIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora