AGATHION

Daemonium

Magnus

Me dolía la cabeza, hasta el punto de cerrar fuerte los ojos esperando a que se pasara, el dolor de mi pecho no se reducía sino al contrario, cada día que pasaba sentía que el dolor iba aumentado.

Sabía que estaba cerca el momento que iba a dejar de existir, no me quedaba mucho tiempo y fue por eso que le había pedido a Bifronte que cuidara de mi ángel por mí; ya que, algo malo se aproximaba.

No supe cómo es que estuve informado de que Alec iba a estar en peligro pero no iba a dejar que algo le pasara, así yo no pudiera levantarme por el dolor de la ruptura, yo lo iba a proteger.

– ¿Por qué lo trajiste Bifronte? – Logré preguntar mientras mi amigo demonio movía el cuerpo de mi chico hacía otra cama.

– Él también sufre Agathion, aunque te hayas llevado gran parte del dolor, él aún te percibe, su cerebro te ha bloqueado pero su corazón, te recuerda muy bien.

– Soy malo para el... Esto no debió haber sido así. Lo que hice fue para protegerlo y ahora, siento el peligro alrededor de él.

Toqué mi pecho que quemaba de nuevo, el vínculo aún lo sentía como había dicho Acatriel, y por eso era más doloroso.

– Una chicota ha aparecido enfrente de él, no solo podemos esperar a que alguien de su familia sea atacada.

– Solo lo buscan a él, quieren su fuerza, ahora que ha sobrevivido a la ruptura del vínculo quieren su fuerte alma. – Dijo Acatriel apareciendo de la nada.

Traté de parame de la cama, estaba del asco pero debía defender lo que era mío. – ¿No debió sobrevivir? – Pregunté con miedo.

– No, un mundano normal simplemente hubiera muerto a las semanas, pero tres meses lo supo llevar bien. Te dije que su vínculo había sido el más fuerte que había visto. Lo has roto pero débilmente sigue entre ustedes.

– ¿Y qué pasará? ¿Despertará? – Acactriel pasó una mano sobre su frente.

– Lo hará, si no te recuerda significará que no pudo luchar contra el dolor, y si lo hace, su vínculo estará de nuevo hecho, y ni tú ni nadie, podrá romperlo.

– Pero soy un demonio de alto rango, lo dañaré de nuevo. De nada hubiera servido habernos pasar por todo esto si de nuevo lo lastimo.

– No subestimes a tu chico Agathion. – Sin decir más, el gran demonio desapareció.

– ¿A dónde llevo al chico? – Preguntó Bi después de unos minutos de escuchar la plática.

– Aléjanos aquí, por "suerte", los catabólicos saldrán de entre las sombras y solo querrán llevárselo a él, dejarán su familia en paz.

Bifronte nos hizo aparecer en una casa pequeña y abandonada, hacía mucho que no venía aquí, es alejada de la civilización pero sobre todo de las sombras.

Mi amigo dejo el cuerpo de Alec en una cama, donde seguía inmóvil, parecía estar teniendo una pesadilla pero no había nada que pudiera hacer. El querer acordarse de mí trae consecuencias a su cerebro y solo él tiene una lucha interna por querer despertar y verme o simplemente olvidarme.

– Magnus. – Susurró mi nombre, tan claro que pensé que había despertado.

– Traeré ayuda, nosotros no podremos con los catabólicos ni demonios mayores y necesitas un conjuro para ser más fuerte también. Volveré en la noche. – Éramos demonios pero veía el temor en los ojos de mi amigo por verme desaparecer poco a poco.