Capítulo 3

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– Esto lo has escrito tú, ¿verdad? – pregunté.

– Sí, es el título de una canción que compuse – contestó.

– ¿Compones canciones? – me quedé asombrada, no mucha gente joven compone canciones en estas épocas.

– Sí, bueno, es una manera de expresarme, siempre me ha gustado la música – dijo.

Me contó que tocaba el trombón, la guitarra y algo el piano. Yo le dije que también tocaba el piano y estuvimos hablando de música hasta que llegaron Aitana y Vicente con los helados.

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Al día siguiente, por la mañana, me desperté y deshice las maletas. Estuve dos horas metiendo la ropa en su sitio correspondiente con ayuda de Aitana, mientras hablábamos de la pasada tarde.

– ¿Qué tal te cayeron Vicente y Alfred? Son increíbles. – me preguntó.

– La verdad es que son súper majos y resulta que Alfred compone canciones y toca instrumentos. – comenté.

– Sí, desde pequeño compone. Suele ir a los pequeños festivales que se hacen a los alrededores a tocar y muchas veces nos montamos un karaoke en casa y lo pasamos genial. Siempre me lo paso bien con él – contó.

– ¿Sólo sois mejores amigos? – pregunté levantando las cejas con picardía.

– ¡Amaia! – dijo riéndose – ¡Pues claro que solo somos amigos, yo estoy con Vicente! Además, nunca me ha gustado Alfred y no va a suceder – repuso.

– Pues es mono... – dije insistiendo.

– A ver si al final te va a gustar a ti. – contestó.

– ¡Bua, pero qué dices Aitana! – grité.

Nos pasamos así, picándonos, media hora hasta que alguien llamó a la puerta y Aitana bajó a ver quién era. Yo la seguí y me quedé asomada por la barandilla de las escaleras.
Mi prima abrió la puerta y pude ver a Alfred vestido con unos pantalones vaqueros azules y una sudadera gris. También llevaba una guitarra colgada a la espalda.

– ¡Alfred! Vienes en el mejor momento – dijo riéndose – ven a ayudarnos a colocar la ropa de Amaia.

Yo, que lo estaba oyendo todo desde arriba, bajé las escaleras y me interpuse a la propuesta.

– ¡Si anda! – miré a Aitana y después a Alfred y le dije un pequeño "hola" que él me contestó con una sonrisilla.

– Venía a animaros, yo os canto y vosotras colocáis la ropa ¿Qué os parece? – dijo con sarcasmo.

Subimos a mi habitación y mientras yo seguía guardando las cosas, ellos se sentaron en la cama y Alfred le cantaba a Aitana la canción que había compuesto. No pude evitar escuchar algo de la letra, aunque estaba fingiendo que no me interesaba porque no quería parecer cotilla. Me quedé con una frase en especial : She looks so beautiful tonight. ¿A quién se la dedicaría? No sé si sería a alguien en especial pero en tal caso, la persona a la que va dirigida tendría que estar encantada. Ese chico tenía mucho talento.

– Es maravillosa, Alfred – dijo Aitana entusiasmada.

– ¿Sí? ¿En serio te gusta? Jo, muchas gracias – respondió Alfred mientras abrazaba a Aitana.

Cuando se despegaron, me miraron los dos. Alfred me preguntó si me había gustado y le contesté con un simple : Sí, es genial. Le hubiera dicho que me había encantado y que era preciosa pero casi no tenía confianza con él y a lo mejor aparentaba ser un poco pelota si se lo decía.

Aitana fue a la cocina a preparar algo de comer y de nuevo me quedé sola con su mejor amigo. Como yo no decía nada, él arrancó la conversación enseñándome, en su móvil, una foto de Bowie, un cantante que nos gustaba a los dos. Después de esto, me pidió mi numero de teléfono para ''poder hablar más sobre música''. Yo respondí riéndome y se lo apunté con un boli rojo en el brazo. Mientras lo hacía, podía sentir como no paraba de mirarme.

– ¿Te han dicho alguna vez que pones cara de enfadada cuando escribes?

Levanté la vista y lo único que se me ocurrió cuando vi que se estaba riendo fue pintarle la cara, a lo que él respondió agarrándome los brazos y yo me abalancé hasta que quedamos los dos tumbados en la cama. Seguí intentando pintarle la cara y cuando estábamos demasiado cerca el uno del otro, me aparté y me levanté. Me dio mucho corte.
Alfred siguió tumbado en la cama riéndose de mí y de mi poca fuerza y yo lo miraba mordiéndome los labios, con ganas de tirarle un cojín a la cabeza.

Después de la 'pelea', Alfred se puso a tocar la guitarra mientras yo observaba como lo hacía. La verdad es que tenía algo especial que no había visto nunca, la forma de componer sus canciones era única. Te hipnotizaba. Simplemente me quedé ahí, embobada, poniendo mis ojos en su rostro y en las cuerdas del instrumento. Aitana interrumpió el mini concierto para avisarnos de que podíamos bajar a comer y me dio mucha rabia porque estaba disfrutando muchísimo de aquel momento pero Alfred y yo nos levantamos y nos dirigimos hacia la puerta. Cuando estaba saliendo, él me puso una mano en el hombro para que me detuviera. Me giré y se dispuso a hablar.
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Gracias por leer este capítulo chic@s!! Y por el apoyo que le estáis dando a la historia. Decidme qué os ha parecido y lo que creéis que sucederá en el siguiente capítulo. Pronto viene lo bueno!

Twitter: @MRY_4OT

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