11.

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|Liam.

Ya había perdido mi fuerza de voluntad. Si Zayn me pedía que me tirara desde el balcón, probablemente lo pensaría. Desde que entré a la habitación supe que sería un desastre, me dolía cada vez un poco más lo que iba a hacerle. Cada vez que veía su rostro y cada vez que lo besaba, solo era un recordatorio de que nunca podría ser mío. Y de que yo era un maldito asesino.

Si hubiera hecho lo correcto y si yo tuviera un poco más de autocontrol, hubiera salido de la habitación varias horas antes. En vez de quedarme besándolo toda la noche. Zayn se quedó dormido en mi pecho antes del amanecer. Él confiaba plenamente en mí, todo sería tan fácil. Zayn era la presa perfecta; ingenuo, joven y hermoso.

Me di cuenta de que era inteligente en muchos aspectos, pero en estos momentos no estaba siendo muy listo al intentar seducirme de esa manera, si es que lo estaba intentando. Había estado con muchas personas, todos tenían distintas maneras de acercarse a mí... unos eran más sutiles, otros más discretos, pero nunca ninguno tan inocente como Zayn. Eso era lo que me estaba volviendo loco, él no se daba cuenta de lo atractivo que podía ser para mí.

Cuando el sol tocó mi rostro, supe que era hora de irme. Me levanté con cuidado para no despertarlo.

- ¿A dónde vas? - Me preguntó Zayn justo cuando me dirigía a la ventana para salir.

- Ya es hora de irme, cariño. - Me acerqué a él y lo besé en los labios por unos instantes.

- ¿Vas a la preparatoria? - Se levantó de la cama.

- No, no seguiré estudiando cosas que ya sé. – Justo cuando terminé de decirlo, me di cuenta del error. Tenía que ser un idiota para haberle dicho eso, ahora Zayn sabría que no iba a la escuela.

Me miró pensativo, como si estuviese analizando mis palabras, no dejé que hablara y lo tomé por la cintura para besarlo de nuevo. Después me dirigí corriendo a su balcón. Esperé unos segundos a que los guardias cambiaran de posición y entonces salí de su casa sin ser visto una vez más. No me bastaba con sentirme atraído por mi víctima, sino que me sentía tan presionado y a la vez lo deseaba tanto que terminaba diciendo cualquier cosa.

Una simple frase podría arruinar todo el asunto, otro resbalón como esos y me iría muy mal.
El auto estaba estacionado unas cuadras más atrás de su casa, corrí desesperado hasta que me deslicé por los suaves asientos de piel de mi coche y respiré profundo. Cada vez faltaba menos, los días me parecían segundos, y los segundos me parecían instantes insignificantes llenos de tensión y un extraño dolor por perder a Zayn.



|Zayn

Habían pasado casi dos semanas, Liam había dormido conmigo todas las noches, excepto la noche anterior. Esperé y esperé a que llegara hasta la media noche, pero nadie apareció por la ventana.

- ¿Zayn? - Preguntó una voz molesta a lo lejos. - ¡Zayn! - Insistió la voz en un tono más fuerte. Reaccioné y dejé de pensar en la noche anterior, era ese molesto profesor interviniendo en mis pensamientos de nuevo.

- ¿Qué? - Giré los ojos fastidiado y lo miré enojado. Sí, admitía que esa no era la actitud de alguien de 18 años, pero odiaba el encierro y Harry formaba parte de eso.

- ¿Entendiste lo que acabo de decir? - Preguntó con la poca paciencia que le quedaba. - O debería preguntar... ¿Escuchaste algo de lo que dije?

- La verdad no. - Le sonreí deliberadamente haciendo que él se enojara.

- ¿Tienes que comportarte de esta manera justo hoy? Mi paciencia está a punto de explotar, intento no hacerte esto tan aburrido, pero tú simplemente no te esfuerzas. - Se dejó caer en la silla detrás del pequeño escritorio y se llevó las manos a la cabeza, revolviendo sus risos en el proceso.

- Yo... yo, discúlpame... pero estoy desesperado. - Me levanté de mi silla y me senté sobre el escritorio cerca de él. - Mi única distracción era salir todas las mañanas a la escuela, y ahora también me quitaron eso, estoy frustrado de pasar aquí todos mis días y todas mis malditas noches.

- Todos tenemos problemas, tu única obligación es seguir vivo. Tu padre te ama y quiere protegerte, no es tiempo para que tu salgas a conocer el mundo y a correr por ahí si es lo que quieres, no ahora. - Por un momento creí que mi padre se había transformado en el atractivo profesor, él hablaba igual que mi papá.

- ¡Tú no entiendes! Dices esas cosas porque tú puedes salir a la calle cuando quieras, a ti nadie te prohíbe nada. Eres una persona feliz. - Apreté mis dientes para que mi repentina furia pasara más rápido. Harry rió amargamente.

- ¿De verdad parezco una persona feliz? - Preguntó más enojado.

- S...si - El nerviosismo reemplazó a la furia en menos de 3 segundos cuando vi a Harry levantarse y caminar de un lado a otro de la biblioteca.

- No por el hecho de ser libre, significa que soy feliz. Mi familia y yo estamos pasando por un momento difícil y... - No terminó la frase y me miró avergonzado. - Discúlpame Zayn, tú no tienes por qué saber mis problemas. Ahora sentémonos y continuemos con la clase. - Él miraba al piso completamente frustrado.

- No, quiero que me cuentes. - Dije con voz suave. En mi interior me preguntaba qué problemas podría estar pasando mi extraño profesor.

- ¿No aceptas un no por respuesta verdad? - Me preguntó riendo.

- No.

- No es un gran problema. – Harry me miró todavía confundido, pensando si decirme o no. - En realidad... es uno de mis hermanos.

- ¿Tienes hermanos? - Me acomodé en el escritorio listo para escucharlo.

- Si, tiene 24 años y mis padres no están bien desde que se fue de la casa. No terminó la universidad y al parecer está en problemas, mis padres no quieren aceptarlo, pero yo sospecho que anda metido en algo malo. - Él entrelazó sus manos y empezó a golpetear el piso con su pie.

- ¿Y no han intentado buscarlo? - Le pregunté.

- Sí, pero no hemos tenido éxito. Todos sabemos que está bien, es un chico muy inteligente y definitivamente puede arreglárselas solo, pero todos lo extrañamos y tengo un mal presentimiento.

- ¿Cómo se llama? - No conocía a nadie que tuviera 24 años, pero aun así le pregunté para intentar distraerlo.

- Liam. – Contestó mirándome. Yo abrí los ojos un poco alarmado, no podía ser. El Liam que yo conocía tenía 18 años y además...¿Cuántos Liam podría haber en esta ciudad? Miles.

María abrió la puerta ruidosamente, interrumpiéndonos. Traía galletas y leche como todas las mañanas. Después de eso, Harry ya no quiso seguir hablando de su hermano y me obligó a seguir con las clases hasta las 4 de la tarde como todos los días.    

Dangerous & Perfect (Ziam) AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora