AGATHION

Sensum

Magnus

Había sospechado ligeramente del novio de Izzy, porque sí me había dado cuenta que el muchacho ya no venía ni por equivocación.

Vi a Isabelle varias noches, muy deprimida pero no le dije nada a su hermano porque no me correspondía.

Las mujeres son diferentes y yo ni en mis miles y miles de años de mí existencia, les he entendido, así que opté por no meterme.

Cuando llegó el tal Meliorn, me pareció extraño que no pasara, que no subiera la mirada pero sobre todo que el collar de Izzy, brillara potentemente.

Todo encajó en su lugar cuando me acordé que la entrada tenía sal, me temía a mí porque sabía que era de un rango mayor que él y el collar simplemente reconoció a un demonio.

Salí de la casa bajo la mirada de Alec, jale de la chaqueta al chico y lo llevé hasta su coche. Me sentía muy mal por Izzy que solo empezó a llorar y a gritarle el por qué se iba así.

Me reconfortaba el hecho de que Alexander estuviera ahí para apoyarla, él sabía que tenía que hacer esto, por seguridad de ambos.

Estaban en peligro y yo me encargaría de que nada les pasara.

– Oríllate donde no te extingan antes de que yo lo haga. – Le ordené con fiereza.

Me sentía enojado; éste demonio muy menor, había estado rondando en la vida de los hermanos.

Ni de chiste iba a permitir que se les acercara de nuevo.

– ¿Cómo te llamas y por qué estabas con la chica Lightwood?

No quería dar mucha información, podía ser solo un "mensajero" y decirle a su líder, no quería dar a conocer que yo estaba por voluntad propia con ellos.

Era peligroso.

– S-soy Meliron aquí; Merigaz en-entre los demonios.

– ¿Merigaz? – Casi me reía de él. - El demonio que hace trampa para ganar en cualquier juego ¿cierto?

Era un demonio muy menor pero no iba a confiar en él solo por la razón de su existencia.

– S-sí y, a mí... Me gusta ella.

– ¿Qué? – Vaya que me tenía miedo.

– M-me gusta, Izzy.

– ¿Y por qué te comportaste tan cobardemente y huiste?

– M-me di cuenta que ya no podía entrar a la casa y v-vi que estaba protegida por un d-demonio mayor.

Me hace dudar, si fuera un mundano normal, pensaría que dice la verdad por la sincera mirada de amor que tiene.

Pero somos demonios, rangos menores o mayores, somos de la misma moneda. Puede mentir y dañar sin ningún problema.

– Haz que te crea lo que dices en cinco minutos o juro que te extermino en menos de uno.

Su mirada de sorpresa se ve muy creíble. Toca los bolsillos de sus pantalones para sacar con mucha rapidez su celular.

Ni desbloquearlo podía. Para mí que sí la quiere.

Me pide que tome el celular con súplica en la mirada. Cuando lo veo, se destacan todas las fotos de la hermosa chica, algunas tal vez fueron tomadas sin que se diera cuenta.

Hay demasiadas carpetas en su galería. Títulos como "cumpleaños", "primer mes", "sus regalos" y más cosas dulces, hacen que en serio crea en él.