ESPECIAL III

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Entro en el departamento con los hombros tensos y una cara de pocos amigos.

Retirando el abrigo de un color blanco hueso, DongHyuck se echó sobre el mullido mueble del departamento y se fundió en el cómo su fuera parte del frio cuero – elección de Jeno.-

Ser maestro parvulario resultaba un calvario cuando los niños tenían berrinches como los de aquel día. Por un momento quiso estrangularse con el papel crepé de las actividades creativas, ese verde para hacer bolitas y pegarlas en las hojas.

Mark se había convertido en un modelo reconocido y apenas se pasaba por el departamento cuando su agenda se llenaba a tope de trabajo, Jeno permanecía en el hospital casi todo el día, era medico titular y muchas veces llegaba con mucho papeleo incluso a casa. No tenía uso que se levantara a hacer una cena que devoraría solo, en una mesa vacía.

Unos leves toques se escucharon en la puerta y la mente fundida de DongHyuck revivió con avidez, levantándose como un tornado para llegar a la entrada y tomar el pomo para abrir la puerta. Su joven vecina permanecía con un bebé somnoliento en brazos, su cabello recogiendo en una coleta desarreglada, la camisa blanca de aeropostale manchada de alguna sustancia verde y un tic nervioso en el ojo que parecía más notorio a cada segundo.

Dios.

DongHyuck era una madre terrible.

"Se olvidó de pasar a ver a Jisung, así que lo traje." Dijo la mujer empujando al niño contra su pecho y dándole la pañalera. Su lenguaje corporal decía claramente huir. Y no la culpaba, Jisung era un niño demasiado malcriado cuando alguien no le agradaba.

"Uhm, gracias por cuidar de mi angelito." Dijo DongHyuck con una sonrisa, la mandíbula de la chica se apretó como si hubiera escuchado la patraña más grande del mundo. Debía buscar una nueva niñera, con más paciencia y menos joven.

La chica se retiró, Jeno le había pagado para que cuidase de Jisung por las mañanas toda la semana, y ya estando viernes parecía razonable que corriera por el pasillo hacia su departamento como alma que lleva el diablo. No, Jisung no era un bebé exactamente angelical.

La historia de cómo ese bebé llegó a los brazos de aquellos tres personajes muy ocupados era algo sorprendente, y le había causado un terrible dolor de cabeza a DongHyuck apenas enterado.

Jeno había tenido una paciente que derivó al ala de oncología hace meses atrás, ella se había empecinado con él. Por la foto que le mostro cuando el bebé pasa llegó, la chica era realmente bonita y joven.

Diagnosticada con leucemia, apenas y pudo soportar los ocho meses de embarazo antes de que Lee Jisung llegara al mundo lardo y delgado y ella partiera de inmediato. La chica, Kang SeulGi, dejó escrita una carta en la que aclaraba que no tenía ningún pariente que pudiese hacerse cargo del hijo que posiblemente no podría cuidar, y que, como muestra de fe y buenos deseos – Jeno le había mencionado que su pareja no podía tener bebés después de algún tiempo encontrándose por el hospital y charlando– dejaba al pequeño Jisung a su cargo, con una familia que lo quisiera lo suficiente para llenar su pérdida.

DongHyuck jamás preguntó si el hijo era de Jeno también, no por devoción ciega ni porque dependiera emocionalmente de él, lo hizo porque al final de cada día era a él y Mark a quienes deseaba con mente y cuerpo. Y porque Jisung merecía una familia, no algo roto.

El niño se relajó en sus brazos y DongHyuck volvió a sentarse en el mueble en posición de indio, mientras lo mecía ligeramente y le cantaba una canción de cuna.



Por la madrugada, el llanto descontrolado del bebé se escuchó en todo el piso y DongHyuck palpó el lado de la cama donde sabía estar Jeno. Frío.

The One I Can't Love [TaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora