22.

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/Liam

Los días siguientes, me vi sumido en una repetitiva rutina. Me despertaba antes de que el sol iluminara la ventana, comía algo, veía televisión, recibía largas y a veces tediosas visitas, volvía a comer y para cuando quería hablar con alguna enfermera o doctor para pedirle información sobre Zayn, ya era noche de nuevo.

Pero una de esas noches, cuando había pocos doctores por el hospital, me levanté de la cama y caminé con extraña lentitud hasta la puerta. Había estado caminando por la habitación para estirarme, pero todavía no podía moverme con normalidad, sentía como si el piso ejerciera fuerza sobre mí, me sentía más pesado. Salí al pasillo y empecé a caminar esperando encontrar a un doctor, si me veían de pie y dispuesto a todo para ver a Zayn, tal vez me dejaran hacerlo. Aquel doctor mencionó que él estaba en otro piso, lo cual era complicado, ya que, al parecer el hospital tenía casi 7 pisos.

Caminé lidiando con la lentitud que tanto me agobiaba, un doctor gordo y corpulento se paró frente a mí. Todo su rostro me decía que debía regresar y dejar de vagabundear sin rumbo por ahí, abrió la boca para decir algo pero lo interrumpí antes de que algún sonido saliese de su boca.

- Antes de que me regrese a mi habitación, tengo que pedirle un favor.

- Si otra persona se vuelve a quejar conmigo sobre la sopa de calamar, juro que...

- No es por ninguna sopa. - Intervine confundido. - Es de suma importancia que vea a... mi amigo. Estuvimos en el mismo accidente.

- ¿Cuál es el nombre de tu amiguito? - Cuestionó fastidiado mientras revolvía un montón de papeles y listas con nombres. Revolvió todavía más papeles cuando le dije el nombre, murmuró cosas que no pude entender y después de unos segundos habló.

- No puedes verlo, si está en el piso número cinco, significa que su estado no es muy conveniente, las visitas están prohibidas ahí.

- Actúan como si fuera a hacerle algún daño, ¡Solo quiero verlo! Puede entrar conmigo si cree que corre algún peligro.

- No se puede, fin de la conversación. – Me miró casi igual de furioso que yo. - Ahora, regresaremos a su habitación antes de que llamé a todo el equipo de enfermeras.

Fácilmente hubiera podido quitarle la lista y ver en que habitación estaba Zayn, pero el gordo era testarudo y se tomaba muy enserio su papel de doctor. Me escoltó hasta la habitación, y una vez que se alejó lo suficiente volví a saltar de la cama. Ahora tenía más información: piso número cinco.

Me oculté de varias enfermeras mientras subía al elevador, un doctor paso frente a mí leyendo una de esas extrañas y largas listas, por un momento pensé que me habían atrapado. Suspiré aliviado cuando noté que no se había dado cuenta de que uno de sus pacientes no estaba donde debería. Entré al quinto piso, una atmósfera fría y neutra reinaba el lugar. Estaba menos iluminado que el resto del hospital. No se escuchaban voces, ni pasos... solo mi ruidosa respiración y aquellos apagados soniditos que retumbaban en mi cabeza cuando desperté.

¿Cuántas habitaciones podía hacer en un piso? Apreté la boca decidido a buscar por cada rincón. Mis ojos se movían con rapidez y agilidad, buscando por cualquier pista o señal. Estaba por entrar a las habitaciones del fondo, pero me detuve al ver a un grupo de guardias cuidando una puerta con posesión. Asomé mi cabeza por el muro con lentitud, ¡Conocía al guardia de cabello largo! Trabajaba para el padre de Zayn. Eso solo quería decir una cosa, él estaba ahí.

- Te conozco. - Dijo una voz cansada y ronca. Giré con ansias y enojo, el padre de Zayn me miraba con seriedad mientras esperaba mi respuesta.

- ¿Qué... hace usted aquí? - Claramente sabía la respuesta, pero los nervios me jugaron una mala pasada.

- Lo que tú no deberías. Arruinaste nuestra pequeña familia, ¡Enamoraste a mi hijo para que escapara contigo! - Exclamó furioso - Y ve como terminó todo, ¡Zayn está a punto de morir! - Me tomó por los hombros y empezó a sacudirme con debilidad. El hombre ni siquiera tenía fuerzas para golpear al sujeto que le había hecho esto a su hijo. Hubiera querido que las tuviera, incluso le permitiría golpearme, lo tenía más que merecido.

