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-Ya es hora de irnos, Jimin -dice su madre con su típico tono amable y armonioso. Su padre aparece a sus espaldas y le regala una gran sonrisa.

-Adiós.. suerte en su viaje -contesta indiferente, siempre eran los mísmos viajes y despues de todo siempre debía de quedarse solo.

Jimin deseaba que al menos sus padres le regalaran un poco más de tiempo.

-Portate bien, bebé -su madre deposita un pequeño beso en su frente y terminan de despedirse.

Siempre era lo mismo.

Jimin se levanta con la respiración agitada y el sudor perlado que caía en pequeñas gotas por su frente y cuello. Sus ojitos se abren lentamente y se acostumbran a la poca luz de luna que entra por la ventana. Vaya, del susto ni siquiera se había dado cuenta de la ventana que estaba a un lado de la cama.

Los recuerdos de lo que había pasado hace, tal vez, una horas y las palabras que había oido resonaban en su cabeza una y otra vez como una mala película.

Sus manos estaban temblorosas aún y éstas se dirigen directo a sus ojos para frotarse tal cual un pequeño niño. Sólo había sido un sueño, un pequeño sueño que le atormentaría por el resto de la noche al parecer.

Una brisa fresca y leve golpea su rostro y en ese momento se dá cuenta de que la ventana está entreabierta y afuera sólo predominaba la luz de la luna y la fresca brisa invernal. Intenta levantarse pero vuelve a su lugar original al sentir un pesado brazo al rededor de su cintura.

El pánico le recorre y voltea la mirada encontrandose nada más ni nada menos que con su salvador, Jungkook. Quien estaba abrazado y muy placidamente dormido. Con cuidado vuelve a recostarse bien y se voltea provocando que sus ojos se encuentren a la misma altura.

Su respiración era calmada y armoniosa, sus cabellos oscuros como la noche caían en pequeños picos irregulares sobre su frente y ojos, sus labios eran rosados y pequeños. Toda su etérea belleza contrastaba con lo gris del orfanato y eso empezaba a gustarle.

"Era tan simplemente hermoso como la nieve"

Suspirando recuerda lo que había pasado el día anterior y sus mejillas no tardan en tomar color enseguida. De repente aquél simple endredón se le hacía caluroso e incómodo. Jungkook le había propuesto algo de protección a cambio de un favor, mentiría si dijera que no estaba intrigado por tal cosa pero en ese lugar no podía fiarse mucho de los residentes.

A pesar de que Jungkook se veía respetado e imponente no podía confiar en el chico estando apenas dos días dentro del infierno que viviría hasta que alguien llegue para darle algo de amor.

-D-dejame dormir.. -susurra con voz ronca tomandole totalmente desprevenido. Jimin, en su momento de pánico, trató de cerrar sus ojos para pretender sueño pero ya era demasiado tarde. Jungkook le miraba con lo ojos entreabiertos y a la vez alertas a cualquier expresión-. No hagas eso -vuelve a hablar con tono un poco gélido y Jimin abre sus ojitos lentamente con miedo.

Si bien Jungkook se veía tranquilo cuando dormía, pero cuando tenía sus oscuros ojos abiertos Jimin no negaba que le intimidaba mucho.

-Y-yo.. lo siento -murmura un tanto abrumado mientras abre sus pequeños y brillantes ojitos.

Su mirada se encuentra con los ojos entreabiertos del mayor y se siente temblar cuando nota como la luz de la luna contrasta tan perfectamente con su rostro. El silencio de la noche y el canto de las cigarras le abruman y Jimin no puede evitar agradecer que está oscuro para esconder el tierno sonrojo de sus mejillas. Jungkook le miraba en silencio y con expresión seria, parecía querer perforar su alma con aquellas orbes oscuras pero a la vez emanaba una tranquilidad atemorizante.

El silencio les abraza por un momento y Jimin, en todo ese momento, se jacta de que el brazo de Jungkook seguía sobre su cintura, abrazandole con protección. Casi sin querer baja su mirada hacia el brazo del otro y parpadea un tanto atonito porque no quitaba su abrazo. Jimin por un momento piensa que Jungkook está dormido pero cuando nuevamente levanta la mirada sus ojos chocan con los de Jungkook y siente su cuerpo tiembla por completo.

-Duerme, lo necesitas.. -le escucha decir a Jungkook luego de un rato de sostener la mirada y su sonrojo.

El silencio vuelve a ganar y Jimin suspira, todo su cuerpo seguía doliendo por los golpes del día anterior pero un nuevo dolor le traspasa el pecho. Algo le quemaba por dentro y era bueno, muy bueno.

-Y-yo.. -susurra aturdido, sus latidos resonaban en sus oidos y eso le ponia muy nervioso-. G-gracias por lo que hiciste por mí..

Jimin espera una muestra de su respeto al menos pero Jungkook permanece ahí, como una estatua mirandole y escaneandole secretamente. Jimin resopla y parpadea cuando el otro abre su boca para hablar pero sólo suspira.

-No fué nada y ahora duerme, te hará falta.. -suelta finalmente y Jimin siente que el calor que había sentido hace unos segundos se esfumó con el frió. Jungkook había desecho el agarre sobre su cintura y se sentía extraño por alguna razón.

Con las mejillas sonrosadas se voltea y mira el techo gris que les cubre. El frío sigue golpeando su rostro pero no le importa demasiado.

No tenía intenciones de dormir, claro que no. La personalidad de Jungkook era algo que le incomodaba pero a la vez le otorgaba una calidez que nadie en ese misero lugar le entregaba. Aún debía considerar si queria su ayuda también.

La hora del almuerzo había llegado rapido y las pequeñas manos de Jimin se encontraban congeladas luego de lavar el fregadero con agua helada en pleno invierno. Extrañaba su hogar, el calor y los abrazos de su madre.

Deseaba volver a sonreir.

Como desde que había llegado se dirige sólo a una mesa alejada del montón. Su comida es simple, más bien como de carcel. Sólo constaba de puré de patatas y otra sustancia algo espesa de dudosa preparación elavorada.

Se sienta en la medio oxidada banca mientras observa su alrededor buscando a cierta persona, aquél que cuando se había levantado no se encontraba regalandole calor como cuando todo se había calmado. Porque sí, Jungkook había desaparecido cuando sus ojos se habían abierto en la madrugada.

No iba a gastar su tiempo pensando en él, al fin y al cabo le había tratado tan frío como la nieve que caía afuera.

Con pocas ganas lleva algo de puré hacia su boca mientras mueve sus pies con insistencia. Es incomodo estar allí, con muchos niños y jovenes esperando a alguien para que los vengan a rescatar. Tenía miedo, ¿y si nunca se iba de allí?

Come lento y en todo momento no se dá cuenta de la mirada penetrante que le perfora el rostro desde un costado. El castaño ríe bulón y hace una ceña a sus amigos para que le siguieran. Ellos caminan cuales depredadores en la Sabana, los reyes del caos.

Jimin no los nota, come su puré en silencio y trata de no mirar mucho al frente. Los pasos se hoyen cerca y más cerca cada vez.

-Oye.. niño -llaman con rudeza resonando en todo el comedor pero nadie parece inmutarse en lo absoluto. Todo parece normal y Jimin siente desfallecer cuando levanta la mirada y se encuentra con una tetrica sonrisa ladina que le eriza hasta el último vello de su cuerpo-. Te estoy hablando a tí, mocoso.

Sus ojos se encuentran con los ajenos y estos no son brillantes como la luz de la luna, le dá miedo al primer contacto. Al parecer es el mismo chico del primer día.

-¿Ahora no hablas? -inquiere en tono arrogante y ofensivo mientras se cruza de brazos. Jimin lo único que queria era que Jungkook llegase al menos.

El chico se calla y Jimin baja la cabeza rendido, pero el fuerte agarre le impide ver con claridad. Su cuero cabelludo hormiguea cuando siente que sus cabellos son tomados con violencia y nuevamente aquél muchacho se desquita con él sin razón alguna, según logica de Jimin.

Sus ojos pican del dolor y finalmente la lagrima rueda por su mejilla sonrosada.

-Escuchame mocos...

Las lagrimas de dolor no le dejan ver pero la voz resuena en su mente y nunca lo agradeció tanto.

-Dejalo, Taeyong.





Nuevo capp, perdon la tardanza pero llego al fin.

So Bad 《Kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora