Bellum

545 59 9
                                    

Alec

Mi cabeza había procesado todo rápidamente durante los siguientes días. Había podido recordar desde el primer día que conocí a mi demonio, hasta el hecho de cuando él había decidido romper nuestro lazo.

Un demonio bastante aterrador, llamado Acatriel, había venido y nos había explicado algunas cosas. Me sentí muy especial cuando nos dijo que nuestro amor había sido tan fuerte, que ni la mayor ruptura nos puede separar.

Pero había consecuencias por a ver estado en contra con la ley natural de los demonios y fue por eso que ahora, parte de la magia de mi Magnus, estaba en mi cuerpo.

Siento la magia negra recorrer mis venas. Cuando hicimos el amor el día que me desperté, sentí como fluyó una especie de electricidad por todo mi cuerpo.

Estaba confundido pero sobre todo, preocupado. Dos chicotas más se habían aparecido enfrente de mí. Amigos cercanos de Bifronte, habían venido a protegernos, pero sobre todo a mis seres amados.

Había podido contactar a Izzy y a Jace para no preocuparlos más de los que ya estaban. A los dos les había dado una plática por horas por teléfono, acerca de que iba a viajar con mi novio que había estado en secreto.

– Vamos Alexander, necesitas concentrarte. – La voz de Magnus me hizo gruñir por tercera vez.

– Amor, creo que es momento de parar. De plano no puedo, solo soy bueno con el arco. – Mis rodillas temblaban y en serio quería acostarme.

– Sí puedes, puedo sentir tú poder, solo necesito saber cómo fluye fuera de ti así como una flecha. – Rodeé los ojos. Llevábamos intentando esto por tres días.

El hecho de ser un demonio ahora, me daba ciertos poderes, los cuales por más que trataba de transmitirlos, no podía. La magia me picaba en las manos pero no había pasado a más. Me había dedicado mejor a practicar con un arco, con el cual me consideraba muy bueno.

– Me rindo, quiero ir a la cama contigo a mí lado. – Me acerqué hasta él y le di un casto beso para poder convencerlo.

– Ya sé cómo eres, y ésta vez no funcionará eso. – Me dio otro beso en los labios. – Por favor Alec, inténtalo.

– ¿Qué pasa? – Pregunté cuando vi su cara de súplica altamente preocupado.

– Yo... – Suspiró. – Sé que algo malo está por pasar y, sino soy capaz de estar a tu lado para protegerte, quiero pensar que tú sabrás cuidarte.

– Pero estaremos juntos Magnus, estaré a tú lado y me cuidarás. A menos que... – Mi voz se atoró en mi garganta, formándose un nudo.

– Alec, no sé qué pasará pero debes de ser fuerte. Estaré a tú lado, sí, pero si no lo estoy en algún momento, necesito saber que podrás cuidarte tú solo.

Sabía a lo que se refería, y no podía simplemente asentir como si no lo entendiera. Magnus era muy perceptivo pero yo no dejaría que nada le pasara.

– ¿Quiénes están de nuestro lado? – Preguntó Magnus a Ragnor, estaban organizando todo para dentro de unos días.

– Contamos con varios de jerarquías buenas pero otros no tanto. Los catabólicos darán una buena pelea aparte de que serán liderados por otras jerarquías más altas. – Contestó suspirando.

– ¿Nosotros tenemos de jerarquías altas? – Magnus me había contado la división de los demonios pero no todos son tan bondadosos de ayudar solo porque sí.

– Oliver de la tercera Jerarquía y Tiamat. Y de la segunda tenemos a... – Ragnor me volteó a ver con duda y luego vio a Magnus. – Rosier.

De Oliver había escuchado, era un demonio muy fuerte y Tiamat era como la mejor amiga de Magnus, por ser princesa no le conocía pero por lo mismo, sabía que era poderosa.

AGATHIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora