AGATHION

Specialis nocte

Alec

– Me prometiste no alejarme. – Corté el apasionado beso.

Quería que entendiera que iba a estar bien, aunque no supiera lo que podría pasar en el futuro.

– Estoy aquí, Alec, literalmente debajo de ti. – Su tono de burla me hizo reír antes de ser jalado de nuevo, a un beso adictivo.

Sé que habrá consecuencias, no sé cuáles, pero las habrá. Magnus es un demonio y yo solo un mundano que por lógica, no tiene un poder por dentro.

Pero aun así quiero estar a su lado.

Siento como nuestros miembros hacen una deliciosa fricción, no sé mucho de esto; sin embargo, es evidente que ambos queremos que algo más suceda.

Sus dedos tocan tan delicadamente mi piel, que me hace estremecer, nuestras respiraciones están aceleradas pero no podemos y mucho menos queremos romper el potente beso.

Mi playera desaparece sin habernos alejado y con un jalón para abrir su camisa, los botones salen volando e inmediatamente, mis manos viajan a sus perfectos abdominales.

Desciendo los besos por su cuello, su sabor es exquisito así como su olor, bajo aún más hasta sus pectorales y pasó un gran rato dando amor a sus pezones.

Se retuerce mientras yo engullo y pellizco ligeramente los botones oscuros, mi mano libre baja hasta el bulto húmedo del demonio.

– A-Alexander... ¿Es-estás seguro? – Logra preguntarme entre gemidos.

– Eso no se pregunta. – Declaro.

Me enderezo y muevo mi cadera para generar más fricción, me toma de la cintura y hace los movimientos más placenteros.

A pesar de los pantalones podemos sentir cada roce y escuchar los gemidos arrancados de nuestras gargantas, pero con chasquido que logra hacer Magnus, quedamos solo en bóxer.

– Ya no aguanto. – Sin dejarme abrir los ojos, nos voltea.

Mis piernas se enredan en su cintura automáticamente, mientras él empieza a darme las mismas caricias que yo le hice antes.

Se nota la experiencia que tiene, no hace movimientos torpes como yo, no me molesta, está conmigo y me está dando a mí placer.

– Desaparece... Lo último. – Exijo refiriéndome a la última prenda que poseemos.

Con una sonrisa ladina, baja lentamente mi bóxer, observando detalladamente mi cuerpo haciéndome enrojecer. Nadie me había visto así.

Sin darme cuenta, estamos en las mismas condiciones; no sé si hace magia rápidamente o de plano yo estoy tan excitado que solo me concentro en otras cosas.

Presentí que Magnus me iba a distraer cuando abrió más mis piernas, dejando un camino de besos desde mis rodillas hasta mi pelvis.

Con un movimiento veloz, tomé el cabello de Magnus en mi puño cuando prácticamente se tragó mi miembro.

– Carajo... Magnus... – En definitiva tenía que aprender a hacer esto.

No pude bajar la mirada, mi espalda estaba curveada y mi cuello lo tenía hacía atrás pero era claro que algo frío, rodeó mi entrada.

Con mucho tiento, Magnus metió un dedo en mí interior, no pude razonar si lo que mi cuerpo captó fue incomodidad o molestia.

Con el segundo dedo, un ligero ardor recorrió por dentro pero mi miembro dio un salto, aún dentro de la cavidad bucal de Magnus.