- De verdad siento todo esto... - Murmuré con voz ronca. - Haría todo lo posible para que su hijo no se encontrara en ésta situación.

- Lo que no entiendo es... - Se tapó la cara con las manos. Destrozado. - Cómo convenciste a mi hijo de que se fuera contigo y después de todo ¿Cómo te atreves a venir aquí?

- Lo amo. - Contesté sin dudar.

- ¡No me vengas con eso! - Se sentó en el piso mirando a la nada. Parecía al borde de la locura. Sentí tantas ganas de decirle la verdad que apenas pude contener las palabras. Merecía ir a la cárcel, merecía todos los insultos que el padre de Zayn me gritara.

- Los dos terminaron secuestrados por ese grupo de estúpidos. - Susurró absorto en sus pensamientos. - Si hubieran esperado un poco más... tal vez yo hubiera permitido que se vieran. Si hubieran esperado...

Dejó la oración inconclusa y se levantó. Yo seguía petrificado en el mismo lugar, sin poder moverme. Al mismo tiempo, la puerta de la habitación se abrió. Un doctor salió y nos miró confundido.

- ¿Alguna novedad? - Preguntó el señor, ansioso.

- Su hijo acaba de moverse, fue solo un pequeño movimiento con la cabeza, pero significa que pronto estará fuera de peligro. Puede tranquilizarse señor... Y usted jovencito ¿Qué está haciendo aquí? - Me pregunto el doctor.

- Vine... a ver a Zayn.

- Usted no puede estar aquí, acompáñeme de vuelta a su habitación. - Indicó el doctor.

- ¿Nos permite solo un momento? - Cuestionó el padre de Zayn sorpresivamente.

- De acuerdo, esperare en el elevador... - Anunció el doctor con amabilidad mientras se alejaba. Cuando estuvimos solos en el gran pasillo, miré como su expresión facial había cambiado después de la gran noticia. Ahora parecía más... humano.

- Para ser más exactos... ¿Cuánto amas a mi hijo? - Preguntó el hombre mirándome duramente.

- Más de lo que usted cree... Zayn es todo para mí. - Respondí sinceramente.

- ¿Y de verdad te importa su bienestar?

- Todo este tiempo que estuvimos juntos, no busqué otra cosa que no fuera su bienestar. Pero no funcionó... - Murmuré lentamente, haciendo que el odio hacia mí mismo creciera todavía más.

- Claramente no. - Afirmó molesto. El hombre miró al piso y después volvió a mirarme fijamente.

- Aléjate de Zayn. - Articuló con frialdad.

- No. - Respondí al instante.

- Recién acabas de decir que te importaba su bienestar y él no va a estar bien mientras este contigo.

- Zayn no estaría de acuerdo. - Dije convencido. O al menos eso quería demostrar porque había una gran posibilidad de que el señor Malik tuviese razón.

- Zayn es joven. Olvida rápidamente, igual que tú podrás hacerlo. Hay tantos chicos allá afuera. ¿O realmente eres tan egoísta como para arriesgarlo de nuevo con tal de tenerlo junto a ti?

- Si lo soy. - Contesté sinceramente. Esa era la verdad. Quería a Zayn solo para mí.

- Si lo amas... deberías concederle ese pequeño favor. Salir de su vida es lo más inteligente que podrías hacer. ¿No crees que ya le hiciste suficiente daño? Marcaste su vida por completo, será difícil hacer que lo supere. Un secuestro no es cualquier cosa.

- Pero nos amamos. - Repetí confundido mientras miraba a la nada. - No quiero alejarme de él.

- Eres muy joven para saber lo que es el verdadero amor Liam. - Me sorprendí al saber que recordaba mi nombre. - Mi hijo no es para ti. Zayn merece algo mejor, alguien que no le haga daño.

De pronto, me di cuenta de que para él yo era solo eso: "algo". Como una cosa, una bestia que le había hecho daño a su hijo. Todo sonaba con tanta coherencia, ¿Qué hacía yo ahí? ¿Retorciendo el cuchillo en la herida? Era casi estúpido que yo siguiera buscándolo después de todo.

- Pareces un joven inteligente y listo... así que, creo que ya sabes que es lo correcto.

- No se preocupe... - Alcé la cabeza y lo miré con sinceridad. - Su hijo no volverá a verme.


Dangerous & Perfect (Ziam) AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora