JaeMin comía despacio mientras hacia pequeñas muecas con el rostro. El dolor era un estigma presente cada día en ese horrible lugar.
JaeMin era un Alfa de 11 años, era dos años mayor que RenJun y siempre cuidaba del resto de niños allí. Había unos realmente pequeños... A ellos podías escucharlos llorando toda la noche.
Realmente pequeños e inocentes.
"Te duele." Dijo RenJun mientras tocaba su hombro despacio, intentando hacer algo por el contrario.
"No es importante, RenJunie." Sonrió mientras se enderezaba sintiendo sus músculos resentirse.
El nombrado asintió mientras dejaba el hombro de JaeMin. Había estado apoyándose tanto tiempo en el mayor y solo quería devolver el favor. No pudo evitar abrazarlo por la cintura, escondiendo su rostro el su pecho mientras leves hipidos salían entre sus labios.
" Estaba tan asustado." Dijo RenJun con voz estrangulada, recordando como aquella noche igual a las anteriores, se habían llevado a JaeMin a rastras hacia una habitación individual.
"Te iban a llevar RenJun."
"No debiste gritarles... Mira como te dejaron." Lloriqueo separándose y tomando sus codos, mirando los hematomas que se pintaban en la blanca piel de su amigo.
"No importa... Pude salir."
El silencio se hizo profundo mientras RenJun lo miraba sin entender, la naricita roja hizo sonreír a JaeMin que se la apretó con delicadeza.
"Hay una forma de escapar RenJun. Pero debemos apresurarnos porque no se cuanto tiempo más tenga en este lugar."
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Respiró hondo mientras entre sus brazos se removía un delgado cuerpo. Los cabellos teñidos de rubio le hacían cosquillas en la nariz y ponía sentir las manos ajenas delineando sus bíceps.
"Hyung... Hueles tan bien." Dijo el chico mientras causaba fricción en su pantalón, haciéndolo jadear de la emoción.
Sus manos tomaron la pequeña cintura, arrastrándolo más cerca, sintiendo la piel suave y ese delicioso aroma a fresas silvestres y vainilla inundarlo totalmente.
Recostó el cuerpo en el mullido colchón, viendo el infantil rostro de DongYoung en el proceso, con las mejillas sonrojadas y ojos brillantes, el cabello de ese color lo hacia ver como un hada o un ángel, cualquiera de las opciones hacia que el corazón se le acelerara.
Se acercó a besar los belfos rosas, mientras el Omega cerraba los ojos al sentir el tacto del Alfa, posando sus manos en su nuca, subiendo hacia su cabello y repitiendo el proceso.
Las manos de TaeYong bailaron por el cuerpo de DongYoung, sintiendo la inmensa necesidad de tomarlo cuando el olor del Omega hizo tensar sus músculos de manera dolorosa y la cabeza comenzó a dolerle.
"Debes despertar."
Dijo DongYoung mientras lo empujaba hacia atrás, dejando verlo aún extendido en la cama, mientras cerraba los ojos.
"¿Qué?"
El despertador sonó aturdiéndolo mientras abría los ojos pesadamente. Miro hacia su alrededor dándose cuenta de la soledad de su habitación y el desastre en sus sábanas. Su pantalón estaba manchado, lo que lo hizo avergonzarse tremendamente.
Había tenido un sueño húmedo y un orgasmo.
Había soñado con DongYoung.
El olor volvió a invadir sus fosas nasales, esta vez mientras estaba despierto. Parecía más fuerte que cuando llegaba a casa y lo encontraba en la sala o la cocina.
El estómago se le revolvió y se levantó rápido hacia el baño.
Dormir poco y tener tanta tensión en el cuerpo no era exactamente lo más recomendable. Tal vez su cuerpo había respondido así por el simple hecho de que se estaba absteniendo demasiado.
Tal vez debería llamar a Ten; porque después de todo, él le había colgado en un momento demasiado importante de la conversación.
De nuevo el olor de DongYoung llegó hasta el y un gemido ahogado vibro en su garganta. Seguramente el chico estaba pasando por el pasillo o algo parecido.
Tal vez estaba cerca de su celo.
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"DongYoung, tu padre se volvió loco."
Fue lo primero que escucho cuando tomó la llamada de su madre por la tarde, sentado en el sofá mientras el calor lo mantenía sudando. Encendería el aire acondicionado después.
"¿Pasó algo malo?"
Su madre suspiró y la mayoría de sus dudas fueron contestadas. Estaba tan preocupado por RenJun, por su madre... Por el mismo. Su vida cada vez era un caos mayor.
"Apostó el departamento y las cosas... Y también..."
"Mamá, si necesitas quedarte en algún lugar puedo decirle a TaeYong hyung que tu-"
"No Youngie, me quedaré en la casa de mi hermana, en la ciudad siguiente. Dejo tu dirección adjunta para que te llamen si saben algo de RenJun." La voz de la mujer se escucho agotada.
"No quiero que te vayas tan lejos."
"Debo hacerlo DongYoungie, tu padre me está presionando."
"¿Te está pidiendo dinero acaso? Mamá, no debes dárselo." Reprochó el Omega. " Solo se lo gasta en bebidas y apuestas."
"Me está pidiendo tu dirección, mi pequeño." El corazón de DongYoung se paró del susto. Le temblaron las manos de solo pensar que TaeYong pudiera observar algún acto humillante que llevara a cabo su padre.
"P-pero para qué."
"Amor... Mi bebé... Ese hombre es tan malo."
Los sollozos de su madre lo hicieron sentir mal y mareado, una punzada de culpa de formó en su pecho por haberla dejado sola.
"Ya pedí mi traslado a la ciudad de tu tía... Me iré en unas horas."
"Mamá..."
"Te apostó a ti también... No se como tuvo el coraje... Cómo pudo... Cómo se atrevió a hacer una barbaridad como esa."
El dolor se intensificó con la información que le estaba dando en esos instantes y las lágrimas rodaron por sus ojos.
Siempre sería tan indigno para su padre.
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The One I Can't Love [TaeDo]
FanficLee TaeYong, comandante de la policía de Seúl es transferido a una pequeña ciudad lejos de la capital donde se han reportado un incremento alarmante de desapariciones. En medio de su trabajo y adaptarse a su nuevo ambiente, su destino se verá atado...