Capítulo 33

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Capítulo 33

Lo que veían los ojos de _______ era algo para no creer, desde afuera era una montaña sin vida, pero desde que traspasó aquella especie de portal, todo era mágico, arboles de todos los colores y tamaños, plantas gigantes y pequeñas, colores hermosos y brillantes, todo era espectacular.

Caminó por una especie de camino formada por flores de color blanco, miraba hacia todos lados, no quería perderse algún detalle de lo que estaba viendo, pero tampoco podía estar tanto tiempo en aquel lugar, debía concentrarse en buscar aquella dichosa planta.

Algo la detuvo a los pocos minutos de haber entrado a ese lugar, había animales, supuso que todas hembras, jugaban entre ellas, se veía que eran felices en aquel lugar.

—¿Te gusta lo que ves? —Escuchó una voz detrás de ella, era una voz masculina, se giró rápidamente, ahora si tenía mucho miedo. —Creo que hice una pregunta.

—Si me gusta —respondió.

—¿Qué haces en mi territorio? —Aquel hombre comenzó a caminar a su alrededor, ______ podía sentir que él era un ser jamás antes visto, aunque tenía el aspecto de un hombre cualquiera.

—Vine por una planta —Él hombre nuevamente se puso frente a ella, la miró unos cuantos instantes y luego puso una de sus manos en la cabeza de la princesa.

—Entiendo —dijo a los pocos segundos. —Una humana está por morir.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó ______ asombrada.

—Todo estaba en tu cabeza —respondió con simpleza.

—Entonces… ¿Me puedes dar esa planta?

—Debes buscarla tú.

—Pero… no sé por dónde comenzar, este lugar es muy grande.

—Tu instinto te guiará, pero debes darte prisa, esa mujer dará a luz dentro de poco y el padre de tus hijos quiere iniciar una guerra.

Antes de que ella pudiera articular una palabra, aquel hombre desapareció sin dejar rastro, el corazón de ________ se aceleró a más no poder, no podía perder un minuto más, tenía que encontrar aquella planta.
Caminó por muchos metros, incluso kilómetros, la maldita planta no la encontraba, solo veía plantas de otros tipos y colores, pero ninguna parecida a la que vio en aquella imagen, pensaba en sus cachorritos, odiaba estar tanto tiempo separada de ellos.

—Por favor, ayúdame —Pidió en voz alta, era claro que necesitaba la ayuda de aquel hombre, pero él no apareció.

No estaba segura de cuantas horas pasaron con exactitud, pero en la montaña ya estaba oscureciendo, las plantas se comenzaron a iluminar formando algo maravilloso, en ningún lado había oscuridad, todo estaba iluminado, como si fuera de día, pero el cielo estaba oscuro y lleno de estrellas.

—________, mi amor —Escuchó esta vez la voz de otro hombre, Donghae, no podía creer que él estuviera ahí.

—Donghae —susurró al verlo.

—Ven aquí nena, ya no busques más. —dijo extendiendo una de sus manos. —Perdóname por todo lo que dije.

La princesa en ese instante cerró los ojos fuertemente y luego los abrió, Donghae seguía parado frente a ella.

—No eres real, sé perfectamente que ningún hombre puede entrar en esta montaña. —Le dio la espalda y siguió caminando, no podía caer ante aquellas ilusiones o lo que fuera.

Sus piernas ya no daban más, desde que había pisado aquella montaña no se había detenido ni siquiera unos minutos. Se sentó en una roca a descansar y la desesperación la invadió, unas lágrimas comenzaron a caer, quería irse lo más pronto posible, tenía miedo de no poder regresar.

MI PROPIEDAD [terminado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora