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-¿Huh? -susurra un tanto asustado al sentir los brazos de Jungkook envolverle con su calor. Se voltea y en esos eternos segundos se arrepiente al sentir sus mejillas concentrarse en calor.

La curiosidad es vencedora finalmente y no puede evitar sentirse sumamente cohibido con lo que está haciendo Jungkook ahora mismo. Sus manos se hallaban entumecidas, tanto que la regadera con la cual alimentaba a las pequeñas flores olvidadas se encontraba ahora tirada a sus pies. No entendía mucho y no estaba tomandole real importancia a que el par de zapatillas que tenía Jimin se estaban empapando completamente.

-J-Jungkook.. -susurra inconscientemente apoyando su frente en el hombro del mayor sin saber muy bien lo que está pasando o que hacer.

Jungkook, por su parte, se hayaba apretando la fina cintura del menor. Era delgado, de apariencia vulnerable a cualquier ojo que captara sus expresiones, tal frágil. Él tampoco sabía muy bien el proposito de su actuar pero sí aseguraba que el menor que tenía en sus brazos necesitaba de protección.

De su protección.

-No te muevas -le dice en un tono un poco frío a diferencia del habitual. Jimin acató su orden, igualmente, manteniendo su cabeza pegada al hombro del mayor.

-¿Q-qué ocurre? -murmura y su voz sale tan dolorosamente suave que Jungkook plantea muy bien el esconder a Jimin en una habitación de cristal para siempre y darle de su cuidado.

Jungkook no le contesta. Su respiración es calmada y se toma su tiempo para olfatear el sutíl perfume que lleva el menor.

Realmente estaba mal, muy mal.

🍃

Los pensamientos no le habían dejado en paz en toda la tarde, las tareas y el frío ya no le habían distraido como antes. Ya no eran algo que le parecía extraño o un hecho que le dejara mal, el simple hecho de pasar trabajando todo el día en vez de esperar pacientemente por una familia ya no le afectaba. Se acostumbraba rapido y el pasar sus días dentro de ese lugar haciendo quehaceres domesticos la mayor parte de su tiempo le distraía en demasia en lo que respectaba a recordar lo que le había ocurrido a sus padres. Aunque de por sí, los sueños no solían dejarle tranquilo por las horas de sueño.

-Vamos come algo, aunque sea -murmura Taehyung con un mohín en sus labios mientras intenta llevar la cuchara de algo muy parecido al puré a su boca como si fuera un niño. Jimin niega, por quinta vez, y aparta suavemente la mano de Taehyung con la cuchara.

-No tengo hambre, Tae.. -responde regalandole una sonrisa un tanto fingida pero tranquilizadora, según Jimin. Taehyung no parece rendirse fácil y bufa mientras frunce el ceño.

-Eso llevas diciendo hace media hora, Jimin -resopla con cansancio mientras aparta un poco el plato y mira al rubio con una ceja alzada-. Dime que está pasando contigo.

Jimin permanece en silencio y decide jugar con los pequeños detalles del suéter que llevaba. Por su mente no pasaba más que la negación ante la interrogante de Taehyung y el cálido abrazo que Jungkook le había regalado. Porque sí, su mente no hayaba consuelo si se refería a pensar en un posible porqué del abrazo.

-No me ocurre nada -trata de convencer ese tono suave que siempre llevaba con él.

Taehyung niega frustrado por la actitud del mayor. Sabía de antemano que Jimin tenía algo y a pesar de sólo compartir menos de una semana junto al rubio había aprendido cada una de sus expresiones, desde aquellas dulces sonrisas brillantes hasta el llanto penoso y esas mejillas tan sonrosadas. No mentiría, se le hacía la persona más tierna que había pisado el orfanato en años pero últimamente su mirada se notaba distante y sus ojos ya no tenían el mismo brillo etéreo y de inocencia que destellaba antes.

Claro estaba que Jungkook le había pedido "amablemente" que cuidara a Jimin, a lo que sin dudarlo dos veces había accedido. Y sí, durante todo el día se había pegado al chico como una goma de mascar. Jimin al principio aceptaba que el menor de los hermanos le acompañara mientras limpiaba su cuarto pero luego de que el castaño de sonrisa cuadrada le pidiera alimentarlo como si fuera un niño se había planteado seriamente en esconderse en un baño por el resto del día.

Ambos chicos permanecen en un cómodo silencio por unos minutos que Jimin los toma como bendicion. No es que no le gustara la compañía de Taehyung, se sentía solo la mayoría del tiempo desde que sus padres ya no estaban, pero era un tanto extraño que el menor le siguiera a todos lados como si fuera un perrito buscando la atención de su dueño.

-Jimin, no estas comiendo como es debido -dice el castaño en tono neutral. Jimin mira al suelo y nuevamente el silencio se apodera del ambiente que ambos habían creado

-Sé que no somos amigos o que no te conozco lo suficiente, pero si sé con certeza cuando alguien está mal. He pasado años conviviendo con niños y hasta adultos que no disfrutan de su vida, Jimin no puedes ocultar muchas cosas; tu rostro refleja mucho sobre tí.

Jimin le mira frunciendo el ceño, él no estaba triste.

Abre su boca para argumentar el porqué tenía ese rostro pero la cierra en el instante donde Jimin mira sobre el hombro de Taehyung y divisa a Jungkook caminando hacia ellos con paso firme y raudo con el rostro serio. Jimin traga saliva sonoramente y eso hace que Taehyung igualmente se voltee confundido para mirar a Jungkook.

-Oh, Jungkookie -dice el castaño levantandose para abrazar tan deliberada y euforicamente a su hermano mayor. Jimin les observa y nota que la expresión de Jungkook al ser abrazado por su menor no es más que una sonrisa contagiosa-. ¿Qué haces aquí, hyung? -inquiere un curioso castaño pegando su mejilla en el brazo de su hermano. Jimin, por su parte les mira desde el banco de la cafetería todo enternecido.

-Debo hablar con Jimin, Taehyung -responde el pelinegro señalando al rubio con la mirada. Taehyung se endereza y le susurra algo al oido.

Jimin sólo se limita a mirar el suelo con las mejillas sonrojadas y un pequeño mohín en sus labios. No levanta la mirada porque sabe que terminará saliendo de allí como el penoso que solía ser.

Porque sí, despues del misterioso abrazo de Jungkook, este se había separado y se marchó como si fuera que nada había pasado en ese momento. Claro estaba que la curiosidad le recorría las venas pero la vergüenza le ganaba y terminaba cediendo a la opción de no preguntar nada.

Los pasos se acercaron poco a poco a su persona y tragó grueso nuevamente cuando vió los zapatos del mayor opacar su campo de visión.

-Jimin, debo hablar contigo.


N/A: Dejamos esto por aqui :v *se van*

So Bad 《Kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora