III

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"Cuando mi corazón se acelera al verte,
ruego porque tú también puedas escucharlo."

—¿Me estás queriendo decir que Pedro te besó dos veces y tú no hiciste nada? —preguntó Eli, la mejor amiga de Vanessa que compartía apartamento con ella, de brazos cruzados y mirándola fijamente.

—¿Y qué querías que hiciera? —respondió Vanessa con otra pregunta, dejándose caer sobre su cama, frotándose la cara.

—Pues podrías haberle devuelto el beso, aunque fuera en la mejilla —Vanessa la miró frunciendo el ceño —. No me mires así. A pesar de que fuera un beso en la frente y otro en la mejilla, te puedo asegurar que le gustas mucho a ese hombre.

—Pero si ni siquiera lo conoces —dijo ahora Vanessa sentándose al borde de la cama frente a su amiga.

—Con todo lo que me cuentas sobre él, es como si lo conociera —bromeó Eli haciendo sonrojar a Vanessa.

—¿Tú crees de verdad que yo pueda gustarle? —preguntó tímida Vanessa.

—Pues claro, ¿por qué no? Eres una chica preciosa y a él no lo he visto, pero para que te tenga así, debe de ser realmente guapo —y se sentó al lado de Vanessa en la cama.

—Es un hombre guapísimo, para que negarlo —afirmó Vanessa sonriendo como una boba —, pero lo que me atrae de él es su personalidad.

—¿Su personalidad? —preguntó Eli sorprendida alzando una ceja.

—Sí... es un hombre muy natural y muy espontáneo. Es una persona transparente.

—Ya... transparente, pero está bueno —rio Eli y Vanessa le acompañó con una sonora carcajada.

—Ay ya... déjalo ya —y Vanessa le golpeó con un cojín.

—¿Y esas entradas? ¿Vas al teatro? —dijo Eli alcanzando las entradas sobre la cómoda — Espera... ¿Te vas con Pedro al teatro?

—No, no me voy con él. Esperaba que tú vinieras conmigo. Me han dicho que está muy bien y es la última función —comentó Vanessa con mirada suplicante.

—Supongo que no pierdo nada —respondió encogiéndose de hombros —. Lo consideraré un premio por tener que soportarte todo el día hablando de Pedro —y Vanessa volvió a golpearle con el cojín.

—Te compensaré con una buena cena después del teatro. Donde tú quieras, ¿te parece?

—Me parece un trato justo —dijo Eli levantándose para salir de la habitación —. Por cierto, no olvides que Pedro se muere por ti, solo que no te has dado cuenta —Vanessa rodó los ojos y le tiró el cojín —. No sé a qué viene tanta violencia —y cerró la puerta —. ¡Próximamente iremos a un psicólogo! —gritó desde el otro lado.

Durante muchos años, en sus inicios, Pedro se había dedicado exclusivamente al teatro en la compañía Huntington Theatre Company¹ y una de las representaciones con más éxito, en la que él pudo colaborar, 'Milagro en Nápoles'² ofrecía unas contadas reposiciones en la ciudad vecina de Boston. La obra se estrenó en 2009 y ahora, 4 años después, volvía a los teatros y Pedro no dudó ni un segundo en aceptar la propuesta cuando se la hicieron. Además, ahora era la excusa perfecta para que Vanessa lo pudiera ver actuar.

No podía evitar volver a sentir los mismos nervios que sintió entonces en el estreno hacía ya 4 años. A pesar del paso de los años, siempre se ponía muy nervioso antes de actuar, pero aprendió a canalizar esos nervios en forma de energía positiva. Estaba terminando de arreglarse en el camerino cuando uno de sus compañeros de reparto entró.

—Te noto más nervioso de lo que estabas entonces —comentó Gregory apoyándose sobre una de las mesas, cruzándose de brazos, divertido.

—Uno nunca deja de sentir nervios y supongo que eso es bueno —respondió Pedro sentándose para calzarse.

—¿No será que hay algún motivo por el cual estés así? —preguntó curioso su compañero.

—Greg, ¿qué te hace pensar eso? —dijo Pedro frunciendo el ceño.

—Pues que se te nota que estás enamorado y no trates de negármelo —respondió Gregory rápidamente antes de que Pedro le cortara.

—No sé de dónde sacas eso —habló encogiéndose de hombros.

—Como quieras —dijo Greg dándose por vencido —. Por cierto, he visto una chica preciosa en primera fila —y Pedro lo miró fijamente —. Sí, una morenita con gafas y una sudadera muy particular.

—¿Una con un 'minion' con una estrella de mar sobre la cabeza? —preguntó divertido Pedro.

—Sí... ¿cómo lo has sabido?... Un momento. Esa es la chica que te gusta. De otra manera no habrías caído en un detalle así.

—Está bien. Me gusta mucho esa chica. Es camarera en la cafetería a la que voy todos los días. ¿Satisfecho? —dijo Pedro rodando los ojos.

—Sí... aunque la veo un poco joven para ti ¿no?

—No pretendo que la edad sea un impedimento.

—Venga muchachos, que ya es hora —les apresuró Peter, el director de la obra, interrumpiendo la conversación.

—Pienso seguir sonsacándote más información —le amenazó divertido Gregory a Pedro y los dos salieron deprisa, preparados para actuar.

Durante el transcurso de la obra, Pedro y Vanessa no podían dejar de mirarse el uno al otro cada vez que tenían ocasión. Cosa que tanto Gregory como Eli captaron al instante. Aunque ellos no negaban estar interesados en el otro, trataban de quitarle importancia al asunto, como si quisieran ocultar el amor que comenzaban a sentir de manera recíproca, como si ninguno quisiera dar el paso definitivo y poner las cartas sobre la mesa.

—¿Te crees que no me he dado cuenta de que no le quitabas el ojo de encima? —comentó Eli una vez la obra hubo terminado.

—No seas exagerada... —respondió Vanessa levantándose de su asiento, queriendo evadir la conversación.

—Es un hombre guapísimo. No me extraña que estés así —dejó caer Eli, siguiendo a su amiga, caminando hacia la salida del teatro.

—Así, ¿cómo? —Vanessa se cruzó de brazos mirándola.

—Pues completamente loquita por sus huesos, igual que él por ti. No me hagas repetírtelo más veces. Te conozco muy bien y sé que ese tal Pedro te ha golpeado muy fuerte, en el sentido amoroso de la expresión.

—Puede que tengas razón, pero no quiero arriesgarme a que me rechace. No podría soportarlo —dijo algo triste Vanessa.

—¿Prefieres quedarte con la duda de saber si él te corresponde? Piensa que esta puede ser la única oportunidad que tengas para estar con él. No la desaproveches —instintivamente Eli abrazó a su amiga, devolviéndole ésta el abrazo de inmediato.

—Gracias... —susurró Vanessa.

—No las des. Simplemente quiero que seas feliz y aproveches tus oportunidades.

1 (https://www.huntingtontheatre.org)

2 (https://www.huntingtontheatre.org/about/history/2008-2009/The-Miracle-at-Naples/)

Un secreto a voces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora