Capítulo 21

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Aitana y yo nos estábamos preparando para ir a ver a Alfred, que trabajaba en la discográfica todo el día. Nos pareció buena idea darle una sorpresa, seguro que la tarde se le haría más amena.

Cuando llegamos preguntamos a un chico muy agradable por Alfred y nos dijo que estaba en la planta baja. Bajamos las escaleras mientras mi prima y yo hablábamos de nuestras cosas. Yo estaba escuchando unas risas cuando vi al chico que me gustaba con una mujer, más o menos de su edad. Cogí a Aitana por el brazo y nos escondimos detrás de una pared para que no nos vieran.

– ¿Quién es esa?

– No tengo ni idea, la verdad. – dijo mi prima espiándoles.

– ¿Y por qué se ríen tanto?

– Amaia...

Asomé la cabeza cuidadosamente para observar aquella situación. Alfred tenía una guitarra entre las manos y la chica estaba sentada justo enfrente de él.

– Parece que se están divirtiendo.

– Ay, Aitana... ¿Qué hago?

– Déjame a mí.

Mi prima salió de nuestro escondite improvisado y se dirigió hacia ellos. Cuando Alfred vio que se aproximaba, le cambió la cara por completo. Como si le hubieran dado una patada en el estómago. Mientras, yo observaba toda la situación.

– Hola Alfred.

– ¡Aitana! ¿Qué haces por aquí?

– Pues venir a verte... hola, soy Aitana, amiga de Alfred. – se dirigió a la chica.

– Raquel, encantada. – se presentó.

– Es la hija de mi productor, sabe mucho de música. – contó Alfred.

– Ya, os habéis hecho buenos amigos. Se os oía reír por toda la discográfica.

Cuando mi prima dijo eso casi me muero. Pero no a malas, sino todo lo contrario. En ese momento estaba amando a Aitana.

– Sí, Alfred es muy gracioso... – dijo Raquel.

Me daban ganas de ir y plantarle un beso en los morros a mi chico para que la mujer se callara la boca, pero quería ver hasta dónde llegaba aquella extraña situación.

– Tú también lo eres. Tienes un humor muy guay.

– Oye, Alfred... tu novia – dijo recalcando las últimas palabras – te está esperando fuera.

– ¿Por qué no ha entrado? – preguntó.

– ¿Tienes novia? – dijo Raquel.

– Sí tiene, se llama Amaia. – respondió mi prima.

Antes de escuchar la respuesta de aquella mujer, me fui de ese sitio. Me estaba produciendo asco contemplar aquel panorama. Mientras caminaba le mandé un mensaje a Aitana para avisar de que me iba.

[...]

– Amaia. – dijo Alfred detrás de la puerta – ¿puedo entrar?

– Sí... – respondí desganada.

Alfred abrió la puerta con la cabeza algo agachada y después la cerró para dirigirse hacia donde estaba yo, en mi cama.

– Oye, te juro que...

– Alfred. – le interrumpí – no tienes que jurar nada, no soy ciega.

– Joder Amaia. No sé lo que estás pensando pero te confundes.

– Te has confundido tú, no soy la típica tía que le da igual todo.

– Yo no me he confundido Amaia.

– ¿Ah, no? pues entonces a lo mejor me he equivocado yo contigo. – dije mientras pasaba el dedo por la sábana.

¿Que no se ha confundido? ¿Entonces qué pasa conmigo? ¿Le importo una mierda? Si él dice que no se ha confundido será porque le gusta la hija de su productor. O más bien, que yo no le gusto, pensé.

Me fui de mi cuarto hacia el baño y me encerré. Lloré todo lo que tenía que llorar y más. Pasé encerrada una hora y media aproximadamente, hasta que Aitana llamó a la puerta.

– Sal de ahí, Alfred se ha ido.

¿Cómo que Alfred se ha ido? ¿Adónde? Lo que faltaba, pensé.

Salí del baño con unas ojeras enormes y la cara hecha un basurero.

– Pero, ¿Cuánto tiempo llevas encerrada?

– No lo sé Aitana... estoy fatal.

– Ya, ya lo veo. ¿Me puedes contar qué os ha pasado?

Le confesé todo a mi prima, con pelos y señales, mientras me limpiaba la cara.

– ¿Dónde se ha ido Alfred? – pregunté.

– No lo sé, pero llevaba todas sus cosas con él. Solo me ha dicho ''adiós'' y se ha marchado.

– ¿Llevaba sus cosas? ¿Se va?

– Amaia, ya se ha ido. ¿Me lo vas a volver a preguntar?

– Pero... ¿A Pamplona?

– No creo, aún tiene mucho trabajo aquí. No te preocupes, estará bien. Habrá ido a algún hotel o...

– ¡Con la chica esa! ¡Seguro que se ha ido con ella! – grité tirando la toalla al suelo.

– Hombre, le acabas de dejar, indirectamente, pero le has dejado.

– No le he dejado, le he dicho que a lo mejor me había equivocado con él...

Aitana me miró afirmando la evidencia y me eché las manos a la cara.

– ¿Por qué seré tan tonta a veces? ¿Y ahora qué hago? Aitana ayúdame, qué horror...

– ¿Pero tú crees de verdad que le guste esa chica? Muy guapa no era, y maja tampoco.

– Pues no... no lo creo. Es que les vi riéndose de esa forma y...

– ¡Amaia! Vuelve al tema. – dijo mi prima mientras me agarraba los brazos.

– Sí, tienes razón.

– Esa chica no le gusta, te lo digo yo. A lo mejor ella está coladita por él y por eso se reía tanto. Pero no mira a nadie como te mira a ti, Amaia.

– ¿A Raquel le gusta Alfred? – me preocupé.

– Amaia, ¿Eso qué más da?

– Vale, vamos a dejar a Raquel apartada del tema. Lo primero es encontrar a Alfred.

– Lo vamos a tener difícil porque Barcelona no es muy pequeña que digamos.

– ¿Y si vamos a la discográfica? A lo mejor está allí.

– Por mirar no perdemos nada.

Mi prima y yo nos dirigimos hacia el lugar de trabajo de Alfred, con esperanzas de encontrarle y poder aclarar todo lo ocurrido. Yo estaba realmente preocupada por lo que pudiera suceder. No sabía si estaba enfadado, decepcionado o cualquier otra cosa. No tenía ni idea de nada, salvo de que la había cagado una vez más.

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¡Hola chic@s! Por fin subo capítulo, perdón por la espera. Muchísimas gracias a todos por los comentarios y el apoyo, es increíble.

Por cierto, me he creado una cuenta de Twitter para poder informaros de los capítulos y demás. También para poder hablar con vosotros y que me contéis cositas. La cuenta es @MRY_4OT (igual que en Wattpad)

Espero que os haya gustado!! Un saludo!

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